Zsuzsa Polgar
La ajedrecista h¨²ngara que s¨®lo juega contra hombres
Muchos especialistas en ajedrez quedaron at¨®nitos el pasado jueves cuando la h¨²ngara Zsuza Polgar, de 18 a?os, gan¨® al yugoslavo Ljubomir Ljubojevic, sexto del mundo, en el torneo Villa de Bilbao. Zsuzsa y sus hermanas Judith y Sof¨ªa, de 10 y 12 a?os, s¨®lo van al colegio para examinarse, por expreso deseo de sus padres. Los Polgar han encontrado la felicidad en un tablero de 64 casillas. De momento, Zsuzsa se niega a jugar el mundial femenino "porque aprendo mucho m¨¢s con los hombres".
La inocente pregunta: ?Qu¨¦ est¨¢s haciendo con esas figuras de madera?", que Zsuzsa hizo a su padre cuando ten¨ªa cuatro a?os, marc¨® el destino de toda la familia. Pocos meses despu¨¦s, Zsuzsa gan¨® el campeonato de Hungr¨ªa para menores de 11 a?os. La situaci¨®n se volvi¨® irreversible cuando, ya adolescente, provoc¨® los celos de sus hermanas al encerrarse diariamente en una habitaci¨®n para entrenar con su padre, que resolvi¨® el problema con gran habilidad: "Si quer¨¦is entrar ah¨ª", dijo a las peque?as, "ten¨¦is que jugar al ajedrez".La mayor de las Polgar, segunda en la clasificaci¨®n internacional femenina, tiene muy claros sus objetivos: "S¨®lo jugar¨¦ el mundial de mujeres si fracaso en mi ambici¨®n de situarme entre los 15 mejores hombres". Por su parte, Judith y Sor¨ªa muestran unas facultades portentosas. Recientemente, varios peri¨®dicos publicaron una foto, procedente de Nueva York, en la que Judith jugaba varias partidas simult¨¢neas a la ciega (de espaldas al tablero, con los ojos vendados).
Las tres hermanas estudian en casa porque sus padres, maestros de profesi¨®n, consideran que "esto es lo mejor para que se dediquen intensamente al ajedrez". Zsuzsa, que habla seis idiomas, est¨¢ segura de que su original educaci¨®n ha sido beneficiosa: "He aprendido geograf¨ªa e historia viajando alrededor del mundo, y tengo amigos de diferentes edades por todas partes". Aunque su casa est¨¢ siempre llena de gente, Zsuzsa entrena cada d¨ªa siete horas, juega al tenis de mesa durante otras dos para mantenerse en forma y dedica el tiempo libre a escuchar m¨²sica de discos.
Zsuzsa cree haber demostrado que "la tradicional inferiordad de las mujeres en el ajedrez es s¨®lo un problema de educaci¨®n. Mi popularidad ha provocado la envidia de algunas jugadoras porque gano m¨¢s dinero que ellas, pero ?qu¨¦ puedo hacer yo?". Sin embargo, los Polgar son bien recibidos all¨¢ donde van, y provocan divertidas an¨¦cdotas.
En el ¨²ltimo open de Adelaida, las tres hermanas jugaron sus partidas con un le¨®n de peluche al lado del tablero. Para contrarrestar su influencia, el australiano Sykes se present¨® a jugar contra Judith con un gigantesco rinoceronte de juguete. Tras una amonestaci¨®n arbitral, Sykes lo sustituy¨® por un peque?o cocodrilo, que no impidi¨® su derrota.
"Algunos hombres se ponen nerviosos cuando se enfrentan conmigo, sobre todo si llegamos a una posici¨®n muy igualada. Si estuvieran jugando contra otro hombre, ofrecer¨ªan tablas. Sin embargo, como tienen delante a una mujer, creen que est¨¢n moralmente obligados a ganarme. En realidad, eso es bueno para m¨ª, porque cuando se intenta forzar a toda costa una posici¨®n igualada, lo normal es que se termine perdiendo, porque se arriesga demasiado".
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