Demasiados ausentes
Con ellos se compondr¨ªa una selecci¨®n europea lujos¨ªsima. Bajo los aros, Sabonis, Fernando Mart¨ªn, Belosteni, Blab, Vecchiato y Knego; en las alas, Schrempf, Premier, Sacchetti y L¨®pez Iturriaga; atr¨¢s, Marzorati, Kurtinaitis y Jos¨¦ Luis Llorente.Estos hombres tienen dos cosas en com¨²n, aparte de su reconocida categor¨ªa: todos participaron en el Campeonato de Europa de 1985, en la Rep¨²blica Federal de Alemania, y ninguno lo ha hecho en el de 1987, en Grecia.
Las causas de esas ausencias son variadas: retirada del deporte activo (o, al menos, de la competici¨®n internacional), como Marzorati y Sacchetti; baja forma o cualquier otra circunstancia que impulse a los correspondientes seleccionadores a no llamarlos, como les sucede a Vecchiato, Knego, Premier, L¨®pez Iturriaga y Llorente; lesiones, que han afectado a Sabonis y Kurtinaitis; paso a las filas profesionales, que es lo que les ha apartado a Mart¨ªn, Schrempf y Blab, y hasta una oscura historia sovi¨¦tica de contrabando, en el caso de Belosteni.
El baloncesto europeo no es lo suficientemente rico como para soportar sin que se note la desaparici¨®n, en bloque, de semejante pl¨¦yade. El repaso a las revelaciones de Atenas no compensa, ni de lejos, las bajas sufridas. Por ello, no hay m¨¢s remedio que el de considerar esta edici¨®n como menos rica en ind¨ªvidualidades de talento y, por tanto, corno menos interesante que las anteriores.
No todo es negativo, sin embargo. Por una parte, un grupo de jugadores hasta ahora infravalorados ha sabido alzarse hasta niveles parecidos a los de los ausentes. Fernando Romay es el caso m¨¢s obvio, pero tambi¨¦n otros -desde Radovanovic hasta Costa- est¨¢n en parecidas circunstancias. Por otra, el actual proceso de transici¨®n es prometedor, aunque la ausencia de algunas figuras todav¨ªa j¨®venes d¨¦ una impresi¨®n pasajera de empobrecimiento. En efecto, en varios pa¨ªses ha surgido una generaci¨®n de j¨®venes, nacidos a partir de 1966, de verdadero potencial internacional. Los yugoslavos -varios de ellos, al menos- ya est¨¢n en Atenas, pero Espa?a tambi¨¦n espera a su contingente de promesas: con los Ferr¨¢n, Cargol, Ort¨ªz, Ruf, Morales, Soler, Antonio Mart¨ªn y el tard¨ªo deb¨² -por cambio de nacionalidad- de Biriukov. El grupo que est¨¢ en puertas es, sencillamente, de primera.
Es, en cambio, lamentable que gente casi tan joven, como Schrempf, Blab, el mayor de los Mart¨ªn y -pronto- Welp y Smits se pierda por su ingreso en la NBA. El baloncesto abierto deber¨ªa permitir recuperarlos. Pero no hay que vender la piel del oso antes de haber cazado a los enemigos de la liberalizaci¨®n baloncestistica.
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