El Gobierno niega que los ceses de Feo y Eduardo Serra anticipen una crisis
Julio Feo y Eduardo Serra, dos hombres claves al servicio del Gobierno socialista, abandonan sus puestos tras haberse convencido de que sin una vinculaci¨®n mas estrecha con el PSOE tienen escasas perspectivas de promoci¨®n en sus respectivas carreras p¨²blicas. El Gobierno, que considera "f¨¢cilmente sustituibles" a uno y otro, niega que ambas dimisiones impliquen una crisis pol¨ªtica o sean el pr¨®logo de un pr¨®ximo cambio de Gobierno. Mientras tanto, los dos protagonistas alegan cansancio y aburrimiento como razones esenciales de sus respectivas renuncias.
Amigos ¨ªntimos y colaboradores de Julio Feo y Eduardo Serra, as¨ª como alg¨²n miembro del Gobierno y los propios interesados, aseguran que las razones hay que buscarlas adem¨¢s en la nostalgia de la libertad personal, el anonimato y el mayor dinero que puede producirles el ejercicio de la actividad privada, y en una cierta frustraci¨®n de no ver factible a corto plazo una mayor relevancia en su vida p¨²blica.La carrera pol¨ªtica de los dos altos cargos ha estado sustentada casi exclusivamente en el apoyo y la confianza que les han brindado sus jefes directos. Julio Feo, en concreto, carece de cargos org¨¢nicos en el partido y no pertenece a ninguna de las familias socialistas: guerristas, leguinistas, ugetistas, etc¨¦tera. Su influencia en el PSOE ha estado ligada en los ¨²ltimos 10 a?os a la persona de Felipe Gonz¨¢lez, primero en su etapa de jefe de la oposici¨®n y despu¨¦s como presidente del Gobierno.
Refugio electoral
Felipe Gonz¨¢lez, que incluso se refugi¨® en casa de Feo durante la crucial jornada de las elecciones de 1982 -huyendo de los periodistas-, le design¨® como titular de su secretar¨ªa en el primer Gobierno socialista. Feo se convirti¨® as¨ª en el hombre de absoluta confianza de Gonz¨¢lez. Durante a?os gobern¨® su agenda, prepar¨® sus viajes y realiz¨® misiones de especial delicadeza encomendadas directamente por el presidente.Ha sido un personaje clave para tener acceso al jefe del Gobierno, con el que despachaba habitualmente, influencia que contrasta con la de algunos ministros, que s¨®lo ven al presidente en las reuniones semanales del Gobierno y en alg¨²n acto oficial.
Sin afiliaci¨®n al PSOE
El caso de Eduardo Serra, un abogado del Estado que lleg¨® al Ministerio de Defensa de la mano del ministro centrista Alberto Oliart en el Gobierno de UCD y que ha sido mantenido por el Gobierno socialista, tiene ciertas similitudes con el de Julio Feo. Sostenido por Narc¨ªs Serra -un ministro con gran peso espec¨ªfico en el Gobierno, Eduardo Serra ha podido desempe?ar la secretar¨ªa de Estado de Defensa sin estar afiliado al PSOE.La falta de respaldos dentro del partido explica que algunos sectores del PSOE se apresuren a quitar hierro a estos ceses: "Su marcha, pol¨ªticamente hablando, no tiene importancia", seg¨²n un alto cargo de Moncloa, que a?ade: "Esto no es una crisis". Significados guerristas no pueden ocultar cierta satisfacci¨®n por su marcha: "A enemigo que huye, puente de plata", afirma uno de los asesores de Alfonso Guerra.
Escasa relevancia
Estas mismas personas niegan que Feo haya desempe?ado un papel capital en las campa?as electorales del PSOE: "En 1977 s¨ª trabaj¨® bastante; desde entonces ha figurado junto al presidente y ha coordinado algunos de sus actos; pero de ah¨ª a que ¨¦l sea el art¨ªfice de los ¨¦xitos electorales del partido media un abismo".Un ministro del actual Gabinete resalta, por su parte, la escasa trascendencia pol¨ªtica del relevo de Eduardo Serra. "Las competencias de la Secretar¨ªa de Estado de Defensa son esencialeninte t¨¦cnicas: discusiones sobre armamento, equipamiento de los ej¨¦rcitos, etc¨¦tera. Las decisiones pol¨ªticas, incluso en el ¨¢mbito de ese ministerio, est¨¢n mucho m¨¢s en manos del ministro o del subsecretario".
El cese del secretario de Estado de Defensa, seg¨²n estas fuentes, tardar¨¢ varias semanas en hacerse efectivo. "Desde luego, no antes de la reuni¨®n del Grupo Independiente Europeo de Programas (programas industriales de armamento de la OTAN) que se celebrar¨¢ a finales del mes de junio en Sevilla y que estar¨¢ presidido por el propio Eduardo Serra".
Tambi¨¦n a finales de junio aparecer¨¢ en el Bolet¨ªn Oficial del Estado el cese de Julio Feo, que, sin embargo, ya ha dejado el despacho. "Creo que es una buena muestra de que estos relevos se producen de forma amigable y a petici¨®n de los cesantes", a?ade el ministro, sumamente interesado en descartar cualquier crisis del Gabinete.
Personas muy ligadas a Julio Feo afirman que ¨¦ste estaba harto de aguantar horas y horas en su despacho, sin un cometido espec¨ªfico, como si fuera un bombero de guardia a la espera de un incendio.
Adem¨¢s, a?aden estas fuentes, "Julio no ha tenido poder, sino influencia, que no es lo mismo". "Un consejero de una autonom¨ªa, que es un cargo mucho menos relevante que el de Julio y que dificilmente llega a despachar con Felipe Gonz¨¢lez, tiene una labor concreta y puede hacer y deshacer con mucha libertad sobre los presupuestos o competencias de su cargo. Tiene poder. Julio, por el contrario, ten¨ªa que contar con la voluntad del presidente para cualquier actuaci¨®n importante".
Las misiones delicadas que le encomend¨® Felipe Gonz¨¢lez (intermediaci¨®n entre la guerrilla colombiana y el presidente Belisario Betancur; b¨²squeda de pa¨ªses que acojan a etarras expulsados de Francia, o preparaci¨®n del establecimiento de relaciones con Israel) han sido momentos estelares para Julio Feo, pero no han constituido una labor lo suficientemente continuada como para disipar su sensaci¨®n de rutina y aburrimiento.
Esas grandes operaciones ya no justificar¨ªan, seg¨²n distintas fuentes, el inter¨¦s de Feo por seguir al lado de un presidente que conf¨ªa cada vez m¨¢s en otras personas: Javier Solana (para las relaciones pol¨ªticas y sociales), Juan Antonio Y¨¢?ez (para las relaciones exteriores), Ana Navarro (para la secretar¨ªa presidencial) y los asesores de Guerra, para los asuntos cotidianos. En palabras de un amigo de Feo, ¨¦ste ha podido sentirse como "una esposa desatendida".
B¨²squeda del tiempo perdido
Julio Feo tambi¨¦n se ha dado cuenta de que tiene 50 a?os, explica un compa?ero de las partidas de mus del secretario general de Presidencia; se siente todav¨ªa con muchas energ¨ªas, y no quiere que se le escape la vida sin hacer un mont¨®n de cosas. Quiere retornar plenamente a una vida privada y profesional que en los ¨²ltimos a?os ha estado postergada.Estos planteamientos son tambi¨¦n aplicables a Eduardo Serra, aunque es algo m¨¢s joven que Julio Feo. El secretario de Estado de Defensa tiene muy claro que sin carn¨¦ de un partido, y no est¨¢ dispuesto a afiliarse a ninguno, no va a llegar nunca m¨¢s alto de su actual cargo.
El posible desencanto de Julio Feo porque el presidente se hubiese echado atr¨¢s en su primitiva oferta de nombrarle presidente del Consejo Superior de Deportes es apuntado por m¨²ltiples fuentes como una de las causas de su actual dimisi¨®n. El Gobierno y el propio interesado niegan esta interpretaci¨®n.
Un miembro del Ejecutivo explica que la decisi¨®n de no nombrar a Feo fue colectiva y no atribuible a ning¨²n ministro en concreto. "Se debi¨® a que preferimos para tal puesto a una persona como Javier G¨®mez Navarro, cuya experiencia respond¨ªa mejor al perfil profesional que quer¨ªamos -un gestor empresarial del sector del ocio y el turismo- para presidir el Consejo Superior de Deportes".
Una ilusi¨®n de un mes
Las nuevas responsabilidades que se le atribuyeron posteriormente a Feo, especialmente en materia de seguridad e informaci¨®n, le ilusionaron de nuevo durante cuatro semanas, seg¨²n un amigo suyo. "Pronto se dio cuenta de que el cargo no era lo que ¨¦l cre¨ªa", a?ade esta fuente. "En los voluminosos informes que recib¨ªa a diario hab¨ªa m¨²ltiples estudios te¨®ricos de catedr¨¢ticos sobre temas como el terrorismo en la cuenca del Mediterraneo, pero no contienen informaciones concretas sobre el paradero de Txomin, por ejemplo, que son las que de verdad le interesaban a Julio".No est¨¢ decidido, seg¨²n fuentes de la Moncloa, la sustituci¨®n de Feo. Se barajan dos hip¨®tesis: no cubrir el puesto o bien distribuir sus funciones entre el ministro portavoz del Gobierno y el equipo de asesores de la Presidencia.
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