El jurado emite hoy veredicto en la causa contra Barbie
El juicio contra el ex comandante de la Gestapo, Klaus Barbie toca a su fin. El anciano nazi estar¨¢ presente hoy en el banquillo de los acusados para escuchar una sentencia que muchos consideran ya escrita, pero que, para buen n¨²mero de los asistentes a la primera parte del alegato del defensor, Jacques Verg¨¦s, empieza a ofrecer serias dudas.
El abogado pareci¨® resucitar ayer, despu¨¦s de su aparente letargo durante cl desfile de testigos -m¨¢s de un centenar para la acusaci¨®n y seis para la defensa- y durante las requisitorias de los 39 abogados que representan a las partes civiles. Con creces respondi¨® Verg¨¦s a las expectativas que suele crear, desplegando una original t¨¢ctica de explotaci¨®n de las debilidades ajenas m¨¢s que la utilizaci¨®n de pruebas propias, por otra parte bien escasas.Anteayer, uno de los dos auxiliares de la defensa, Nabib Aouita, consigui¨® dividir al m¨¢ximo las filas de los acusadores particulares: por una parte los abogados de asociaciones jud¨ªas, que pudieron dar la impresi¨®n de que este tipo de juicios responden s¨®lo a su muy espec¨ªfico inter¨¦s, y por la otra los de asociaciones de resistentes, que quisieron mostrarse respetuosos de las formas procesales y se desvincularon de la defensa del Estado de Israel.
Ayer, Verg¨¦s se apoy¨® en la debilidad de las pruebas aportadas y en las dudas jur¨ªdicas que plantea el proceso. Aunque repiti¨® con ello un m¨¦todo ya utilizado en la defensa del dirigente de las Fracciones Armadas Revolucionarias del L¨ªbano Georges Ibrahim Abdal¨¢, la minuciosa zapa que realiz¨® de dos de las tres grandes acusaciones -el llamado ¨²ltimo tren de deportados y la redada de la Uni¨®n de Israelitas de Francia- permiti¨® comprender, como m¨ªnimo a una parte de los asistentes, que no hay sentencia escrita todav¨ªa.
"Odio sin imposturas"
Como en el caso de Abdal¨¢, Verg¨¦s insiste en analizar el valor de las pruebas y en huir del perfil general del personaje. Nadie duda de que Barbie fue y es un nazi convencido, ni nadie duda de que pesa sobre su conciencia la pesad¨ªsima y tenebrosa losa que ha ido dibuj¨¢ndose en toda la instrucci¨®n y en el desfile tr¨¢gico de testimonios. Pero Verg¨¦s insisti¨® en la necesidad de que cada una de las pruebas y testigos fuera bien sopesada. Si no fuera obligado actuar as¨ª, dijo Verg¨¦s, "mejor habr¨ªa sido que le hubieran abatido antes que traerlo a la sala"."Puedo comprender el odio, pero sin imposturas", fue la frase final que declam¨® el defensor ayer al concluir la sesi¨®n como broche a una sesi¨®n realmente positiva y brillante para su posici¨®n.
El juicio, asegur¨® Verg¨¦s al comienzo de su alegato, "ofende al derecho, ataca la verdad y hiere a Francia". Seg¨²n su teor¨ªa, Barbie llleg¨® a Ly¨®n en 1982 como resultado de una expulsi¨®n ilegal de Bolivia, se le juzga seg¨²n una tiradici¨®n que no es francesa -la de la no prescripci¨®n de los cr¨ªmenes contra la humanidad- y se le aplica una ley, la de 1964 sobre estos mismos cr¨ªmenes, de forma retroactiva.
En cuanto a los dos casos ayer examinados, Verg¨¦s consigui¨® mostrar la enorme fragilidad de los testigos, sus contradicciones y, en algunos casos, su capacidad de creaci¨®n fant¨¢stica, a la vez que volc¨® buena parte de responsabilidades a los colaboracionistas, principalmente jud¨ªos, que entregaban a otros jud¨ªos no franceses a los alemanes..
Hoy entrar¨¢ en el caso m¨¢s delicado, el m¨¢s dif¨ªcil para la defensa y el que produce mayores escalofr¨ªos en el numeroso y sensibilizado p¨²blico que acude a este ¨²ltimo tramo del juicio: el de los 44 ni?os de lzieu deportados por orden de Barbie y exterminados. Todo se juega hoy, con este plato fuerte que Verg¨¦s ha querido guardar para el ¨²ltimo momento. Luego se prev¨¦ todav¨ªa un ¨²ltimo encontronazo entre acusaciones particulares y defensa, a prop¨®sito de la comparaci¨®n entre el nazismo y el Estado de Israel, y ya s¨®lo quedar¨¢ la reuni¨®n que se prev¨¦ larga y trabajosa del jurado: 12 personas, nueve ciudadanos y tres magistrados, que dar¨¢n su veredicto antes de que caiga la noche.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.