La izquierda y la presencia militar de EE UU en Espa?a
Coincidiendo con la ronda de negociaciones hispano-norteamericanas de los d¨ªas 25 y 26 de junio, Izquierda Unida, tras haber planteado al Gobierno una interpelaci¨®n urgente solicitando informaci¨®n sobre el curso de las mismas, present¨® el propio d¨ªa 25 una moci¨®n proponiendo la denuncia del convenio suscrito por Espa?a y Estados Unidos en junio de 1982, que entr¨® en vigor el 14 de mayo de 1983, y al cual podr¨ªa ponerse t¨¦rmino antes del pr¨®ximo 14 de noviembre.Como consecuencia de la interpelaci¨®n antes referida qued¨® claro que el Gobierno espa?ol no tiene en estos momentos decidido el nivel de reducci¨®n de la presencia militar norteamericana en nuestro territorio. Se limita a decir que esa reducci¨®n va a ser moderada, flexible y realista, pero en ning¨²n caso se compromete a que vaya a ser progresiva, tal como se establece en una de las tres premisas del refer¨¦ndum del 12 de marzo de 1986. Una reducci¨®n progresiva significar¨ªa una disminuci¨®n importante, con la idea de seguir en ese proceso incluso hasta llegar a cero.
Discriminaci¨®n
Por otro lado, el Gobierno no se ha manifestado con claridad sobre d¨®nde se har¨¢n posibles las reducciones, y en caso de producirse ¨¦stas fundamentalmente en Torrej¨®n se originar¨ªa una discriminaci¨®n inaceptable porque, reconoci¨¦ndose la peligrosidad de las bases, se situar¨ªa a unos espa?oles en condiciones de mayor riesgo que a otros; as¨ª, lo l¨®gico es reducir a cero en todas partes.
Por lo dem¨¢s, en la contestaci¨®n del Gobierno a la interpelaci¨®n de Izquierda Unida se puso de evidencia el prop¨®sito del PSOE de mantener las bases militares norteamericanas en Espa?a, sin tener en cuenta las expectativas actuales de distensi¨®n y la posibilidad de Espa?a de contribuir a las mismas.
En la moci¨®n de Izquierda Unida del d¨ªa 25 de junio pedimos la denuncia del tratado antes del 14 de noviembre de 1987 sobre la base de tres argumentos: mejora de la seguridad nacional, final de la hipoteca de la soberan¨ªa espa?ola y mayor participaci¨®n de nuestro pa¨ªs en los proyectos de paz y desarme.
Actualmente, Estados Unidos tiene en Espa?a un total de cuatro bases militares y otras nueve instalaciones importantes. La base de Torrej¨®n es uno de los cuarteles generales de la fuerza a¨¦rea norteamericana y cuenta con un ala t¨¢ctica de 79 aviones F-16. En la base de Zaragoza hay un destacamento de reabastecimiento a¨¦reo (los cinco c¨¦lebres aviones cisterna), y otro tanto sucede con la base de Mor¨®n. En cuanto a la cuarta de las bases militares, la de Rota, es la estaci¨®n naval m¨¢s importante de la Marina de Estados Unidos en el Mediterr¨¢neo. Las otras nueve instalaciones son centros de comunicaci¨®n (Estaca de Bares, Guardamar, Humosa, Inoges, Menorca, S¨®ller, Estartit), adem¨¢s de un centro meteorol¨®gico y sismogr¨¢fico (Sonseca) y un polvor¨ªn en Cartagena.
Esa importante presencia militar norteamericana comporta el alto riesgo de que nuestro pa¨ªs sirve de base para el control a¨¦reo y mar¨ªtimo de la mayor superpotencia occidental, con fines que no son precisamente los de contribuir a la defensa de Espa?a, sino que nos convierten en una plataforma de posibles actuaciones de Estados Unidos en el Norte de ?frica, Mediterr¨¢neo y Pr¨®ximo Oriente. Adicionalmente, las bases son configuradas como zonas de acceso de refuerzos, en caso de emergencia, con la entrada de cientos de aviones y decenas de miles de soldados por los ejes de llegada previstos: las r¨ªas gallegas, Lisboa y Rota. Adem¨¢s, las bases constituyen piezas de una aut¨¦ntica conexi¨®n nuclear por el tipo de aviones que las utilizan o que pueden utilizarlas (Ori¨®n P-3, B-52), sin olvidar que Torrej¨®n es un centro t¨¦cnico de espionaje que recoge datos sobre pruebas nuclares de otros pa¨ªses.
Hipoteca
El segundo argumento que, como portavoz de Izquierda Unida, expuse en el Congreso para pedir la definitiva cancelaci¨®n de la presencia militar norteamericana en Espa?a es que ¨¦sta representa una hipoteca de nuestra soberan¨ªa. El art¨ªculo 1.2 de la Constituci¨®n -"la soberan¨ªa nacional reside en el pueblo espa?ol, del que emanan los poderes del Estado"- pasa a ser letra muerta cuando las decisiones del poder militar en verdad no emanan del pueblo espa?ol, sino del Gobierno de Estados Unidos, por mucho que quiera explicarse que esa situaci¨®n es el resultado de tratados internacionales. Aparte de que esos tratados vienen de 1953, cuando Franco hizo dejaci¨®n de la soberan¨ªa espa?ola, habi¨¦ndose mantenido hasta ahora aquella situaci¨®n intolerable. La pol¨ªtica de Franco produjo dos grandes secuestros: la Constituci¨®n de 1931, subsanada con la Constituci¨®n de 1978, y la hipoteca de nuestra soberan¨ªa con las bases de Estados Unidos, segundo secuestro que a¨²n no hemos levantado. Ya va siendo hora.
El tercero y ¨²ltimo de los argumentos de nuestra petici¨®n de acabar con la presencia militar norteamericana se basa en las nuevas posibilidades de distensi¨®n internacional. La opci¨®n supercero de retirada de armas nucleares de corto, medio y largo alcance en Europa, que apoyan ambas superpotencias, no deber¨ªa ir seguida, como propone el secretario de Defensa de Estados Unidos, se?or Weinberger, de mayores arsenales de armas convencionales. Espa?a no deber¨ªa contribuir a esa pol¨ªtica, sino que deber¨ªa trabajar para resolver los problemas que pueda tener con sus vecinos y dejar de inventarse enemigos lejanos a los que, por otra parte, la mayor¨ªa de los observadores no consideran como nuestros enemigos. As¨ª, en el llamado plan Schmidt, que pretende ir sustituyendo a la OTAN en Europa Central por un poderoso ej¨¦rcito franco-alem¨¢n (al que podr¨ªan incorporarse m¨¢s adelante el Benelux, Italia y el Reino Unido), en esos planteamientos centroeuropeos no hay ning¨²n inter¨¦s por los pa¨ªses meridionales porque, como se ha subrayado reiteradamente, existe el convencimiento de que ni Grecia ni Portugal ni Espa?a se sienten amenazadas por la URSS.
Distensi¨®n
En definitiva, la responsabilidad de la izquierda est¨¢ bien clara: contribuir a la paz por la v¨ªa de la distensi¨®n y resolver, en nuestro caso concreto, un viejo problema hist¨®rico suscitado en 1953 por una dictadura que ya termin¨® hace m¨¢s de 10 a?os. Los que quieren bases militares "para contribuir a la defensa occidental, etc¨¦tera", dif¨ªcilmente pueden considerarse ya en una posici¨®n de izquierda en nuestro contexto. Ni siquiera el tema de los valores occidentales puede respaldar su postura. Pa¨ªses corno Suecia, Suiza, Austria y Finlandia tienen tanto o m¨¢s respeto que Espa?a por los llamados valores occidentales y, sin embargo, para desarrollarlos no necesitan participar en bloques militares ni tener fuerzas extranjeras de las superpotencias en sus propios territorios.
Con su rechazo a una pol¨ªtica de distensi¨®n como la planteada por Izquierda Unida en el Congreso de los Diputados el pasado d¨ªa 25, el PSOE, que recibi¨® el apoyo de Alianza Popular y de otras formaciones de derechas, ha renunciado a uno de los puntos m¨¢s significativos de lo que puede ser hoy d¨ªa una pol¨ªtica progresista para Espa?a.
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