Hilari¨®n Capucci: "Demasiado sufrimiento puede conducir al terrorismo
Hilari¨®n Capucci sigue sinti¨¦ndose preso 10 a?os despu¨¦s de haber sido liberado por Israel, donde estuvo encarcelado tres a?os y medio, condenado por terrorismo propalestino. Su condici¨®n de arzobispo de Jerusal¨¦n dio especial relieve a su caso. Con su puesta en libertad vino tambi¨¦n su exilio: el compromiso de que no volver¨ªa a Oriente Pr¨®ximo.
"Salgo de una c¨¢rcel peque?a para ir a una mayor", declar¨® entonces. Y todo el globo se ha convertido en un gran presidio para este hombre al que "muralla muy altas" separan de su pa¨ªs."He dejado lejos una patria, amigos, la Iglesia oriental a la que pertenezco. La muerte es la separaci¨®n de las cosas que son queridas para el hombre, y lo que m¨¢s quiero es mi patria porque el hombre s¨®lo vive dignamente en su patria", afirma Capucci. Entonces recuerda que no pudo acudir al funeral de su madre, que muri¨® ciega "de tanto llorar".
Capucci habla con dolor, pero sin odio. Pausadamente, reflexionando. Su mesura es fruto de un gran esfuerzo de contenci¨®n. Su apariencia serena es la de un volc¨¢n que en cualquier momento se puede poner en erupci¨®n. El arzobispo de Jerusal¨¦n se niega a contestar a preguntas pol¨ªticas, aunque es dif¨ªcil establecer las lindes entre lo pol¨ªtico y lo puramente humanitario de su compromiso con la causa palestina, que tiene en este sirio melquita de Aleppo a uno de sus defensores m¨¢s vehementes.
"El exiliado es un hombre que sufre", afirma el obispo. Aunque como cristiano cree en el valor del sufrimiento y asegura que "no hay resurrecci¨®n sin calvario", considera, sin embargo, que "demasiado sufrimiento conduce a la desesperaci¨®n y, en ¨²ltimo extremo, al terrorismo". Y Capucci hace un signo inequ¨ªvoco de rechazo cuando pronuncia esa palabra. Se esfuerza en dejar claro que se opone al terrorismo, fen¨®meno al que califica de c¨¢ncer de nuestro mundo y que diferencia de la resistencia.
El derecho a la resistencia
"La resistencia es un derecho admitido por las leyes internacionales y por la ONU, y para nosotros, un deber de conciencia", asevera levantando ligeramente la voz y acerc¨¢ndose a su interlocutor como para cerciorarse de que lo deja todo claro. El arzobispo de Jerusal¨¦n prefiere la f¨®rmula de la resistencia pac¨ªfica, pero acepta la lucha armada cuando se presenta como ¨²nica alternativa. "Se trata de autodefensa", matiza, y a¨²n precisa m¨¢s: debe estar limitada "al interior de los territorios ocupados y s¨®lo contra objetivos militares, nunca contra civiles inocentes".Capucci insiste en que "la ¨²nica forma de acabar con el terrorismo es eliminar sus causas", en este caso "el sufrimiento del pueblo palestino". Y eso exige "hacer justicia en el plano moral y en el geogr¨¢fico". El arzobispo tiene una lista de m¨ªnimos: moralmente, la consideraci¨®n de los palestinos "no como refugiados, sino como pueblo" y como "Hombres con may¨²scula", lo que significa que puedan vivir con dignidad y con libertad. "La mitad de los palestinos vive en la di¨¢spora y, por tanto, sin dignidad, y la otra mitad, bajo la ocupaci¨®n, sin libertad, esclavos en su propia casa lamenta Capucci.
En cuanto al territorio, el obispo asegura que "hoy, los ¨¢rabes se conforman con la mitad de Palestina (Cisjordania, Gaza y Jerusal¨¦n oriental) como patria, lo que impl¨ªcitamente supone la aceptaci¨®n de la existencia de Israel en la otra mitad".
Con la misma claridad did¨¢ctica expone la postura israel¨ª, para concluir pidiendo la soluci¨®n del di¨¢logo a trav¨¦s de una conferencia internacional de paz con la participaci¨®n de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y los pa¨ªses implicados, en primer lugar, la OLP.
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