Provincia
La provincia era la fascinaci¨®n por la vida cosmopolita, el espacio desde donde se tramaban las grandes epopeyas desfronterizadas, aquel agobiante rito de paso que no pretend¨ªa ser m¨¢s que lo que era, y engrasaba con su obvia mediocridad la rebeld¨ªa aventurera de los esp¨ªritus inquietos. La provincia era un permanente estado de insatisfacci¨®n y de cabreo que, al cabo, provocaba la fuga, la extravagancia, el radicalismo, la agresividad cultural. La historia de todas las vanguardias no es m¨¢s que la historia de las diversas trashumancias hacia aquellas mecas metropolitanas fantaseadas en las enormes tardes del dulce tedio provinciano. La provincia tambi¨¦n era el ¨²ltimo placer literario que pod¨ªa vivirse. En palabras de Barthes, la provincia como espect¨¢culo, la historia como olor, la burgues¨ªa como discurso.Adi¨®s a todo eso. La provincia espa?ola muere lentamente de muerte auton¨®mica, de virus administrativo, de c¨¢ncer burocr¨¢tico, de sarampi¨®n protocolario, de sus asfixiantes organigramas, de sus est¨²pidas pretensiones para fingirse Estado. O lo que a¨²n es peor, virreinato. Desaparecen aquellos airados provincianos en los que estaba depositado el culto salvaje a los valores universales, que hab¨ªan reconvertido por bemoles su marginaci¨®n en insumisi¨®n. Han sido vacunados contra su creativa rebeld¨ªa provinciana a base de toneladas de se?as de identidad, de dudosos folclores medievales, de casticismos resucitados de la noche de los tiempos, de burocracia pesada. Las autonom¨ªas, sin distinci¨®n de razas, han creado una falsa conciencia autosatisfecha, han instaurado el espejismo de la autocomplacencia, han fomentado con sus irrisorias pir¨¢mides administrativas la torpe ilusi¨®n de que ya no existen diferencias, que ya es lo mismo la periferia que el centro, lo regional que lo universal. Aquellos provincianos siempre dispuestos a todo para salir del encierro se dedican ahora a trabajar el ombligo, a masturbar fren¨¦ticamente las se?as de identidad. Han olvidado que m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites del virreino existen otros mundos.
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