Lise London
El recuerdo de una pesadilla
Lise London a¨²n rechaza la muerte de su marido, Artur London, el c¨¦lebre autor de La confesi¨®n, ocurrida el pasado noviembre. No han sido s¨®lo los 52 a?os de vida com¨²n, ni los tres hijos. Francesa e hija de espa?oles, comparti¨® con Artur London una transmutaci¨®n ideol¨®gica que les uni¨® m¨¢s que el pegamento. Primero lucharon por Stalin y la revoluci¨®n. Despu¨¦s descubrieron que en el Este las dictaduras no ten¨ªan nada que envidiar, en manipulaci¨®n y crueldad, a las del otro lado del tel¨®n.
Lise London est¨¢ convencida de haber compartido su vida "con un hombre extraordinario". Se conocieron en la URSS cuando ella ten¨ªa 18 a?os y ¨¦l 19. Fue un flechazo, y a los pocos meses, en 1935, empezaron a vivir juntos. "Entonces comenz¨® nuestro matrimonio, aunque los papeles legales vendr¨ªan despu¨¦s". En julio de 1936 abandonaron la Uni¨®n Sovi¨¦tica y se enrolaron en las Brigadas Internacionales de la guerra de Espa?a hasta que, embarazada, tuvo que regresar a Francia. Su siguiente embarazo, cuatro a?os despu¨¦s, le salv¨® la vida. El beb¨¦ naci¨® en la c¨¢rcel, adonde Lise fue a parar por pertenecer a la resistencia. London acab¨® en el campo de concentraci¨®n de Matthausen. Finalizada la guerra, los aliados lo liberaron, y, curiosamente, el haber salido vivo de tan siniestro lugar ser¨ªa aportado a?os despu¨¦s por los servicios secretos sovi¨¦ticos como prueba de su pacto con la CIA.Acabada la c¨¢rcel y la guerra, ambos reanudaron su actividad habitual en el Partido Comunista franc¨¦s, hasta que Artur, enfermo de tuberculosis, se traslad¨® a Suiza para curarse. Restablecido, fue nombrado viceministro de Asuntos Exteriores de Checoslovaquia.
Un d¨ªa de enero de 1951, Artur London se fue a trabajar y ya no volvi¨®. A lo largo de cuatro a?os fue torturado por la polic¨ªa secreta sovi¨¦tica y juzgado por cr¨ªmenes imaginarios. Confes¨® todo lo que le pidieron que confesara y en agradecimiento le perdonaron la vida. En 1964, ya rehabilitado, Artur London cont¨® sus experiencias en las c¨¢rceles checas en el famoso libro La confesi¨®n, que despu¨¦s dar¨ªa origen a la pel¨ªcula del mismo t¨ªtulo, en la que Yves Montand era Artur y Simone Signoret, Lise. Durante el proceso, Lise experiment¨® convulsiones ideol¨®gicas tan terribles como las de su marido, si bien a ritmo distinto, porque ella desconoc¨ªa lo que estaba sucediendo. "Nunca me dijeron por qu¨¦ le hab¨ªan detenido". Removi¨® cielos y tierra, visit¨® todos los despachos y sufri¨® las consecuencias de ser la mujer de "un traidor". Pero ella era entonces la muy ortodoxa camarada Londonova y hasta algunos meses despu¨¦s de la primera confesi¨®n de su marido no se dio cuenta de la farsa. Incluso pidi¨® el divorcio. "Fue terrible no darme cuenta de la verdad hasta que pude leer las actas del juicio". Entonces comprob¨® que la confesi¨®n no casaba con la realidad. "Artur firm¨® cosas que yo sab¨ªa que eran imposibles". Con la ¨ªntima convicci¨®n de su inocencia, anul¨® los tr¨¢mites de divorcio y centr¨® sus fuerzas en sacarle de la c¨¢rcel. Ahora, a los 70 a?os, recuerda: "Lo que me emocion¨® siempre de ¨¦l fue su confianza en el futuro, en el socialismo, y su capacidad para superar la amargura. Nunca fue un hombre resentido".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.