Harris acab¨® con 10 a?os de imbatibilidad de Moses
Cuarenta y siete segundos y cincuenta y seis cent¨¦simas, lo que dur¨® la carrera de 400 metros vallas, fueron suficientes para que la reuni¨®n de Madrid pasara, desde ayer, a la historia del atletismo. Va a hacer ya 10 a?os, el 26 de agosto de 1977 en Berl¨ªn, que el estadounidense Edwin Moses perd¨ªa su ¨²ltima carrera. Han sido 122 consecutivas sin conocer la derrota. El estadio de Vallerhermoso quedar¨¢ grabado a fuego en las mentes de Moses y Danny Harris. Para el primero, porque all¨ª vivi¨® el momento m¨¢s amargo como atleta; para el segundo, porque acab¨® con la imbatibilidad de un hombre que dos d¨ªas antes manifestaba: "Jam¨¢s me he planteado la posibilidad de que nadie me gane".
Cuando Harris lleg¨® el mi¨¦rcoles a Madrid y los organizadores de la reuni¨®n le comunicaron que iba a tener a Moses como rival, coment¨®: "Si s¨¦ que est¨¢ ¨¦l os pido m¨¢s dinero, porque le voy a ganar". Harris hab¨ªa aceptado, y lo dio por bueno, correr en Madrid por 250.000 pesetas; Moses, por dos millones. La diferencia quiz¨¢ fuera excesiva, porque Harris era, al fin y al cabo, el ¨²nico hombre del mundo, junto con su compatriota Phillips, que amenazaba su reinado.Ya en los Juegos Ol¨ªmpicos de Los ?ngeles 84 le hab¨ªa puesto en aprietos, pero m¨¢s por errores de Moses que por m¨¦ritos propios. Desde entonces no se enfrentaban. Los dos mostraban nerviosismo ayer, antes de enfrentarse, sin que hubiera, aparentemente, motivos para ello. Moses ten¨ªa la seguridad de saberse el mejor, y Harris, la tranquilidad de que no ten¨ªa nada que perder. Pero tres a?os sin verse las caras en las pistas, sabiendo que Moses no hab¨ªa mejorado sus marcas anteriores, y Harris, en cambio, s¨ª, eran motivos suficientes para que ambos recelasen que sucediera lo que luego pas¨®.
Dos calles detr¨¢s
Moses sali¨® dos calles por delante de Harris. ?ste ten¨ªa, por tanto, la ventaja, porque su rival le serv¨ªa de referencia. Las diferencias entre ambos se .mantuvieron 100 metros. Era lo previsto. Las 12.000 gargantas que llenaron Vallehermoso comenzaron a enmudecer a los 200 metros, porque en la segunda curva Harris ya casi hab¨ªa ganado la compensaci¨®n. Moses, no obstante, llevaba bien la carrera: 13 zancadas entre valla y valla. Su mejor t¨¦cnica le llev¨® a volver a establecer la diferencia en la tercera curva, a los 300 metros, pero Harris segu¨ªa progresando, tanto que ataca ron la ¨²ltima valla con m¨ªnima ventaja para Moses. Cuando volvieron a establecer contacto con el suelo, el pie de Harris pis¨® primero. Moses perdi¨® unas cent¨¦simas preciosas al derribarla; calcul¨® mal porque iba atosigado por un joven de 21 a?os, que iba a realizar su mejor marca personal.Harris ganaba. Moses estaba derrotado. Trece cent¨¦simas les separaron. Vallehermoso no quiso ser testigo de la ca¨ªda del ¨ªdolo y lanz¨® a los vientos su nombre. ?l fue quien dio la vuelta de honor entre la m¨¢s clamorosa ovaci¨®n que jam¨¢s se haya escuchado en un estadio espa?ol, mientras Harris comentaba en la pista: "Es el d¨ªa m¨¢s feliz de mi vida". Moses, minutos despu¨¦s, ca¨ªa hundido sobre el c¨¦sped. A su lado, s¨®lo entrenador y su masajista. "Es el momento m¨¢s duro que jam¨¢s haya vivido Edwin", comentaban. Moses ten¨ªa la mirada perdida; entornaba los Ojos y suspiraba. S¨®lo se le o¨ªa entre susurros: "La pr¨®xima vez podr¨¦ ganarle".
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