El Colegio de M¨¦dicos amenaza, con pedir que no se atiendan "consultas peligrosas"
El Colegio de M¨¦dicos de Madrid pedir¨¢ responsabilidades a las autoridades sanitarias y policiales por la agresi¨®n sufrida el pasado s¨¢bado en el ambulatorio de San Blas por una m¨¦dica, Mar¨ªa ?ngela Ceballos, cuando se neg¨® a recetar hipn¨®ticos a una yonqui. Esta entidad sostiene que este hecho se produce "con relativa frecuencia" en los ambulatorios, por lo que amenaza con recomendar a los facultativos que no acudan a las "consultas peligrosas", seg¨²n inform¨® Luis Sanjuanbenito, secretario general del colegio.
Ni esta corporaci¨®n ni la polic¨ªa supieron dar cifras de este tipo de incidentes en ambulatorios. Por otro lado, seg¨²n datos de la polic¨ªa, en 27 de las casi 150 farmacias atracadas en la regi¨®n en lo que va de a?o, los asaltantes se apoderaron de f¨¢rmacos. Un portavoz de la polic¨ªa inform¨® que no existe un plan espec¨ªfico para atajar este tipo de asaltos, aunque precis¨® que el ambulatorio de San Blas ser¨¢ objeto de una "vigilancia especial".La agresi¨®n a la doctora Ceballos, de 31 a?os de edad, se produjo cuando pasaba consulta de neurolog¨ªa y se neg¨® "por ¨¦tica", a recetar Padillan, Buprex o Rohipnol -poderosos hipn¨®ticos-analg¨¦sicos empleados para combatir el mono y cuyos envases de 20 comprimidos se cotizan a 30.000 pesetas en el mercado negro- a una joven, que, por otro lado, era el paciente n¨²mero 10 que se lo exig¨ªa esa ma?ana.
La joven, de iniciales P. S., con cartilla de pensionista que le permite obtener gratis los medicamentos, sali¨® airada de la consulta, no sin antes proferir una clara amenaza: "Dijo que ella o sal¨ªa con la receta o a m¨ª me remataba con un machete". A los pocos minutos, la joven volvi¨® con una botella de litro en la mano a modo de arma, y acompa?ada de otra yonqui.
P. S. reanud¨® las amenazas: "?Bueno, qu¨¦, ahora s¨ª que nos lo vas a recetar, no?", al tiempo que hac¨ªa ostentaci¨®n de disponerse a romper la botella.
La doctora hizo que se diera aviso a la polic¨ªa y gan¨® tiempo mientras aguantaba "toda clase de insultos". Cuando vio un agente en el umbral de la puerta, le pidi¨® que pasara. El polic¨ªa, tras entrar, se dirigi¨® por un alias a P. S. y le dijo que all¨ª "no iban a conseguir nada". A modo de r¨¦plica, una de ellas dijo: "Venga, vamos a sacar la jeringuilla y nos damos un chute delante de estos cabrones".
Cuando hab¨ªan sacado ya sus artilugios, la joven acompa?ante se abalanz¨® sobre el cuello de la doctora y le arrebat¨® un colgante. La m¨¦dica, por la acci¨®n, cay¨® al suelo, y ambas j¨®venes empezaron a darle patadas y toda suerte de golpes, que le causaron erosiones y contusiones en todo el cuerpo. "Ahi ya s¨ª, la polic¨ªa agarr¨® a las j¨®venes". Cuando los agentes intentaron recuperar ¨¦l colgante -una pieza de oro, on¨ªx y brillante regalo de aniversario de su marido-, la joven se lo trag¨®. En la casa de socorro dieron pron¨®stico reservado a las lesiones de la doctora.
Al presentar denuncia en la comisar¨ªa de San Blas, el marido de la v¨ªctima afirma que vio a las j¨®venes sentadas en una sala bebiendo cerveza. Las dos yonquis al ver a su v¨ªctima en la comisar¨ªa reanudaron las amenazas: "Aqu¨ª no vamos a estar tanto tiempo, sabemos qui¨¦n eres".
Cuando la doctora regres¨® al ambulatorio a recoger su coche, lo hall¨® descerrajado. La versi¨®n de la polic¨ªa, seg¨²n un portavoz, es que los agentes no lograron detener a las j¨®venes, que se escabulleron por los pasillos del ambulatorio.
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