Ochenta y cinco pianistas de 29 pa¨ªses se disputar¨¢n el Premio Paloma O'Shea
El certamen de piano se celebrar¨¢ en Santander entre el 21 de julio y el 6 de agosto
La novena edici¨®n del Concurso Internacional de Piano de Santander Paloma O'Shea comenzar¨¢ el pr¨®ximo 21 de julio y las pruebas durar¨¢n hasta el 6 de agosto, d¨ªa de clausura y entrega de galardones. M¨¢s de seis millones de pesetas, largas giras de conciertos, grabaciones discogr¨¢ficas y actuaciones con importantes orquestas europeas y norteamericanas -Nacional, RTVE, Ciutat de Barcelona, Sinf¨®nica de Londres, Nacional de B¨¦lgica, Columbia Youth Orchestra:, entre otras- constituyen el activo de los premios principales. El concurso fue presentado ayer en Madrid.
Al acto, celebrado en el sal¨®n Goya del teatro Real, asistieron la presidenta, Paloma O'Shea, y el vicepresidente, Federico Sope?a, adem¨¢s de Nela Rubi?istein, viuda del pianista Arthur Rubinstein. El concurso incluye un premio al mejor int¨¦rprete de Chopin, otorgado por la que durante medio siglo fue esposa de Rubinstein."Los concursos son elemento fundamental en la vida inusical", escribe Alain Paris. Con todo cuanto tienen de "grandeza y servidumbre" resultan ¨²tiles para seleccionar y lanzar los grandes nombres de ma?ana.
Bastar¨¢ citar nombres como los de Arturo Benedetti-Michelangelo, Marta Argherich, Maurizio Pollini, VIadimir Ashkenazy, Van Cliburn, Frederich Gulda, Jorge Demus, Christian Zimmermann, Christian Zachar¨ªas, Mar¨ªa Jo¨¢o Pires, Murray Perahia o nuestros Rafael Orozco y Joaqu¨ªn Ach¨²carro para medir la trascendental funci¨®n que vienen prestando las competiciones musicales.
Bien es verdad que no faltan ocasiones en las que profesionales de prestigio demuestran su capacidad para errar en el juicio. Son legendarios los esc¨¢ndalos en tomo a Dinu Lipati en Viena (1934) o Ivo Pogorelich en Varsovia (1980), al ser rechazados mayoritari¨¢mente por los jurados a pesar de sus valores, que sus vertiginosas carreras se encargaron de demostrar. Excepciones que confirman la regla de lo positivo, pues de otro modo no habr¨ªan levantado ni polvareda internacional ni esc¨¢ndalo.
Hasta 1976, Espa?a figuraba en el mapa de la Federaci¨®n de Concursos Musicales Internacionales, radicada en Ginebra, con dos cert¨¢menes barceloneses ya antiguos: el Francisco Vi?as, de canto, que anda por la 24? edici¨®n, y el Mar¨ªa Canals, de piano y otras -disciplinas, que cumple 33 a?os de vida.
En 1972, Paloma O'Shea -ella misma pianista fuera de ejercicio- cre¨® un concurso nacional en su ciudad, Santander. A partir de 1976 la prueba adquiri¨® car¨¢cter internacional y desde entonces ocupa un puesto en la federaci¨®n.
Pronto el presidente, Marescotti -un experto en la nada f¨¢cita mec¨¢nica de los concursos-, llama la atenci¨®n sobre la calidad y el ambiente del certamen. Acude, la cr¨ªtica nacional en pleno e irriportantes representaciones de la extranjera. Claude Samuel, en Le Matin, de Par¨ªs, sit¨²a el Paloma O'Shea en l¨ªnea con los concursos Chopin, de Varsovia; Reina Elisabeth, de B¨¦lgica; Van Clibum, de Texas, y Chaikovski, de Mosc¨².
Entraron en la escena pian¨ªstica mundial los triunfadores: Nllariaoara Trif¨¢n, Husseyn Sermet, Ranzi Yassa, Josep Colom, Barry Douglas y Hugh Tinney. El descubrimiento m¨¢s sensacional del Paloma O'Shea, Marc Rubenheimer, dotado de verdadero genio, muri¨® tempranamente en accidente a¨¦reo.
Junto a ellos, otros galardona dos cuentan ya en la pian¨ªstica internacional y han conseguido otras altas distinciones: Aguessy, Nicolosi, Cocarelli, Volkov, Atanasiu o Peter Bithell valen como ejemplos.
A la sombra de Rubinstein
Si el concurso de Santander creci¨® en el orden art¨ªstico fue quiz¨¢ porque tambi¨¦n se extendi¨® en el orden social: personas y entida des de Cantabria, Espa?a y el ex tranjero; organismos y fundaciones oficiales y privados escucha ron la llamada que llegaba desde el, Cant¨¢brico.Las orquestas nacionales o agrupaciones de c¨¢mara de tanta calidad como el Tr¨ªo de Madrid o el Cuarteto Chilingirian de Londres aportaron su colaboraci¨®n, en tanto el festival de Santander -otra realizaci¨®n de peso internacional espec¨ªfico- abri¨® sus programas a las pruebas finales y a las actuaciones de los premiados en a?os anteriores.
Este a?o, el concurso P aloma O'Shea discurre a la sombra de Arturo Rubinstein, al cumplirse el centenario de su nacimiento, y presta especial atenci¨®n a la obra pian¨ªstica de Ravel, espa?ol in partibus, en el cincuentenario de su muerte.
Contin¨²a el inter¨¦s por la creaci¨®n de nuestro tiempo, y si en la edici¨®n anterior fue p¨¢gina obligada Cadencia, de Crist¨®bal Halffier, en la presente los concursantes que lleguen a la segunda prueba deber¨¢n tocar Perpetuum mobile, de Gonzalo de Olavide.
Doscientas treinta y ocho inscripciones de pianistas comprendidos entre los 16 y los 31 a?os de edad se recibieron en las oficinas del concurso, en la calle de Hem¨¢n Cortes, de la capital c¨¢ntabra.
El comit¨¦ de selecci¨®n ha admitido a 85 j¨®venes pianistas procedentes de 29 pa¨ªses. El mayor n¨²mero de participantes corresponde a Estados Unidos (13 pianistas); Espa?a presenta 10 Francia, otros 10; el Reino Unido, 8, y Jap¨®n, 6. Por vez primera acuden representantes oficiales de la Rep¨²blica Popular China y repite la Uni¨®n Sovi¨¦tica con dos candidatos.
Alemania Occidental, Argentina, Australia, Austria, B¨¦lgica, Brasil, Bulgaria, Canad¨¢, Corea del Sur, Cuba, Checoslovaquia, Filipinas, Hungr¨ªa, Grecia, Indonesia, Israel, Italia, Polonia, Portugal, Ruman¨ªa, Suecia y Yugoslavia completan el ¨ªndice de nacionalidades.
Una obra contempor¨¢nea
Seis premios generales, dotados con cantidades que van desde 1.600.000 pesetas a 200.000, se prolongan con seis galardones especializados: al mejor int¨¦rprete de Chopin (Premio Rubinstein), al de m¨²sica espa?ola, al espa?ol mejor clasificado, al mejor pianista en m¨²sica de c¨¢mara, al int¨¦rprete m¨¢s destacado de la obra contempor¨¢nea obligada (la escrita por Olavide -a petici¨®n del concurso) y a un joven de talento prometedor.Existen tambi¨¦n b¨®lsas de viaje y diplomas para cuantos superen la segunda eliminatoria y no queden seleccionados para la final.
La final¨ªsima, con conciertos para piano y orquesta de Beethoven, Chopin, Schumann, Liszt, Brahms, Prokofiev, Ravel y Bartok, ser¨¢ dirigida por Jes¨²s L¨®pez Cobos, al frente de la Orquesta Nacional, y transmitida por RTVE. El Premio Paloma O'Shea no termina con la entrega de la medalla de oro y la prometida cantidad en met¨¢lico, pues el vencedor disfrutar¨¢ de una gira de m¨¢s de 70 actuaciones en Europa y Am¨¦rica, con lo que se cumple la aseveraci¨®n de Rubinstein: "Los concursos deben ser olvidados y el pianista ha de encontrarse a s¨ª misino". Se hace en la sala de conciertos, y los premios Paloma O'Shea facilitan el acceso -no siempre f¨¢cil- a ellas.
Dentro de dos o tres a?os el ganador se convertir¨¢ en estrella con brillo propio y la profesionalidad habr¨¢ superado la mera competitividad. Uno o m¨¢s piani stas estar¨¢n instalados en la historia.
El concurso internacional de Santander es, sin duda, uno de los m¨¢s ¨²tiles de cuantos pululan a trav¨¦s del mundo.
No se conforma con el resplandor de un d¨ªa; aspira a la conquista de prestigios reales y perdurables. Para ello cuenta con la cobertura de la Fundaci¨®n Alb¨¦niz, la colaboraci¨®n de tantas personas y entidades -cuya enumeraci¨®n ser¨ªa interminable- y la organizaci¨®n, los a?os sin concurso, ya que ¨¦ste tiene periodicidad trienal, de interesantes cursos a cargo de primer¨ªsimos profesores de aqu¨ª y de fuera de aqu¨ª: Frager, Badur¨¢ Skoda, Carra, Ach¨²carro, Soriano, Espinosa.
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