El derecho a fumar

A medida que millones de estadounidenses abandonan el h¨¢bito del tabaco, los no fumadores constituyen una creciente mayor¨ªa. Hace 10 a?os, poca gente hubiera predicho un triunfo semejante de la sanidad p¨²blica contra una sustancia de tanta adicci¨®n como el tabaco. Pero el triunfo no es total. Unos 53 millones de estadounidenses no se han rendido y siguen fumando. ?Tienen derechos que debieran protegerse?S¨ª. En la medida en que fumar es legal tienen derecho a fumar, aunque ello suponga arriesgar su propia salud. Pero no tienen derecho a poner en peligro la salud de los no fumadores.

Aqu¨ª es donde empiezan los problemas. En las oficinas y establecimientos comerciales deber¨ªan ubicarse ¨¢reas separadas y bien ventiladas para los fumadores. Pero en muchos sitios pr¨¢cticamente se obliga a los fumadores a no fumar. Algunas empresas no contratan a fumadores, y otras muchas prohiben fumar en todos los sitios del recinto.

Algunas empresas justifican la prohibici¨®n total de fumar con el argumento de que quieren mantener la salud de sus trabajadores. Pero, ?por qu¨¦ no exigen a sus empleados que dejen el alcohol, que tomen un buen desayuno, que hagan ejercicio con regularidad y que se acuesten temprano? Los fumadores deber¨ªan dejar el tabaco por su propio bien, pero la presi¨®n m¨¢s eficaz probablemente sea el ejemplo que da la gran mayor¨ªa de gente que no fuma.

25 de julio