El sonido gentil

Todo un m¨²sico Wade Matthews, saxo tenor, soprano, alto, flauta y compositor. Hace ocho a?os que apareci¨® por primera vez en Espa?a, como solista del grupo Madera, y desde entonces ha afianzado su carrera en los campos del jazz y la m¨²sica contempor¨¢nea. Ha comparecido como saxo alto en la gran orquesta de Anthony Braxton, est¨¢ ultimando su obra para el doctorado en composici¨®n y m¨²sica electr¨®nica en la Columbia University de Nueva York y en esta misma semana se ha presentado una de sus piezas para cuatro instrumentos en la Fundaci¨®n Juan March.Contempor¨¢neo y free, Matthews empez¨® en el saxo alto en la estela de Eric Dolphy. Al entrar en el tenor, descubri¨® en s¨ª mismo a un cl¨¢sico. Busca en el tenor el m¨¢s bello de los sonidos y parece estar consigui¨¦ndolo. Es dif¨ªcil etiquetarle, situarle bajo el magisterio de uno u otro cabeza de serie. Al t¨¦rmino, Lester Young -que no su escuela- y la tradici¨®n del blues resuenan en la formulaci¨®n de su sonido de inmensa pulcritud y serena expresividad. Es sobradamente autoconsciente y apuesta por "no sacrificar el sonido a la concepci¨®n vanguardista".

Matthews ha contado con una buena r¨ªtmica para su reaparici¨®n en Madrid. Un amigo de Nueva York, Andy Phillips, pianista de precisa definici¨®n r¨ªtmica; ?ngel Rubio, l¨ªder de Madera; la Big Band del Foro y otras formaciones m¨¢s o me nos estables, en la guitarra; Baldo Mart¨ªnez, contrabajista del maduro grupo gallego Clunia, y Pedro Moreno, un bater¨ªa madrile?o ausente en los ¨²ltimos a?os de la escena del jazz, un ca?ista sensible, de beat seguro y firme al que no se le van las cuentas.

En esta semana ha presentado temas cuya complejidad certifica el buen hacer de cualquier banda. Desde el exaltante vals de Randy Weston, Hifly, hasta los blues conc¨¦ntricos de Thelonius Monk, como I mean you. Temas de Matthews, como Las dos en Canarias y Blues para Mercedes, y contribuciones sustantivas del tambi¨¦n compositor ?ngel Rubio. En una de ellas, Calypso de la viuda, ofrece Maltthews suprema lecci¨®n de su tenor, conservando su sonido y siendo capaz de hacer calypso sin rendir homenaje a Sonny Rollins. En otra de ellas, Pr¨ªncipe del d¨®lar (r¨¦plica al Pr¨ªncipe de la oscuridad que Wayne Shorter dedic¨® a Miles Davis en los. sesenta), aparte del posible desprop¨®sito del t¨ªtulo, se ofrece un inteligente acercamiento par¨®dico al pen¨²ltimo Davis. Al cabo, algo simple: ah¨ª, en el escenario, est¨¢ sonando un quinteto.