Checoslovaquia hizo trabajar a una URSS que no es claramente superior al resto de favoritos
La selecci¨®n checoslovaca, medalla de plata del Europeo de 1985 gracias a Espa?a, hizo trabajar algo a una decepcionante selecci¨®n sovi¨¦tica m¨¢s tiempo del previsto. Los checos, con la aportaci¨®n de algunas individualidades que han madurado, han mejorado el equipo, y jugaron en franquicia durante los primeros 14 minutos. Pero lo trascendente era comprobar que la URSS, a lo largo ya de seis encuentros, no puede ser considerada como claramente superior al resto de favoritos.La URSS no est¨¢ en un gran momento y gana partidos sin excesiva convicci¨®n. El t¨¦cnico Gomelski se limita a repartir los 40 minutos de juego entre 10 jugadores -Goborov y Iovaisha casi no entran- para as¨ª tener menos desgaste f¨ªsico. El equipochecoslovaco, que atemoriz¨® a Espa?a hace unos a?os a pesar de contar con una plantilla m¨¢s que obsoleta, ha presentado mejor formaci¨®n este a?o gracias a la participaci¨®n de tres j¨®venes Okac (2,16), Maticky (2,07) y Jelinek (1,98) que dan cierto resultado. Luego, permanecen sus veteranos ilustres como Brabenek, Havlik y Kropilac, algunos de los cuales han conocido en juego a ex jugadores espa?oles como Luyck, Codina o Garc¨ªa Reneses. Y Checoslovaquia, sin un juego que merezca la pena salvo cierta facilidad de los aleros para hacer el cruce, plante¨® un partido molesto a la URSS, hasta el punto de que ¨¦sta perdiera la perspectiva de que la victoria iba a ser suya.
Checoslovaquia domin¨® los primeros 14 minutos, lleg¨® al escanso en situaci¨®n de igual dad (55-5 1) y aguant¨® otros diez minutos m¨¢s sin que los sovi¨¦ticos consiguieran rebasar con tranquilidad la barrera de los 100 tantos. El base Havlik lanz¨® con buenos fundamentos a sus compa?eros y la ventaja inicial de 22-15 sorprendi¨® a todos. Incluso pas¨® por la mente de algunos que aquella sorprendente medalla de plata de hace dos a?os pod¨ªa volver a planear sobre el presente. Hasta Okac m¨¢s bajo que Tachenko, dominaba al sovi¨¦tico.
Al final, la URS S, sin brillantez alguna, dominando gracias a sus mayores recursos, impuso su ley, pero algo devaluada a la vista de lo que ha ofrecido en este campeonato. La entrada d
Parijrasjin por Tachenko y la buena direcci¨®n de Valters fueron decisivas.
Los sovi¨¦ticos se mostraron algo m¨¢s agresivos en defensa y aumentaron el ritmo, con un Volkov tambi¨¦n entonado, y ti ros eficaces de Tijonenko y Enden. Havlik, con sus lanzamientos de 6,25, se encontr¨® ya demasiado solo.
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