Sobre la influencia de algunas curvas en el dise?o
Cuenta ?scar Tusquets que en un reciente viaje a Tokio visit¨® el estudio del eminente arquitecto Arata Isozaki. Entre miles de planos, cartabones, tecn¨ªgrafos y otros precisos aparatos de proyectar y calcular, el japon¨¦s le mostr¨®, con un imperceptible gui?o en sus ojos rasgados, el instrumento m¨¢s preciado de cuantos pose¨ªa. ?ste consist¨ªa en una plantilla a escala 1: 1 que reproduc¨ªa la silueta de la pierna de Marilyn.Es imposible calcular la influencia que la actriz ha ejercido sobre el mundo del dise?o. Para ello deber¨ªamos escrutar en las partes m¨¢s rec¨®nditas y prohibidas de las mentes de los dise?adores. Y s¨®lo en contadas ocasiones esta influencia ha llegado a plasmarse en el papel y convertirse en realidad.
El propio Isozaki quiso en 1972 conmemorar el d¨¦cimo aniversario de la desaparici¨®n de su musa y, bas¨¢ndose en la famosa silla Hillhouse de Mackintosh, concibi¨® un redise?o donde las patas traseras quedaban metamorfoseadas en clave antropori¨®rfica. La silla, l¨®gicamente, se Ilam¨® Marilyn Monroe, pero no entr¨® en producci¨®n hasta bastantes a?os despu¨¦s.
Tambi¨¦n el refinado arquitecto vien¨¦s Hans Hollein dedic¨® recientemente uno de sus escasos dise?os a la protagonista de La tentaci¨®n vive arriba: el sof¨¢ Marilyn, de redundantes curvas y aspecto sensual, que produce la empresa italiana Poltronova. Curiosamente, el mismo Hollein titul¨® otra pieza suya, una chaise longue, Sigmund Freud, como si entre ambos personajes basculase la influencia m¨¢s ¨ªntima de sus creaciones.Pero ya en 1975 el joven Tusquets lograba convencer a Salvador Dal¨ª para reproducir volum¨¦tricamente la idea de su cuadro Mae West, fechado en 1936. En esta intervenci¨®n, los labios se convierten en un sof¨¢, la nariz en un hogar, y en una cortina los cabellos de la pol¨¦mica actriz de Yo no soy un ¨¢ngel, que durante los a?os treinta levant¨® ¨¢cidas ampollas en la siempre puritana sociedad norteamericana.
El mejor dise?o de la ¨¦poca
Marilyn muri¨® en 1962, en pleno ¨¦xito de su carrera, mientras el presidente Kennedy encargaba a Raymond Loewy la colaboraci¨®n en el dise?o de proyectos espaciales de la NASA. En la opulenta sociedad norteamericana triunfaba el dise?o del styling y el streamline; el consumismo y la mitoman¨ªa. Marilyn fue un producto al uso, de formas aerodin¨¢micas, llamativo, con la justa calidad y el envoltorio adecuado Nunca una sociedad coincidi¨® tanto con la est¨¦tica de sus productos y artefactos de consumo.
Pero en la sociedad actual la inspiraci¨®n en Marilyn resultar¨ªa cuando menos c¨¢ndida. Quiz¨¢ por esto el dise?ador Matteo Thun haya bautizado como Homenaje a Madonna su reciente dise?o de cuberter¨ªa, significando que el relevo inspirador pasa por la puesta al d¨ªa y el irremisible abarrocamiento y manierismo que sucede a cualquier ¨¦poca de esplendor. Ayer fue la transgresora Mae, despu¨¦s la gloriosa Marilyn, hoy en d¨ªa la recargada Madonna..
Pero a los m¨¢s fieles y nost¨¢lgicos siempre nos quedar¨¢ el recurso de adquirir la silla Monroe de Isozaki producida por ICF, y, por el m¨¢s que razonable precio de 170.000 pesetas, reposar infinitamente en las faldas del mito y entregarnos a mil fantas¨ªas.
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