Autonom¨ªa, progresismo e izquierda
Una pregunta. que con frecuencia, y no sin cierta perplejidad, se hace la gente es qu¨¦ cosa sea la comunidad aut¨®noma,de Madrid. Utilizo el sea en lugar del es por lo que la cuesti¨®n lleva de hip¨®tesis y no de realidad.La formulaci¨®n m¨¢s brillante que el poder ha acu?ado para dar fe de vida de la autonom¨ªa madrile?a ha sido una frase con tosca evidencia de Perogrullo, pero sin la sutileza ni la sabidur¨ªa popular que toda verdad de Perogrullo encierra. La expresi¨®n "vivimos en comunidad" es muestra de indigencia conceptual y de orfandad te¨®rica; es una redundancia que ni siquiera es v¨¢lida como figura ret¨®rica.
Vivir, por s¨ª solo, es ya un acto comunitario, sin que ello implique un modelo de sociedad o de Estado. Se vive en comunidad en el bar, en la oficina o en la cola del autob¨²s. Como aquellos grupos de gentes a los que la historia cogi¨®, a contrapi¨¦ o a destiempo, el partido en el poder hoy ha llegado a la decadencia sin haber pasado por la etapa hist¨®rica del esplendor.
Uno est¨¢ tentado, a la vista de lo que el PSOE parece entender por autonom¨ªa, de explicarse la madrile?a por dos principios de naturaleza contradictoria: uno f¨ªsico y otro teol¨®gico. El primero se refiere a la condici¨®n m¨®vil y vers¨¢til de algunos cuerpos que adoptan la forma del recipiente que los contiene. Al no estar determinados ni continente ni contenidos, la comunidad aut¨®noma de Madrid es un concepto abstracto, invisible, vagamente geogr¨¢fico, y nada m¨¢s. El otro principio, el teol¨®gico, alude directamente a la fe y, por tanto, es de naturaleza dogm¨¢tica: creer lo que no vimos.
As¨ª que, despu¨¦s de cuatro a?os de simulacro de gobiernon aut¨®nomo, todav¨ªa nos preguntamos, dejando a un lado la teor¨ªa teoc¨¦ntrica del poder que sustenta el PSOE, qu¨¦ cosa es la comunidad aut¨®noma de Madrid; cu¨¢l es su raz¨®n hist¨®rica; cu¨¢les sus competencias; de d¨®nde proceden sus se?as diferenciadoras. Nos preguntamos, en suma, cu¨¢l es su identidad. Y la verdad es que no debiera ser tan dif¨ªcil llegar a una conclusi¨®n. Bastar¨ªa con volver la vista a Antonio Machado y recordar sus versos "?Madrid, Madrid! ?Qu¨¦ bien tu nombre suena, / rompeolas de todas las Espa?as!", para concluir que la historia de Madrid es una historia doble de integraci¨®n y de resistencia. "Rompeolas de todas las Espa?as" es un verso emblem¨¢tico que resume no s¨®lo una gesta, sino la naturaleza de gran placenta, acogedora y solidaria, que configura la fisonom¨ªa espiritual de Madrid.
El "no pasar¨¢n", lema universal de la resistencia, fue un grito insurgente, necesario para la ¨¦pica de la supervivencia. Mas por Madrid pasa todo el mundo. Pasa y se queda. Frente a sucesos adversos, Madrid tiene temple de resistente; para asumir cualquier tipo de incitaci¨®n cultural, le llegue de donde le llegue, Madrid tiene moral hospitalaria y amplitud de encrucijadas. Madrid es un gran cruce de caminos. En este lugar, pues, de tr¨¢nsito y de s¨ªntesis, se asienta el proyecto de Madrid como comunidad aut¨®noma, pues la autonom¨ªa madrile?a sigue siendo un proyecto inconcluso y difuminado, una ficci¨®n, que el CDS se propone rescatar de las sombras.
El CDS es un partido progresista, aunque desde el desconcierto ideol¨®gico del PSOE o desde el inocente tactismo de trastienda de librer¨ªa (sevillana) se le quiere meter en el saco de la derecha. Soy consciente de que decir progresista no es decir mucho. Progresista se proclama hasta el PSOE desde lo irreversible de su deslumbrante esquizofrenia, la que media entre el significado de su nombre y la biografla conservadora que, a conciencia y a pulso, se han construido en los ¨²ltimos tiempos.
Definir un concepto
Para que se sepa d¨®nde est¨¢ el progresismo ret¨®rico que cualquier partido conservador, incluido el PSOE, tiene que defender por cuestiones de buen gusto y d¨®nde el progresismo avanzado, voy a definir el que propugna el CDS. Somos progresistas porque tenemos un concepto evolucionista de la historia y porque creemos en las fuerzas sociales que la van transformando, a despecho del catastrofismo que, so capa de realidades objetivas, el PSOE ha tra¨ªdo a la pol¨ªtica espa?ola; somos progresistas porque asumimos la actitud moral e impulsamos las conquistas sociales que, a lo largo de los siglos, han arrancado las fuerzas.gen¨¦ricamente designadas como izquierda. Esta circunstancia, a lo mejor al PSOE le parece una heterodoxia, abuso de confianza o utopismo peligroso. Y somos progresistas porque, sin concesiones ni juego de manos, defendemos las libertades pol¨ªticas como otra conquista que no puede dar marcha atr¨¢s.
No es infrecuente, incluso en la historia moderna, que la voracidad centralizadora y omnicomprensiva del Estado reduzca, cuestione y tutele las libertades del individuo. Ser¨ªa conveniente que el PSOE nos garantizase que no est¨¢ a punto de caer, o ha ca¨ªdo ya, en esta tentaci¨®n totalitaria que yo me atrever¨ªa a llamar "perversi¨®n de la democracia".
El concepto de Estado que tiene el CDS se basa en esta idea descentralizadora del poder y se podr¨ªa resumir en una f¨®rmula que al PSOE le debe de parecer, dada su tendencia a concentrar f¨¦rreamente los aparatos de poder, como exponente de un inadmisible izquierdismo. Dec¨ªa P¨ª y Margall: "La unidad est¨¢ en la existencia de unos mismos poderes para cada orden de intereses, no en la absorci¨®n de todos los intereses por un solo poder. As¨ª como, partiendo de este principio, se puede sin violencia llegar a recoger en un haz a la humanidad entera, partiendo de lo contrario no se llegar¨¢ jam¨¢s, ni aun dentro de cada naci¨®n, a sofocar las protestas de las provincias ni de los pueblos. No ser¨¢ s¨®lo el individuo el que reivindique eternamente su autonom¨ªa, reivindicar¨¢n la suya todos los grupos sociales y no faltar¨¢n, en tanto que la alcancen, ni causas de anarqu¨ªa ni g¨¦rmenes de guerra".
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