Raimundo Ortega critica la pol¨ªtica sobre deuda p¨²blica
Raimundo Ortega, director general del Banco de Espa?a, valor¨® ayer negativamente la pol¨ªtica gubernamental en torno a la deuda p¨²blica y afirm¨® que el Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda deber¨ªa hacer m¨¢s equitativas las normas fiscales y abandonar inmediata y definitivamente la v¨ªa del recurso al Banco de Espa?a para cubrir sus necesidades financieras.En su opini¨®n, dicho recurso, adem¨¢s de presentar aspectos dudosamente legales de estimular la inflaci¨®n, podr¨ªa abocar al banco emisor a una grave situaci¨®n de p¨¦rdidas en un plazo no muy largo. La deuda acumulada por el Tesoro con el Banco de Espa?a supera largamente los 3,5 billones de pesetas sin intereses y sin plazo de devoluci¨®n.
Raimundo Ortega, quien matiz¨® que se expresaba a t¨ªtulo personal y no como representante del Banco de Espa?a, intervino en el seminario sobre La nueva era de la deuda p¨²blica en Espa?a, que se celebra en la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo, de Santander, bajo la direcci¨®n del profesor Enrique Fuentes Quintana.
A partir de 1983 se adopt¨® por primera vez, seg¨²n Ortega, una aut¨¦ntica pol¨ªtica de deuda p¨²blica, con la desaparici¨®n de los Certificados de Regulaci¨®n Monetaria (CRM) y su sustituci¨®n por pagar¨¦s del Tesoro, y con la decisi¨®n del Tesoro de acudir en subasta a los mercados de capitales para buscar financiaci¨®n. Sin embargo, para Ortega se insert¨® en el dise?o de esta pol¨ªtica una medida distorsionadora, al caerse en la tentaci¨®n de atraer al dinero negro mediante ventajas de opacidad fiscal.
Ello dio lugar a que los poseedores de dinero negro aceptaran pagar¨¦s a largo plazo y con escasa rentabilidad, mientras que la entidades financieras, no interesadas en la ocultaci¨®n, exig¨ªan pagar¨¦s a corto plazo y con intereses razonables. Como consecuencia, tom¨® forma una extra?a composici¨®n de la deuda p¨²blica.
Neutralidad fiscal
Por otra parte, a?adi¨® Ortega, la reglamentaci¨®n de la Ley de Activos Financieros de 1985 se ha erigido en una "complicada y r¨ªgida escol¨¢stica fiscal", que desvirt¨²a en parte el esp¨ªritu de la propia del que favorece la rigidez del mercado, frenando la creaci¨®n de un mercado secundario estable y amplio para la deuda p¨²blica, "con lo que el Estado se perjudica a s¨ª mismo, ya que en los pr¨®ximos a?os el ritmo de apelaci¨®n del Estado a los mercados de capitales ser¨¢ extenso, y no tendr¨¢ respuesta sin un mercado solvente.
Como f¨®rmulas para reordenar el problema de la deuda, Ortega se refiri¨® a dos puntos: la prohibici¨®n del recurso al Banco de Espa?a y una reforma de la reglamentaci¨®n fiscal que asegure, la neutralidad de Hacienda en este terreno, poniendo fin a la discriminaci¨®n de los activos mobiliarios -de m¨¢s f¨¢cil control- frente a otros activos.
Respecto a la futura estructura de la deuda, Raimundo Ortega se declar¨® partidario de los activos a medio y largo plazo, que ser¨ªan m¨¢s manejables para los mercados secundarios y permitir¨ªan renunciar a a los coeficientes obligatorios de bancos y cajas de ahorro. La Administraci¨®n deber¨ªa comprometerse, adem¨¢s, a emplear unos instrumentos financieros claros para el p¨²blico y asegurar al mercado un calendario previo de emisiones, abandonando el sistema de comisiones y empleando la subasta abierta como instrumento de emisi¨®n, am¨¦n de completar el sistema de anotaciones en cuenta.
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