Pierre Boulez: "Amo a Ren¨¦ Char y a Mallarm¨¦"
El m¨²sico franc¨¦s clausura el Festival de Granada
La presencia de Pierre Boulez con su Ensemble Intercontemporaine y la Orquesta de Par¨ªs en el festival granadino, que se clausur¨® el s¨¢bado, vale por todo un s¨ªmbolo. Muchos se habr¨¢n llevado la gran sorpresa ante la respuesta entusiasmada del p¨²blico a la m¨²sica de Boulez -desde El martillo sin due?o a Mensaje-; ante la de Varese, Bartok Stravinski y el mismo Manuel de Falla. Pero ah¨ª est¨¢ como una realidad demostrativa del cambio en los gustos de las gentes o de su fatiga ante la insistencia en el gran repertorio rom¨¢ntico y posrom¨¢ntico no siempre bien interpretado. Boulez trajo a Granada una m¨²sica que se ci?e a la palabra po¨¦tica de sus autores amados: Ren¨¦ Char y Mallarm¨¦.
Con el festival de 1952, por ser el de su fundaci¨®n, ¨¦ste de 1987 me parece el m¨¢s importante de todos. S¨®lo por ¨¦l merecer¨ªa un cerrado aplauso Antonio Mart¨ªn Moreno. Ah¨ª es nada: plantar de golpe en los tradicionales usos conservadores de estos ciclos, la m¨²sica representativa de la contemporaneidad.Pocos la encarnan tan leg¨ªtimamente como Pierre Boulez, ese franc¨¦s del Loira, nacido en 1925, formado junto a Olivier, Messiaen, alegre y melanc¨®lico, culto, refinado y vital. Desde los mismos d¨ªas juveniles de enfant terrible, Boulez sab¨ªa con bastante precisi¨®n hacia d¨®nde marchaba y, era consciente de que para conseguir su ideal deb¨ªa cumplir un camino largo, no siempre f¨¢cil ni lleno de rosas.
Actitud personal
Sab¨ªa igualmente de si era grande e importante el contacto con la m¨ªtica clase de Messiaen o con centros como Darmstadt resultaba fundamental y definitiva la actitud personal. Hab¨ªa que tener bien abiertos los ojos y los o¨ªdos para inundarlos de las im¨¢genes y los sonidos del tiempo actual; para penetrar en los ¨²ltimos rincones de cuanto rodeaba la primera etapa del compositor.Pierre Boulez, como lo subrayaba hace unos d¨ªas en Granada, quiso una m¨²sica que escapara a la presi¨®n de la segunda escuela vienesa, por v¨ªa de una sustancialidad radicalmente francesa que una y otra vez responde y se ci?e a la palabra po¨¦tica sea de Ren¨¦ Char, como en El son de las aguas y El martillo sin due?o, sean de Mallarm¨¦ como en Pli selon pli.
"En Ren¨¦ Char", mantiene Pierre Boulez, "encuentro una concentraci¨®n de lenguaje, una calidad y una concisi¨®n mod¨¦licas. Me gusta particularmente la violencia de su palabra, su pureza, su paroxismo ejemplar. Amo a Mallarm¨¦, por la concentraci¨®n y vigor del lenguaje y cierto hermetismo que me parece la fuente de la poes¨ªa actual. Es m¨¢s contempor¨¢neo que otros muchos todav¨ªa vivos".
La cita no es gratuita, pues nos ayuda a comprender los secretos de una personalidad en la que 30 a?os de evoluci¨®n no han anulado su voluntad de conciliar "la claridad y l¨®gica interna de las formas y estructuras con el vuelo de la imaginaci¨®n, la fantas¨ªa y la improvisaci¨®n".
El hombre que crea la obra, que manipula la nueva tecnolog¨ªa (electroac¨²stica o informatica- en el IRCAM parisiense ha de vencer siempre a la m¨¢quina. Es ¨¦l quien piensa la m¨²sica y esto no s¨®lo a la hora de componer, sino tambi¨¦n a la de interpretar. Creaci¨®n e interpretaci¨®n son funciones que Boulez-no quiere desconectar de ninguna manera y en la interinfluencia de una y otra misi¨®n reside buena parte de su caracterolog¨ªa art¨ªstca.
El martillo sin due?o -espl¨¦ndidamente cantado por la mezzosoprano Elizabeth Laurense- es de 1954; el Ritual en memoria de Bruno Maderna data de 1975, y el breve y bell¨ªsimo Messagesquisse, un homenaje a Paul Sacher, para violonchelo solista y seis violonchelos, fue creado en 1976. Desde las tres partituras interpretadas aqu¨ª el p¨²blico de Granada ha podido medir las dimensiones del compositor Boulez, cuya suma de estos a?os quiz¨¢ sea Repons, trabajado entre 1981 y 1986.
Cuando dirige, Pierre Boulez se alza como el gran explicador de su obra y la de los dem¨¢s. La emoci¨®n de sus versiones, contando con la calidad fuera de serie de los profesores del Ensamble Intercontemporaine y de la Orquesta de Par¨ªs, reside en esa evidenciaci¨®n, en esa claridad expositiva m¨¢s que en factores subjetivos. En las versiones de Boulez no hay misterio, sino luz; no existe vagabundeo l¨ªrico, sino estructuras estables; no manda la tentaci¨®n expresivista del fraseo, sino la condici¨®n expresiva de los timbres.
Naturalidad y pureza
Por ello nunca Octandre, de Varese, son¨® con mayor naturalidad y pureza, ni el Concerto de Falla descubri¨® mejor la l¨®gica sistem¨¢tica de sus estructuras, sin la avidez que suele a?ad¨ªrsele y resaltando, en cambio, la bella precisi¨®n de una polifon¨ªa original, enraizada en viejas herencias pero resueltas en soluciones plenamente contempor¨¢neas.Pocos servicios tan positivos se han hecho a la genial obra de Manuel de Falla como el rendido por Pierre Boulez al demostrarnos que est¨¢ plena y diferenciadamente en el tiempo de Varese y de Stravinski para enriquecerlo.
En cuanto al Ritualpara Bruno Maderna, el autor movi¨® y equilibr¨® la intervenci¨®n de los distintos grupos, flexibiliz¨® el orden de las secuencias a trav¨¦s, de un minucioso juego de los tiempos y compact¨® fuertemente las combinaciones sonoras.
Petruchka, de Stravinski, nos trajo desde el orden la fascinaci¨®n de sus mil invenciones y la M¨²sica para celesta, piano, percusi¨®n y cuerda de Bartok son¨® sin leyenda ni otra lagia que la precisada en los pentagramas. Gran admirador de Ravel, en Dafnis y Cloe, como en Bartok, parec¨ªa asumir las palabras del m¨²sico vasco franc¨¦s: "Yo no quiero que me interpreten; me basta con que toquen lo que yo he escrito".
Si es importante tener entre nosotros a Pierre Boulez, y hasta ahora ha sido privilegio ¨²nico de Barcelona y Granada, sus conciertos de clausura del 362 Festival, han constituido aut¨¦nticas lecciones. Dec¨ªa Boulez que no ama especialmente la ense?anza pero ?qu¨¦ mayor pedagog¨ªa que la de sus versiones anal¨ªticas al frente del conjunto y la orquesta parisiense?
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