El juicio de Barbie adquiere un car¨¢cter ejemplarizador que marca la historia de Francia
El proceso y condena de Klaus Barbie a cadena perpetua por cr¨ªmenes contra la humanidad est¨¢ lejos de ser un caso cerrado, despu¨¦s del veredicto y sentencia pronunciados por el tribunal pasada la medianoche del s¨¢bado. Las primeras reacciones, en la misma salida del Palacio de Justicia de Ly¨®n, revelan que ¨¦ste ha sido un proceso que marcar¨¢ profundamente la historia de Francia. Cuatro personas m¨¢s, entre las que se cuenta el ex ministro de Giscard d¡¯Estaing Maurice Papon, tienen pendientes demandas por cr¨ªmenes contra la humanidad, concernientes todas ellas al caso central que ha ocupado el juicio de Klaus Barbie: la deportaci¨®n de poblaciones jud¨ªas durante la ocupaci¨®n alemana en la II Guerra Mundial.
Una parte de la juventud francesa, los llamados beurs, descendientes de argelinos y plenamente asentados e integrados en Francia, va a intentar deducir tambi¨¦n sus lecciones de este proceso, con el pensamiento puesto en la guerra de Argelia. La contundencia del veredicto, en el que se responde afirmativamente a las 340 preguntas que inquieren sobre la culpabilidad de Barbie, muestra el valor ejemplar de este proceso, pero a la vez su enorme fragilidad jur¨ªdica. Nadie, ni el propio defensor, Jacques Verg¨¦s, pod¨ªa discutir el fondo del problema: Klaus Barbie ha sido y es un nazi redomado que ha escapado durante a?os a la justicia francesa; Barbie es autor de los cr¨ªmenes m¨¢s horrendos, y ofrece el perfil del nazi perfecto, del diablo en todo el esplendor macabro de su acci¨®n destructora.
A partir de este fondo, aceptado por la pr¨¢ctica totalidad de la sociedad francesa, el fiscal general del Estado y las acusaciones particulares han intentado a lo largo de este proceso construir una argumentaci¨®n jur¨ªdica que permitiera condenar al nazi con el m¨ªnimo rigor. El peso de los testimonios que han desfilado por Ly¨®n ha sido apabullante y dif¨ªcilmente soportable: explica en cierta forma la ausencia del acusado, que se sab¨ªa incapaz de aguantar sin inmutarse la descripci¨®n de tanta desolaci¨®n.
Pero en la mayor parte de los casos, las pruebas aportadas afectaban m¨¢s al problema de fondo que a las exigencias de las formalidades jur¨ªdicas. De los tres casos mayores que componen el sumario, s¨®lo uno, la detenci¨®n y deportaci¨®n de los 44 ni?os de la colonia jud¨ªa de lzieu, cuenta con una prueba contundente que Verg¨¦s no consigui¨® realmente refutar. De los 59 casos de deportaciones individuales, s¨®lo unos pocos, tres o cuatro quiz¨¢, responden a la construcci¨®n l¨®gica y jur¨ªdica que permite hablar de casos probados. El tribunal, sin embargo, ha considerado culpable a Barbie en todos los casos en la misma medida, y ha querido condenar por todo y en todo, en vez de emitir una sentencia matizada, en correspondencia con la desigualdad de fundamentaci¨®n de cada una de las imputaciones.
La actuaci¨®n de Verg¨¦s
Los argumentos de Verg¨¦s, que ha denunciado el linchamiento de Barbie por los medios de comunicaci¨®n y que ha intentado conjurar sin ¨¦xito la posibilidad de un proceso con sentencia dictada de antemano, aparecen ahora bajo una luz inquietante. El defensor, petrificado desde el momento en que el presidente del Tribunal empez¨® a leer la sentencia, sali¨® del Palacio de Justicia con su sonrisa de siempre convertida en una mueca helada para recibir los insultos y abucheos de numerosos militantes de asociaciones jud¨ªas reunidos frente al Palacio de Justicia. Elegir la puerta principal en vez de la puerta trasera fue un gesto interpretado por algunos de sus rivales como de provocaci¨®n. Otros lo entendieron como gesto de dignidad y de asunci¨®n de su dif¨ªcil derrota. Los manifestantes que intentaron agredirle, y que fueron disueltos por la fuerza p¨²blica, actuaron, seg¨²n el abogado Serge Klarsfeld, en leg¨ªtima respuesta a las provocaciones de Verg¨¦s. Su colega Le Phuong, representante de los resistentes, en cambio, asegur¨® que Verg¨¦s ¡°ha hecho su trabajo de abogado, y ten¨ªa derecho a salir por la puerta grande¡±. Este mismo abogado, preguntado sobre las consecuencias del proceso, declar¨® a EL PA?S: ¡°?ste es el primer proceso por cr¨ªmenes contra la humanidad en Francia, y evidentemente va a dar ideas a mucha gente, por ejemplo, en relaci¨®n a la guerra de Argelia¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.