Hace falta una izquierda sexual
Desde la condena del sexo oral y de la sodom¨ªa por parte del Tribunal Supremo de Estados Unidos, pasando por las reiteradas condenas vaticanas del derecho al aborto, al divorcio y a la homosexualidad, hasta las draconianas medidas tomadas en Baviera al fichar a los miles de seropositivos del SIDA y el fallido intento del ministro del Interior franc¨¦s para prohibir la Prensa er¨®tica en aquel pa¨ªs, podemos decir que en menos de un a?o estamos asistiendo a una acci¨®n ejemplarista e intimidatoria en materia de libertades personales sin precedentes en la historia reciente de los Estados democr¨¢ticos surgidos tras la Segunda Guerra Mundial.Si bien en nuestro pa¨ªs esta campa?a conservadora se hace notar menos, a pesar de los modelos culturales importados, como Rambo y Estallones varios, la simple irresponsabilidad en acometer adecuadamente el problema del SIDA ser¨ªa suficiente para meternos de lleno en esa espiral de miedos y discriminaciones. N¨®tese que el retroceso que analizamos se agrava m¨¢s en aquellos pa¨ªses donde la izquierda tambi¨¦n retrocede.
Un conjunto de factores explica este proceso. La larga crisis econ¨®mica pone en entredicho la pol¨ªtica de inversi¨®n de fondos estatales para el bienestar social, necesidad que aumenta con el n¨²mero creciente de jubilados y parados, mientras que la demograf¨ªa se halla estancada. La soluci¨®n conservadora que aplican los Gobiernos de la derecha consiste en primar otros gastos y, c¨®mo no, las grandes inversiones armamentistas, a costa del bienestar social, devolviendo, pues, a la familia tradicional una serie de cometidos que hab¨ªa empezado a asumir la Administraci¨®n: mantenimiento de j¨®venes, parados y jubilados, retorno de la mujer a su anterior status de ama de casa, incentivaci¨®n del natalismo y fomento del racismo ante la mano de obra barata llegada del pr¨®ximo Tercer Mundo. Esta recomposici¨®n econ¨®mico-social exige un sost¨¦n ideol¨®gico, un mayor control que siempre proporciona la represi¨®n sexual, y de ah¨ª (aunque sea ¨¦ste un an¨¢lisis muy simple) hay que entender el impulso registrado de toda esta propaganda y medidas reaccionarias. A su vez, esta ofensiva coincide con un cierto agotamiento del american way of life, mientras que, al mismo tiempo, se registra una notable evoluci¨®n hacia el individualismo y la inhibici¨®n pol¨ªtica, la desconfianza hacia las ideolog¨ªas, todo lo cual vac¨ªa la capacidad de contestaci¨®n ante esa serie de medidas que denunciamos.
Tiene uno la impresi¨®n de que estos temas son meros complementos, cotos reservados a algunos pocos o pocas especialistas de partido, pero no asumidos en serio y ausentes de la orden del d¨ªa de los ¨®rganos ejecutivos de la izquierda pol¨ªtica y sindical.
Por otra parte, los nuevos movimientos urbanos (gay, feministas, objetores, pacifistas, ecologistas ... ), m¨¢s sensibles o protagonistas de la defensa de estos valores, nutridos de profesionales y empleados del sector terciario, d¨¦biles en su organizaci¨®n y en creciente crisis, como consecuencia de la falta de salidas pol¨ªticas reales y de un frecuente testimonialismo est¨¦ril, estos movimientos, pues, dif¨ªcilmente van a poder hacer frente a esta regresi¨®n pol¨ªtica y cultural que se avecina.
Aislamiento y apat¨ªa
Esto es as¨ª tanto por el aislamiento de muchos de estos grupos como por la desmovilizaci¨®n social existente y el escu¨¢lido asociacionismo que arrastramos debido al pasado franquismo y a los errores recientes de la izquierda, m¨¢s preocupada a veces en llenar despachos que en desarrollar el tejido social.
En definitiva, nos encontramos ante el umbral de lo que podr¨ªa ser una seria derrota cultural para la izquierda de implantarse en la sociedad el modelo neoconservador que analizamos. No olvidemos que a una derrota cultural suele seguirle, de hecho, la derrota pol¨ªtica, la p¨¦rdida del poder. Si no, piensen en qui¨¦n hegemoniza la cultura nacionalista en Euskadi y en Catalu?a y sabr¨¢n qui¨¦n gobierna all¨ª.
En Catalu?a acaba de ponerse en marcha una interesante campa?a de opini¨®n con el eslogan Ama como quieras. El manifiesto de esta campa?a ha sido firmado por intelectuales, escritores, cantantes, actores, dirigentes pol¨ªticos, todo el arco de la izquierda mayoritaria y numerosas entidades c¨ªvicas, con predominio de grupos de j¨®venes. Todos ellos denuncian la ofensiva conservadora, la ausencia de una verdadera acci¨®n preventiva del SIDA y proponen una serie de medidas alternativas.
Este manifiesto, para no quedar en un gesto m¨¢s, ha cristalizado en una larga serie de ciclos de cine con el mismo eslogan y charlas en varias ciudades del primer y segundo cintur¨®n de Barcelona. En todo caso, ¨¦sta es una iniciativa sin voluntad de mero testimonialismo y con vocaci¨®n de llegar a la poblaci¨®n.
S¨®lo partiendo de objetivos concretos y posibles, tal como nos ha ense?ado el reciente movimiento estudiantil, podr¨¢ recuperarse el maltrecho asociacionismo, tan necesario siempre para articular la sociedad.
No se trata de abandonar la utop¨ªa ni de rebajar la ideolog¨ªa, sino de saberlas traducir en propuestas asequibles, en sintonial con las necesidades reales de la gente. Los discursos abstractos ya no dicen nada a casi nadie, y en el caso de la liberaci¨®n sexual, por ejemplo, hoy m¨¢s bien se confunde trivialmente con el consumo sexual. Pero ahora, en 1987, no solamente corresponde al Movimiento Gay, al feminista y al movimiento juvenil la defensa de las libertades personales; ser¨ªa insuficiente.
Hace falta desarrollar la izquierda sexual; es necesario que la izquierda encabece un movimiento de nuevo signo, no discriminatorio en materia de sexualidad, o en 10 a?os estar¨¢ de moda no tanto el preservativo (que es un amigo higi¨¦nico, permite disfrutar y evita contagios), sino el cintur¨®n de castidad.
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