Ese libro
Aquel hombre extraordinario pasaba sin hacer ruido. Se acariciaba las manos como si padeciera toda la soledad del mundo, y hablaba para que no le escuchara nadie. En realidad, la suya deb¨ªa ser una palabra confiscada, destinada a ser silencio. ?sa era su voluntad, y se condujo de tal manera en la entrevista que le hice que, en efecto, cuando quise pasar a m¨¢quina la larga conversaci¨®n silenciosa, sentados los dos sobre las alfombras de un hotel an¨®nimo, comprob¨¦ con horror que la cinta magnetof¨®nica se hab¨ªa borrado por completo.Por alguna magia especial que ¨¦l debi¨® transmitirme, record¨¦ trazos completos de aquel viaje por su verbo callado y pude reproducir algunas de sus opiniones, que parec¨ªan venir de ultratumba, o del futuro. Hablaba chasqueando los labios, como si remedara a Lowry saboreando el mezcal, y ten¨ªa la mirada infinitamente triste, lejana, la mirada de alguien que se sienta en el horizonte a ver c¨®mo le abandonan definitivamente. Cuando tuve la entrevista transcrita sab¨ªa que le hab¨ªa traicionado, que ¨¦l habr¨ªa querido que la memoria del mundo no tuviera nada que hacer con su paso por esta historia.
Recuerdo que le pregunt¨¦ por qu¨¦ hab¨ªa escrito su libro m¨¢s famoso. Me mir¨® de lado -siempre miraba de lado, como si uno acabara de llegar- y se situ¨® de modo que me pudiera dar una larga explicaci¨®n. Supongo que lo hizo otras veces, pero entonces lo reiter¨®, y yo se lo agradec¨ª, porque desde entonces miro con ojos distintos la geograf¨ªa de las bibliotecas. Me dijo, para ser escuetos: "Yo estaba buscando aquella noche un libro que me llenara, y no lo hall¨¦ en todas las estanter¨ªas. As¨ª que me puse a escribir y es ese libro".
Creo que despu¨¦s mir¨® al magnet¨®fono, lo conjur¨® y neg¨® toda la grabaci¨®n con su mirada de mexicano imborrable. Luego se puso a deambular por el hotel, con una llave en la mano, con los ojos acuosos, ausente como sus personajes. El libro era Pedro P¨¢ramo y el hombre atado a aquella voz lejana era Juan Rulfo, que me ense?¨® a mirar las bibliotecas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.