La irresistible ascensi¨®n de Blanca Ib¨¢?ez
La secretaria y amiga del presidente de Venezuela acapara una gran cuota de poder pol¨ªtico
La relaci¨®n del presidente de Venezuela, Jaime Lusinchi, de Acci¨®n Democr¨¢tica (AD, socialdem¨®crata), de 62 a?os, con la secretaria privada de la presidencia, Blanca Ib¨¢?ez, ha dejado de ser un simple tema de los corrillos y mentideros caraque?os para convertirse en un problema pol¨ªtico, considerado tab¨² por los medios de comunicaci¨®n. El af¨¢n de protagonismo de la dama y su capacidad de controlar el acceso a Lusinchi le otorga un alto grado de poder en Venezuela. El tema ha sido seguido por el enviado especial de EL PA?S a Venezuela.
El caso de Blanca Ib¨¢?ez es considerado tab¨² por los medios de comunicaci¨®n, que temen represalias si lo sacan a relucir. Un directivo de un diario caraque?o comenta al enviado de este peri¨®dico: "Mira, no se trata de consignas. Yo no he recibido ¨®rdenes de arriba, pero hay asuntos, como el narcotr¨¢fico por ejemplo, que por propia seguridad es mejor no tratarlos. Lo de Blanca Ib¨¢?ez es uno de esos temas delicados que m¨¢s vale no tocar".Todos comentan y chismorrean en Caracas sobre Blanca Ib¨¢?ez, secretaria privada de la presidencia de la Rep¨²blica, y su relaci¨®n con el presidente Jaime Lusinchi, pero reaccionan con miedo irracional cuando se trata de concretar las acusaciones. En un c¨®ctel en una embajada, una productora de televisi¨®n comenta que, cuando la visita del Papa a Venezuela, le dieron ¨®rdenes de cortar las escenas en las que aparec¨ªa la esposa de Lusinchi en la ceremonia de bienvenida en el aeropuerto.
Una periodista cuenta que el diario La Regi¨®n, de Cuman¨¢, ciudad de oriente a unos 600 kil¨®metros de Caracas, sufri¨® un atentado el pasado marzo, a los pocos d¨ªas de publicar una informaci¨®n sobre el fallido divorcio del presidente Lusinchi. La periodista explica que "mediante presiones directas a los ejecutivos de los medios de comunicaci¨®n ha logrado sacar de escena a los periodistas que se atrevieron a mencionar su nombre y criticaron su influencia desde el poder presidencial".
Probablemente en todas estas historias se mezclan f¨¢bula y realidad, pero el miedo es un hecho palpable cuando se toca el tema. El simple intento de conseguir en el archivo la copia de un art¨ªculo de? peri¨®dico ?ltimas Noticias, de Caracas, despierta recelos. Despu¨¦s siguen las advertencias de "tenga cuidado con esto", y explican que el director sufri¨® represalias por la publicaci¨®n del art¨ªculo Las mujeres del presidente.
El autor, Rigoberto Lanz, alude a "la pacater¨ªa del pa¨ªs", que "est¨¢ conmovida. Nuestra cultura machista celebra que tengamos gobernantes multifac¨¦ticos y heterodoxos en su vida horizontal. Lo que no soporta es que haya amantes que manden".
El cataclismo nacional
El diagn¨®stico es acertado. El caso de un presidente que mantiene una relaci¨®n extramatrimonial no es ins¨®lito, y se recuerdan ejemplos, no muy lejanos, en Venezuela y otros pa¨ªses. Alfredo Tarre Murzi, ex ministro del Gabinete socialcristiano de Rafael Caldera y periodista famoso con el seud¨®nimo San¨ªn, comenta ir¨®nico que "si aqu¨ª se aplicase la misma medida que a Hart, habr¨ªa un cataclismo y nos qued¨¢bamos sin pol¨ªticos".
Lo que resulta chocante y convierte en un hecho pol¨ªtico la relaci¨®n de Lusinchi con su secretaria privada, luego convertida en secretaria privada de la presidencia, es el protagonismo pol¨ªtico de la dama, a quien se atribuye un enorme poder.
En Al Margen, una revista de difusi¨®n limitada a c¨ªrculos intelectuales y universitarios, el pol¨ªtico de izquierda Sim¨®n S¨¢ez M¨¦rida rompi¨® el tab¨² el pasado enero y public¨® en una doble p¨¢gina el art¨ªculo titulado Blanca Ib¨¢?ez es un problema pol¨ªtico.
El art¨ªculo de Al Margen, que apareci¨® sin firma, est¨¢ redactado en forma de carta al presidente Lusinchi, y dice: "Usted cree, se?or presidente, que tapa el sol con los dedos cuando presiona a los medios y ¨¦stos se autocensuran para que la prensa diaria no diga nada de nada". M¨¢s adelante escribe la revista que "la se?ora Ib¨¢?ez no puede ser un tab¨² pol¨ªtico. Y no puede serlo porque ella, m¨¢s all¨¢ del cargo de? cual es titular, est¨¢ presente en un conjunto de niveles y decisiones gubernamentales que la convierten en un foco de poder dentro de su Gobierno. Decisiones y pol¨ªticas que no son inocentes".
S¨¢ez M¨¦rida explica que a ra¨ªz de la publicaci¨®n del art¨ªculo en la revista "la polic¨ªa trat¨® de recogerla en los quioscos, pero no lo lograron, porque los vendedores dec¨ªan que estaba agotada, que no la ten¨ªan, o simplemente no la exhib¨ªan para evitar la medida policial".
La nueva Evita
Algunos le atribuyen ambiciones de convertirse en una variante venezolana de Evita Per¨®n. Se rumorea que encarg¨® a Argentina el env¨ªo de los discursos de Eva Per¨®n. La prensa informa que un d¨ªa dieron su nombre a una plaza o que la "secretaria privada del presidente inspeccion¨® obras de servicios y mantenimiento".
Desde hace 18 a?os trabaja con Lusinchi. No se sabe p¨²blicamente nada de su matrimonio y tiene dos hijos, un chico de 20 a?os que estudia Derecho y una chica de 17. Por su influencia pol¨ªtica le han atribuido el mote de la due?a. San¨ªn dice que "si fuera una mujer de clase no proceder¨ªa con esa avidez. En esto se parece a Eva Per¨®n". Hasta ese punto han llegado las cosas". Por ahora el tema s¨®lo se discute en c¨ªrcu los privados, pero hasta estre chos colaboradores de Lusinchi son conscientes de que estallar¨¢. A m¨¢s tardar, cuando el actual presidente entregue el poder.
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