Por la verdad sobre Andr¨¦s Nin
Hace 50 a?os, el 16 de junio de 1937, en plena guerra civil, Andr¨¦s Nin, secretario pol¨ªtico del POUM, ex secretario de la Internacional Sindical Roja en Mosc¨², ex consejero de la Generalitat de Catalu?a en la primera fase de la revoluci¨®n, fue detenido y secuestrado por un equipo policiaco espa?ol a las ¨®rdenes de la GPU rusa. La detenci¨®n de Nin fue seguida del arresto de otros dirigentes del POUM, como Andrade, Bonet, Gorkin y David Rey, y del asalto y saqueo de los locales de dicho partido. La operaci¨®n, minuciosamente preparada por los servicios secretos de Stalin, fue sostenida por una campa?a escandalosa, dentro y fuera de Espa?a, en la que se pretend¨ªa que el POUM y sus dirigentes eran "agentes de Franco y de Hitler".La reacci¨®n contra semejante golpe policiaco, realizado sin el consentimiento del Gobierno de la Rep¨²blica, fue muy vigorosa en Espa?a y en el extranjero. Los militantes del POUM se reorganizaron en la clandestinidad para defender el honor revolucionario de su partido y para salvar a Nin. Los muros de Barcelona y de otras ciudades aparecieron cubiertos de inscripciones en las que se preguntaba "?d¨®nde est¨¢ Nin?", bajo las cuales, algunos d¨ªas despu¨¦s, surgieron letreros en los que se respond¨ªa "en Salamanca o en Berl¨ªn". La infamia no pod¨ªa ser mayor.
Por fortuna, los camaradas y amigos de Nia pudieron contar r¨¢pidamente con la protesta y la solidaridad de los hombres y las organizaciones m¨¢s representativos de la CNT y del Partido Socialista: Juan Peir¨®, Federica Montseny, J. Garc¨ªa Pradas, Largo Caballero, Luis Araquistain, Hern¨¢ndez Zancajo y tantos otros. Llu¨ªs Companys, presidente de la Generalitat, y J. Tarradellas exigieron la liberaci¨®n inmediata de Nin. El socialista Juli¨¢n Zugazagoitia, ministro de Gobernaci¨®n, y el nacionalista vasco Manuel Irujo, ministro de Justicia, protestaron en el seno del Gobierno de Negr¨ªn, pero fueron impotentes -y as¨ª lo reconocieron- para arrancar a Nin de manos de los secuestradores. Tampoco obtuvieron ¨¦xito las protestas del propio presidente de la Rep¨²blica, Manuel Aza?a, ante Negr¨ªn. Sin embargo, todas las acciones y protestas, cada una en su esfera, y la campa?a internacional en favor de Nin y del POUM organizada en Par¨ªs a partir de? comit¨¦ de defensa creado por el escritor revolucionario ruso V¨ªctor Serge, que cont¨® con el concurso de las figuras m¨¢s destacadas de la intelectualidad francesa (Andr¨¦ Breton, Andr¨¦ Gide, Martin du Gard, entre otros) y de la izquierda socialista internacional, permitieron sacar de los calabozos, de Madrid y Valencia a Bonet, Andrade, Gorkin, Escuder y Rovira y Jimitar los aspectos m¨¢s brutales de la represi¨®n general contra el POUM.
Pero al cabo de unos d¨ªas no hubo m¨¢s remedio que reconocer que Nin hab¨ªa desaparecido. Los estalinistas hicieron correr la versi¨®n de que el dirigente del POUM hab¨ªa sido "raptado en Alcal¨¢ de Henares por un grupo de la Gestapo". Como era natural, nadie concedi¨® el menor cr¨¦dito a semejante patra?a. Pasaron los a?os, y en 1953, Jes¨²s Hern¨¢ndez, ministro comunista durante la guerra civil, public¨® en M¨¦xico su libro Yo fui un ministro de Stalin, en el que explic¨®, entre muchas otras cosas, que Nin fue torturado y asesinado en Alcal¨¢ de Henares por los agentes de la GPU destacados en Espa?a, dirigidos por Orlow y Slutzy, y que el golpe policiaco y la represi¨®n ulterior contra el POUM fueron organizados por los citados agentes, con la colaboraci¨®n de los dirigentes estalinistas Vittorio Vidali, Codovila, Stepanov, Togliatti, Gaikins y Antonov-Ovseenko.
Han transcurrido 50 a?os y no disponemos de ninguna otra versi¨®n digna de ser tenida en cuenta sobre la desaparici¨®n y el asesinato de Nin. Es cierto que en el curso de estos ¨²ltimos a?os, ciertas personas y algunas publicaciones han formulado otras hip¨®tesis; entre ellas, la del posible traslado de Nin, en un buque sovi¨¦tico, a la URSS, donde. habr¨ªa corrido la misma suerte que muchos de sus viejos amigos bolcheviques, asesinados durante las sangrientas depuraciones de 1937-1938. Pero Gregorio Peces-Barba del Br¨ªo, que fue uno de los magistrados encargados de la encuesta sobre la desaparici¨®n de Nin y que intent¨® descubrir la verdad, ha rechazado categ¨®ricamente tal hip¨®tesis.
Los dirigentes comunistas espa?oles, en particular Santiago Carrillo, L¨®pez Raimundo y Teresa Pamies, coinciden hoy en estimar que la represi¨®n contra el POUM fue impuesta por Stalin y sus representantes en Espa?a. As¨ª fue, en efecto. Mas eso no puede eximirles de las responsabilidades que todos ellos contrajeron en aquella ¨¦poca con sus campa?as y sus agresiones. Tras no pocas vacilaciones, y 40 a?os despu¨¦s de los hechos, Carrillo escribi¨® que "la muerte de Nin fue un acto abominable e injustificable", lo que deja suponer que en el fondo sabe mucho m¨¢s sobre el caso de lo que dice generalmente. L¨®pez Rairnundo, dirigente del PSUC, ha declarado en varias circunstancias que "no fuimos justos con el POUM" o que ten¨ªan que "haber denunciado la desaparici¨®n de Nin". La escritora Teresa Pamies se ha expresado en t¨¦rminos parecidos en diversas ocasiones, y a?os atr¨¢s declar¨® en Barcelona que "una desestaliniz aci¨®n a fondo, no interrumpida, ten¨ªa que haber aclarado la ramificaci¨®n de los procesos de Mosc¨² en Barcelona, porque el secreto de Andr¨¦s Nin est¨¢ en alguna parte. Los sovi¨¦ticos, muy burocr¨¢ticos, lo escriben todo, y esos papeles son los que comenzaron a publicarse despu¨¦s del XX Congreso del PC de la URSS, donde fue nombrada una comisi¨®n que tuvo acceso a los archivos secret¨ªsinios".
S¨ª, hay todav¨ªa un secreto de Andr¨¦s Nin. Y con toda seguridad, ese secreto se encuentra, efectivamente, en Mosc¨². Pues bien, estamos en el a?o del 702 aniversario de la revoluci¨®n de 1917 y en el 502 aniversario del asesinato de Andr¨¦s Nin y, adem¨¢s, en el per¨ªodo de la reestructuraci¨®n y de la transparencia inaugurado por Gorbachov y su equipo. Nos encontramos, por tanto, en un momento excelente para levantar el secreto de Andr¨¦s Nin y, al propio tiempo, todos los secretos relacionados con la intervenci¨®n de Stalin en la revoluci¨®n y en la guerra civil espa?olas.
En los tiempos de Jruschov, despu¨¦s del XX Congreso del PC de la URSS y del famoso informe secreto sobre los cr¨ªmenes de Stalin, algunos j¨®venes historiadores sovi¨¦ticos comenzaron a revisar las versiones que se hab¨ªan dado hasta entonces de los acontecimientos de Espa?a en el per¨ªodo 1930-1939. Al parecer, los m¨¢s audaces llegaron a conclusiones muy radicales y a una condenaci¨®n expl¨ªcita de la pol¨ªtica de Stalin durante la revoluci¨®n espa?ola.
El a?o pasado, con motivo del 50? aniversario de la guerra civil espa?ola, se publicaron en la Uni¨®n Sovi¨¦tica varios libros (memorias, recopilaciones de art¨ªculos, diarios, etc¨¦tera), y algunos profesores que han tenido el raro privilegio de poder consultar ciertos archivos rusos informaron sobre los nuevos problemas que se plantean a lo que se ha dado en llamar la segunda generaci¨®n de historiadores sovi¨¦ticos sobre el proceso revolucionario espa?ol de los a?os treinta. La corresponsal de EL PA?S se hizo eco de tales informaciones, en las que, por cierto, se planteaba incluso el problema de los representantes rusos en Espa?a (Berzin, Antonov Ovseenko, el embajador Rosemberg, M. Koltzov, etc¨¦tera), que murieron en los campos o fueron ejecutados en 1937-1938. M¨¢s recientemente, unjoven historiador, Dimitri Jurasov, arm¨® un cierto revuelo en Mosc¨² al revelar algunos datos sobre las "depuraciones de los a?os treinta", encontrados, seg¨¢n parece, en los archivos del Tribunal Supremo de la URSS.
Sea como fuere, los archivos sovi¨¦ticos sobre esa ¨¦poca y todo lo relativo a la intervenci¨®n de Stalin en la guerra civil espa?ola permanecen cerrados, pese a las reclamaciones ins¨ªstentes de los historiadores. Seg¨²n tenemos entendido, Gorbachov se ha pronunciado contra las manchas blancas en la historia de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Entre esas manchas -blancas o negras- se encuentra el secreto de Andr¨¦s Nin, un secreto que nos interesa desentra?ar m¨¢s que nunca por la salud y el porvenir del socialismo mundial.
En este 50? aniversario del asesinato de Andr¨¦s Nin expresamos el deseo de que las organizaciones espa?olas que se reclaman del socialismo y a los intelectuales para evocar cr¨ªticamente un congreso de 1937, exijan el restablecimiento de la verdad sobre la desaparici¨®n, el secuestro y el asesinato de Andr¨¦s Nin, secretario pol¨ªtico del POUM en 1936-1937, colaborador de Lenin y Trotski en los a?os veinte, que muri¨® ba o la j tortura, sin hacer las confesiones que le exig¨ªan, para salvar no solamente el honor revolucionario de su partido, sino tambi¨¦n el de sus amigos y compa?eros, los dirigentes de la revoluci¨®n rusa exterminados por Stalin.
Wilebaldo Solano es periodista y fue secretario general del POUM durante la dictadura franquista.
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