17 familias se organizan para hacer frente a la droga dura en M¨®stoles
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Diecisiete familias unidas por el denominador com¨²n de tener al menos un miembro drogadicto han realizado un llamamiento "a todas las personas sensibilizadas por este problema" con el fin de constituir un frente com¨²n contra la droga, los traficantes y los peristas. Desde hace dos meses se re¨²nen semanalmente para re¨²nen terapias de grupo, pero desde que la muerte por sobredosis visit¨® al hijo de una de ellas han decidido que su voz debe o¨ªrse para buscar soluciones urgentes. "No podemos esperar s¨®lo las del Estado", seg¨²n dice un comunicado.
Eduardo Burgos Infante, 17 a?os, aparec¨ªa muerto con una jeringuilla clavada en la mano el pasado 17 de mayo, en el llamado templo de la droga. As¨ª se conoce a las obras abandonadas de un polideportivo que nunca se lleg¨® a terminar y donde todos los d¨ªas se refugian de ? a 40 chicos para drogarse y pasar la noche. A pocos metros de este lugar fallec¨ªa, ocho d¨ªas despu¨¦s, Miguel ?ngel Dom¨ªnguez, tambi¨¦n de 17 a?os, v¨ªctima de una pu?alada asestada por otro joven de su edad. Estos dos hechos han provocado la reacci¨®n inmediata de unos padres que consideran que su problema es tambi¨¦n la angustia de 4.000 familias m¨¢s de M¨®stoles.Eduardo llevaba a?o y medio atado al caballo. Estaba a la espera de un juicio por robo. Sus padres,Telipe y Elena, fueron de los primeros en acudir a Punto Omega, asociaci¨®n sociocult¨²ral dependiente de C¨¢ritas, "porque no encontr¨¢bamos otra forma de sacar al chaval del atolladero". De este centro de M¨¦stoles ha nacido la llamada a la concienciaci¨®n colectiva.
Juan Ignacio Jim¨¦nez, sacerdote y director de Punto Omega, ha visto llegar en los ¨²ltimos meses familias arruinadas por sus propios hijos y madres desesperadas que prefer¨ªan ver a sus hijos muertos que en ese estado. Juan Ignacio tiene que acudir continuamente al templo o a cuatro sitios similares a buscar al hijo que se escap¨® de casa. "En esos lugares", afirma el sacerdote, "se re¨²nen decenas de chavales para pasar la noche entre jeringuillas. Unos se han- escapado pero a otros les han echado de sus casas". Los m¨¢s peque?os, ni?os de 10 a 12 a?os, tienen su "centro de reuni¨®n" en un antiguo cuartel militar donde empiezan inhalando cola. La mayor¨ªa son casos perdidos porque "ni siquiera su familia quiere saber nada de ellos", dice Juan Ignacio.
Cambio de orientaci¨®n
Hace cuatro a?os que el cura cambi¨® la orientaci¨®n del centro para dedicarlo a la prevenci¨®n y reinserci¨®n de j¨®venes. Todo surgi¨® cuando un grupo de profesores de religi¨®n se empez¨® a preguntar qu¨¦ pasaba con los chicos que desaparec¨ªan del colegio. La respuesta que encontraron es que el fracaso escolar era una de las causas que alimentaba la estad¨ªstica de j¨®venes drogadictos. En 1983 el 18,5% de los j¨®venes de M¨®stoles consum¨ªa droga dura.La primera lista de reivindicaciones de este colectivo incluye la instalaci¨®n de un m¨ªnimo de 10 camas en el hospital de M¨®stoles para desintoxicaci¨®n. Recomiendan no comprar objetos de dudosa procedencia o a peristas "que est¨¢n sacando provecho de la desgracia ajena". Los peristas cambian objetos robados por papelinas e incluso trabajan de encargo. La noche en que desaparecen las ruedas de una docena de coches es que hay un perista que las ha demandado.
En Punto Omega Juan Ignacio ha trabajado ya con 350 j¨®venes. Unos llegaron enganchados y con procesos pendientes y otros pertenec¨ªan a una poblaci¨®n de alto riesgo. El 60%. est¨¢ actualmente reinsertado y trabajando en aquello que aprendi¨® en el centro: electricidad, imprenta, marqueter¨ªa... El otro 40% fall¨® por "f¨¢lta de apoyo familiar, porque no encontr¨® trabajo o porque le volvi¨® a atrapar su anterior amb¨ªente". Cuando se ven con el cura la conversaci¨®n se repite: "?Te acuerdas de ... ? Muri¨® el otro d¨ªa". "Es un goteo continuo", afirma Juan Ignacio, que calcula que el 10% de los j¨®venes drogadictos ha entrado en fase irreversible. Casi 400 j¨®venes morir¨¢n en menos de dos a?os.
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