Una propuesta econ¨®mica
Desde el mismo momento de su toma de posesi¨®n, el Gobierno del PSOE ha insistido en dos l¨ªneas pol¨ªticas prioritarias: la reconversi¨®n de la industria espa?ola y la reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico. La reconversi¨®n era y es esencial para el futuro de la econom¨ªa nacional en un contexto europeo y mundial: el reequipamiento de las industrias anticuadas, la introducci¨®n de la nueva tecnolog¨ªa y de la inform¨¢tica, el ajuste de la capacidad productiva a los mercados probables. Pero esa reconversi¨®n, en su significado inmediato, ha agravado la ya muy seria crisis del desempleo. Lejos de haber creado 800.000 nuevos puestos de trabajo, el Gobierno ha aceptado el aumento global del paro y ha insistido en que la reducci¨®n del d¨¦ficit era m¨¢s importante que la realizaci¨®n de nuevos gastos en beneficio de los desempleados. Como parte de un desencanto general respecto al denominado Estado del bienestar, incluso los socialistas han hecho una consigna de los delitos de aumento del d¨¦ficit. En el presente ensayo tratar¨¦ de distinguir entre los diferentes aspectos del d¨¦ficit p¨²blico y propondr¨¦ una actitud m¨¢s matizada hacia el mismo. Las cifras que empleo en los siguientes p¨¢rrafos proceden en su totalidad de las p¨¢ginas financieras de la Prensa espa?ola de los ¨²ltimos a?os.Una gran fuente de d¨¦ficit han sido los grandes desembolsos que ha exigido el salvamento de los bancos y negocios mal administrados. Entre estos desembolsos se cuentan dos billones de pesetas para reflotar los bancos en quiebra; m¨¢s 500.000 millones para pagar la nacionalizaci¨®n de Rumasa; 200.000 millones anuales para los d¨¦ficit de Renfe en 1984, 1985 y 1986, etc¨¦tera. Yo denominar¨ªa a este modo de proceder con los nombres alternativos de "capitalismo con rostro humano" o "socialismo para los ricos". En un servicio p¨²blico como es Renfe se han salvado prestaciones esenciales y puestos de trabajo, y en el mundo de los negocios y de la banca, los millonarios que han administrado mal el dinero de los dem¨¢s se han permitido trasladar sus p¨¦rdidas al p¨²blico mientras contin¨²an frecuentando los mejores restaurantes, aloj¨¢ndose en hoteles de cinco estrellas, presidiendo Gobiernos aut¨®nomos, etc¨¦tera.
Una segunda fuente importante de d¨¦ficit la constituye la gran magnitud de los gastos militares; por ejemplo, los 63 1.000 millones de pesetas del presupuesto de defensa para 1986, cifra que no incluye el presupuesto para las fuerzas de polic¨ªa, dependientes del Ministerio del Interior. Esos 631.000 millones se gastan en mantener el equipamiento y en el pago de los salarios de los militares del Ej¨¦rcito de Tierra, de la Marina y del Ej¨¦rcito del Aire, que proteger¨¢n a Espa?a de los potenciales enemigos extranjeros, a los que no tratar¨¦ de dar nombre. Desde un punto de vista estrictamente econ¨®mico, lo importante en relaci¨®n con los gastos militares es que no producen ning¨²n beneficio econ¨®mico directo, no ejercen en el seno de la econom¨ªa lo que los economistas llaman un "efecto multiplicador".
Una tercera fuente importante de d¨¦ficit es el total de los servicios sociales, los costes de la educaci¨®n, el mantenimiento y la mejora del transporte y de la infraestructura de las comunicaciones del Estado en su totalidad. Este cap¨ªtulo comprende partidas tales como los 200.000 millones gastados entre 1984 y 1987 en mejoras de la actual red de v¨ªas f¨¦rreas; los 30.000 millones como deuda del Insalud, recientemente reconocida, a los proveedores de aparatos hospitalarios de alta tecnolog¨ªa, tales como esc¨¢neres y bombas de cobalto; los 113.000 millones aportados al Pa¨ªs Vasco como ayuda al pago de los da?os ocasionados por las inundaciones hace dos a?os, y los 40.000 millones que el Gobierno ha prometido este a?o para el ineremento del fondo de becas escolares y para la eliminaci¨®n de las tasas que pagaban los estudiantes de la educaci¨®n secundaria. Los gastos de este tipo contribuyen directamente tanto a la calidad de vida como a la eficacia econ¨®mica de la sociedad en su conjunto. Se enumeran como d¨¦ficit porque tienen que ser atendidos con ingresos procedentes de impuestos o mediante emisiones de cualquier tipo de deuda estatal. Los eventuales beneficios que produzcan son imposibles de cuantificar, pero todos los estudios comparativos de las econom¨ªas desarrolladas muestran la correlaci¨®n entre los niveles de salud, educaci¨®n e infraestructura econ¨®mica, por una parte, y la rosperidad nacional global, por otra. A m¨ª me parece que esos gastos no constituyen d¨¦ficit en el mismo sentido que el dinero empleado en salvar los bancos mal administrados y en comprar equipamientos militares de alta tecnolog¨ªa. Son, en sentido literal, inversiones en el futuro nacional.
Entre medias de las noticias de los continuos atentados con bombas y de los enfrentamientos trabajadores-polic¨ªa, podemos leer informaciones sobre numerosos e inteligentes proyectos sociales de los que vengo denorninando de tipo inversor: 6.000 millones gastados por el Ministerio de Obras P¨²blicas y Urbanismo en la limpieza de las playas del Mediterr¨¢neo; 4.350 millones en la construcci¨®n de la universidad Polit¨¦cnica de Catalu?a; numerosos, sistemas de abastecimiento de aguas y de alcantIrallado en la Catalu?a rural, obra de la Generalitat; 6.000 millones que ser¨¢n dedicados, por el Gobierno aut¨®nomo de Andaluc¨ªa a la puesta en riego y repoblaci¨®n forestal en la comarca de Antequera, una vez que puedan ser superados los numerosos recursos legales presentados contra cualquier grado de reforma agraria.
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Traducci¨®n de M. C. Ruiz de Elvira.
Una propuesta econ¨®mica
Viene de la p¨¢gina anteriorA lo largo del a?o pasado, pregunt¨¦ a dos amigos economistas si ellos o sus colegas pod¨ªan ayudarme a calcular de forma aproximada el coste de algunas inversiones sociales: el precio de un curso de tres meses para reconvertir a un trabajador del acero en situaci¨®n de paro; el coste por kil¨®metro de un canal para llevar desde Cantabria a Castilla, a trav¨¦s de las monta?as, el excedente del agua de lluvia en aquella regi¨®n; el coste de cinco servicios de aseo en un ¨¢rea de descanso de una autopista; la creaci¨®n de pavimentos especiales y muelles de carga en las carreteras rurales, lo que las har¨ªan utilizables para los grandes camiones de la Comunidad Econ¨®mica Europea. No tuve la menor suerte con estas preguntas. Estoy seguro que tiene que haber economistas que puedan proporcionar estos c¨¢lculos, pero a m¨ª me parece evidente que la gran mayor¨ªa de los profesionales sencillamente no piensan en tales t¨¦rminos.
Los beneficios de la banca se incrementan, la bolsa sube, aumenta la participaci¨®n empresarial en la renta nacional, la OCDE dice que durante los pr¨®ximos ocho meses la econom¨ªa espa?ola crecer¨¢ m¨¢s r¨¢pidamente que las de los dem¨¢s socios de dicha organizaci¨®n. Pero todav¨ªa (seg¨²n se calcule el papel que juega la econom¨ªa sumergida) hay dos o tres millones de parados. Volviendo a mi principal objeto en este escrito, me parece que la ortodoxia financiera se ha convertido en una consigna contraproducente entre los planificadores econ¨®micos que son miembros del PSOE, pero cuya preparaci¨®n y forma de pensar deben m¨¢s a Milton Friedman que a Marx o a Keynes. Y digo contraproducente porque, con independencia del aumento de los beneficios o del alza de la bolsa, la prosperidad y la competitividad a largo plazo de Espa?a depender¨¢ de sus inversiones en sanidad, en educaci¨®n y en infraestructura econ¨®mica. Por citar una cifra m¨¢s significativa: en la actualidad Espa?a paga anualmente alrededor de 88.000 millones de pesetas en derechos por el uso de patentes extranjeras. Imagin¨¦monos el efecto multiplicador de esa cantidad aplicado a los laboratorios universitarios y a la educaci¨®n cient¨ªfica de los j¨®venes espa?oles.
Existe un d¨¦ficit real e inevitable debido a la obsolescencia acumulada de la industria espa?ola, y el Gobierno del PSOE ha realizado una excelente labor en la necesaria reconversi¨®n de esa industria anticuada. Existe un d¨¦ficit -inevitable, pero no obstante reducible- debido a la picaresca de numerosos bancos y holdings y al excesivo presupuesto militar. Pero con respecto a los gastos productores de d¨¦ficit en sanidad, educaci¨®n e infraestructura econ¨®mica, ¨¦stos tienen que considerarse como inversiones en capital humano, cuya situaci¨®n debe tener precedencia sobre todas las columnas en tinta negra y roja del presupuesto nacional. No s¨®lo son los socialistas los que deben ser m¨¢s audaces respecto a tales inversiones. Los propios capitalistas tienen que darse cuenta del enorme valor de esos supuestos d¨¦ficit.
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