Un ni?o grandull¨®n llamado Dexter
M. J., ?Qui¨¦n es en verdad el m¨²sico protagonista de la pel¨ªcula Round midgnith, ese tal Dale Turner?. ?Es un saxof¨®nista nacido de la f¨¦rtil imaginaci¨®n del cineasta franc¨¦s Bertrand Tavernier o, por el contrario, se trata de un ser real?.
Dale Turner apareci¨® un buen d¨ªa en medio de Europa, emergi¨® de pronto en el escenario de un club de jazz del barrio Latino parisiense. Era un hombre que tra¨ªa consigo todo un pasado glorioso a sus espaldas, pero le quedaba un futuro incierto frente a ¨¦l.
Un resucitado
A medida que las im¨¢genes de la pel¨ªcula de Bertrand Tavernier Round midnight van avanzando comprendemos que Dale Turner no es otro, no puede se otro que Dexter Gordon, y que los retazos de Bud Powell o de Charlie Parker que se cruzan entre sus recuerdos y comportamientos son los destellos de una personalidad universal y diversificada.
Dexter Gordon fue durante alg¨²n tiempo Dale Turner pero ahora, en julio de 1987, vuelve a ser Dexter Gordon. En el film de Tavernier el saxofonista muere en algun lugar de su reencontrado Nueva York. Pero en la vida real, Dexter Gordon ha resucitado, y no parece dispuesto a dejarse engullir por las sombras.
Cuando ya todos hablaban de ¨¦l como de una cita enciclop¨¦dica en la historia del jazz, el saxofonista californiano se ha empe?ado en demostrar la necedad de aquellos que ya hab¨ªan puesto el punto final a su trayectoria musical. Y ahora Dexter Gordon regresa bajo los focos por todo lo alto y hasta le eligen como candidato para un Oscar de la Academia de Hollywood por interpretarse magistralmente a s¨ª mismo bajo la identidad de un tal Dale Turner a la b¨²squeda de su futuro.
En el lanzamiento europeo de la pel¨ªcula Round midnight, la publicidad hablaba del "nacimiento de una estrella cinematogr¨¢fica a los 60 a?os", una estrella cinematogr¨¢fica capaz de conmover y emocionar a p¨²blicos de las m¨¢s diferentes procedencias. La publicidad olvidaba que Dexter Gordon lleva cuatro d¨¦cadas conmoviendo y emocionando con su saxo tenor, y que en la pel¨ªcula de Bertrand Tavernier son casi tan emotivos los fragmentos musicales como los dialogados.
Por una vez, y sin que sirva de precedente, los aficionados al jazz han de estarle mucho m¨¢s que agradecidos a una pel¨ªcula. Dexter Gordon ha vuelto a los escenarios gracias a Round midnight y lo ha hecho en perfecta forma f¨ªsica y ps¨ªquica, con su buen humor de siempre, su andar cadencioso, su vocalizaci¨®n lenta, ronca y matizada y su gesticulaci¨®n entra?able.
Susurros y arrullos
Pero lo m¨¢s importante sucede cuando Dexter Gordon cierra los ojos, encoje los hombros, desliza sus dedos por las llaves de su viejo Selmer y sopla. Sopla de forma escalofriante: y senstial, con un deseo de supervivencia capaz de romper cualquier barrera idiom¨¢tica. Y es entonces cuando el p¨²blico, jazzistico o no, se deja envolver entre susurros y arrullos por un swing sin l¨ªmites ni hcrizontes.
Y en estos instantes Dexter Gordon sonr¨ªe e irradia felicidad, la felicidad de un ni?o al que acaban de regalarle su primer saxof¨¢n. Y es que, en el fondo, Dexter es un ni?o, siempre ha sido un ni?o en un cuerpo de gigante, con una dulce mirada azul y una reconfortante sonrisa imperturbable.
Dexter Gordon, un ni?o bueno y malicioso que cuando, al llegar a San Sebasti¨¢n, se enter¨® de que pasaban Round midnight pidi¨®, antes que cualquier otra cosa, asistir a la proyecci¨®n de la pel¨ªcula.
Porque a los ni?os, por grandullones que sean, les gista verse retratados y recordar aunque todav¨ªa tengan, corrio la tiene el bueno de Dexter, toda una vida por delante.
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