Ria?o
Lo peor del asunto Ria?o es ese modo h¨¢bil e insidioso con que el Gobierno suelta cifras. Pues al padre del alcalde se le dio nosecuant¨ªsimo dinero, dicen en el ministerio, por ejemplo, intentando apagar la brasa del esc¨¢ndalo a golpe de peseta recibida. Lo que no cuentan en el ministerio, probablemente porque jam¨¢s han puesto un pie en la zona, es que los que cobraron buenas indemnizaciones hace ya tiempo que abandonaron el pueblo; que muchos de los que quedan en Ria?o apenas si recibieron cuatro perras, insuficientes sin lugar a dudas para irse; y que, como el proceso ha sido tan lento y chapucero, ha crecido una nueva generaci¨®n que no cobr¨® dinero y que repudia el acuerdo que hicieron sus mayores. Y s¨ª, quiz¨¢ haya entre ellos alg¨²n p¨ªcaro abusivo, pero tambi¨¦n el sector ministerial est¨¢ lleno de marrulleros y pendejos, y no por ello les tiramos la casa abajo a martillazos ni les inundamos de agua la cocina. Los habitantes de Ria?o est¨¢n viviendo ahora su particular apocalipsis, mientras el Gobierno les destroza diligentemente el mundo. Eso s¨ª: los mandamases, tan mirados y cuidadosos ellos, han esperado que pasaran las elecciones antes de ordenar la fosfatinaci¨®n final. Puestos a no dejarles nada, el PSOE no quiere permitirles ni el derecho al dolor."Son unos mostrencos, se oponen al progreso", brama la posici¨®n como un solo hombre contra el pu?adito de recalcitrantes monta?eses. Pues miren, puede que la maldita presa sea el progreso, pero yo creo que al futuro se puede. llegar utilizando caminos muy diversos. Tambi¨¦n el S¨¦ptimo de Caballer¨ªa tra¨ªa el progreso al arrasar y exterminar las tribus indias, pero sucede que hay progresiones que me asquean. Yo dudo que entre los gastos de construcci¨®n de la presa de Ria?o se haya contabilizado todo el dolor social, tanto desgarro, la herida irreparable de la angustia. Si hubieran tenido en cuenta estos costes sangrientos, quiz¨¢ hubiesen comprendido que el dinero no es todo, que el precio es excesivo, que era mejor dejar en paz a los perdedores de este valle perdido.
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