El coronel paname?o D¨ªaz Herrera condiciona su asilo en Espa?a
Viene de la primera p¨¢gina
El coronel Roberto D¨ªaz Herrera ha aceptado con condiciones la oferta espa?ola de acogerle bajo asido pol¨ªtico. El militar que encendi¨® la llama de la revuelta en Panam¨¢ con sus declaraciones contra el jefe del Ej¨¦rcito, Manuel Antonio Noriega, s¨®lo ha sido informado hasta ahora verbalmente de la decisi¨®n adoptada por el Gobierno espa?ol de darle asilo, pero ha advertido a este diario que s¨®lo aceptar¨¢ ¨¦ste en condiciones de dignidad y de absoluta seguridad para su familia y sus seguidores.
Francisco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, ministro de Asuntos Exteriores, aminci¨® ayer, antes de emprender viaje hacia Brasil para reunirse all¨ª con Felipe Gonz¨¢lez, que el Gobierno hab¨ªa aceptado, por razones humanitarias", la solicitud de asilo presentada el pasado jueves por D¨ªaz Herrera. Fern¨¢ndez Ord¨®fiez inform¨® tambi¨¦n que el Gobierno paname?o estaba conforme con esta soluci¨®n para tratar de aliviar la tensi¨®n creciente que se vive en Panam¨¢.
El embajador espa?ol en Panam¨¢, Tom¨¢s Lozano, est¨¢ en permanente comunicaci¨®n con las autoridades del Ministerio de Asuntos Exteriores paname?o, con el nuncio del Vaticano en Panam¨¢ y con las autoridades religiosas locales para preparar la log¨ªstica que permita la salida del coronel D¨ªaz Herrera hacia Espa?a, lo que podr¨ªa llevarse a efecto el pr¨®ximo martes en un vuelo regular de la compa?¨ªa Iberia.
El coronel, mientras tanto, intent¨® ayer ponerse en contacto telef¨®nico con el presidente del Gobierno espa?ol, para explicarle las condiciones que desea que se cumplan antes de abandonar su pa¨ªs. D¨ªaz Herrera declar¨® a este peri¨®dico: "Mi papel en la vida ser¨ªa absurdo, desde el punto de vista cristiano, si yo me recluyese en un exilio dorado dejando que este se?or (Noriega) pueda seguir maltratando a este pa¨ªs. Jam¨¢s podr¨ªa vivir a gusto con mi conciencia".
Por esta raz¨®n, asegura, no est¨¢ dispuesto a dejar el cuartel general en el que ha convertido su casa mientras no se le permita hacer una declaraci¨®n p¨²blica en la que explique al pueblo paname?o las razones por las que acepta salir "temporalmente" de su pa¨ªs.
Pasa a la p¨¢gina 3
El coronel paname?o D¨ªaz Herrera teme por su vida
Desde que empez¨® a correr por Panam¨¢ la noticia del posible exilio del coronel, varias personas se han acercado a su casa para pedirle que no se vaya, que el que se tiene que ir es Noriega. Sus escoltas no quieren ni oir hablar de la salida del coronel, animados, sin duda, por las muestras de apoyo que continuamente reciben de parte de una poblaci¨®n irritada por la manera en que el general Noriega est¨¢ manejando este caso.La esposa del coronel, una venezolana de nombre Maigualida, intenta, sin embargo, convencer al coronel de que, al menos por un tiempo, debe abandonar Panam¨¢. Maigualida pide a este periodista que explique al militar que de nada servir¨¢ muerto y presiona a su marido para que deje de decir frases brillantes y ponga los pies sobre la tierra.
El coronel confiesa que la embajada espa?ola le hab¨ªa sugerido que abandonase el pa¨ªs en la misma noche del s¨¢bado en un vuelo que hac¨ªa escala "en alg¨²n lugar", pero ¨¦l no lo acept¨® por entender que no se cumpl¨ªan las m¨ªnimas condiciones de seguridad.
Como garant¨ªa de su vida y de la de su familia, D¨ªaz Herrera quiere que el embajador espa?ol vaya hasta su casa, que desde all¨ª le acompa?e hasta el aeropuerto y que, incluso, viaje con ¨¦l hasta Espa?a. Teme que si vuela en un avi¨®n que no sea de lberia, Noriega haga cambiar la tripulaci¨®n e intente matarlo en el mismo aeropuerto.
El embajador espa?ol considera, por su parte, que no puede visitar a D¨ªaz Herrera hasta tanto "la situaci¨®n no est¨¦ madura" y mientras no reciba la luz verde tanto del Gobierno espa?ol como del paname?o.
El coronel pide tambi¨¦n que se le haga llegar la respuesta del Gobierno espa?ol por escrito y que le visite el nuncio del Vaticano, Jos¨¦ Sebasti¨¢n Laboa, para responsabilizarse, como mediador, de su traslado a Espa?a. D¨ªaz Herrera considera que hasta. ahora el cuerpo diplom¨¢tico acreditado en Panam¨¢ no se ha ocupado de ¨¦l por presiones de Noriega y dice: "Si creen que yo estoy loco que vengan a ocuparse de mi mujer y de mis hijos, que ellos no estar¨¢n locos".
Entre las informaciones de que dice disponer est¨¢ la de que en la noche del s¨¢bado hab¨ªa ya preparada una emboscada contra ¨¦l para el caso de que hubiese decidido marcharse.
D¨ªaz Herrera esperaba en la ma?ana de ayer noticias sobre su futuro con gran serenidad, aunque su conducta se vea ya afectada de forma evidente por la tensi¨®n y el nerviosismo que sufre desde hace m¨¢s de una semana.
Mientras habla con EL PA?S, en compa?¨ªa de su esposa y de su suegra, desayuna un zumo de naranja y unos higos pasados, y toma cinco o seis p¨ªldoras.
Su mujer est¨¢ mucho m¨¢s tensa. En ocasiones interrumpe al coronel para pedirle que concrete sus argumentos a lo que es tema de conversaci¨®n, pero el militar se molesta. Est¨¢ vestido todav¨ªa con pijama, habla dulcemente y, camina entre algodones. En la puerta, dos monjas y un grupo de j¨®venes rezan en voz alta. Cuatro mulatos vigilan desde el muro de la residencia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.