Claudio Abbado: "Las orquestas de j¨®venes que dirijo buscan una Europa sin fronteras"
El director milan¨¦s inaugur¨® el Festival Internacional de Santander
Claudio Abbado, milan¨¦s de 54 a?os y director de la ¨®pera de Viena, tiene a su cargo como consejero musical a la Orquesta de C¨¢mara de Europa (COE), un grupo de j¨®venes con el que el pasado fin de semana inaugur¨® el Festival Internacional de Santander. Parte de su tiempo lo dedica a trabajar con la Orquesta de J¨®venes de la Comunidad Europea (ECYO), y el pasado abril fund¨® la Orquesta Mahler, tambi¨¦n compuesta por j¨®venes int¨¦rpretes del continente. Su idea y, seg¨²n dice, la de estos tres grupos es buscar "una Europa sin fronteras, con la m¨²sica como mejor embajadora".
Nadie se atrever¨ªa a discutir la posici¨®n de Claudio Abbado como uno de los mejores directores de orquesta de la actualidad adem¨¢s de uno de los m¨¢s elegantes. Su trayectoria ha seguido una l¨ªnea ascendente continuada: deb¨² en 1965 con la Orquesta Filarm¨®nica de Viena; director titular, y musical, de la Scala de Mil¨¢n; principal director invitado de la Orquesta Sinf¨®nica de Chicago; director de la ¨®pera de Viena y conciertos con otras de las mejores agrupaciones orquestales del mundo. Algunas de sus grabaciones discogr¨¢ficas son ya consideradas como hist¨®ricas.En un ensayo con la COE, grupo creado en 1981 por iniciativa de j¨®venes m¨²sicos europeos, el ambiente es mucho m¨¢s relajado que el que se vive en las orquestas de adultos. Los m¨²sicos se r¨ªen mucho y Abbado no ofrece esa imagen bastante habitual de director implacable. "Hay muchas razones", dice, "por las que me interesa trabajar con int¨¦rpretes que empiezan una carrera, entre ellas que existe un sincero entusiasmo, que no est¨¢n amargados por la vida ni expuestos a las necesidades corporativistas de los sindicatos orquestales ni dominados por la rutina".
Abbado no considera su actividad con agrupaciones juveniles como algo secundario y relajante dentro de su otro trabajo con orquestas c¨¦lebres: "Trabajo con j¨®venes con las mismas aptitudes musicales que los profesores de las mejores orquestas. En los pa¨ªses latinos no creo que exista ninguna como la Orquesta de C¨¢mara de Europa, si bien es cierto que en los grandes grupos la experiencia y la tradici¨®n son determinantes. Pero, por ejemplo, en la Orquesta de J¨®venes de la Comunidad Europea la selecci¨®n es muy estricta -lo que garantiza una preparaci¨®n t¨¦cnica- e incluye a m¨²sicos de todos los pa¨ªses de Europa, incluidos algunos ajenos a la Comunidad. El pasado abril he creado la Orquesta Mahler, con m¨²sicos ligados a la tradici¨®n vienesa, provenientes de Centroeuropa. A finales de julio pr¨®ximo, en Berl¨ªn, con esta orquesta y la ECYO juntas, interpretaremos los G¨¹rrelieder, de Wagner, una obra de Stockhausen, y es posible que otra de Mendelssohn. T¨¦cnicamente, todos est¨¢n preparados, y el significado ¨²ltimo es ver a toda Europa unida por la m¨²sica".
Tocar en compa?¨ªa
Abbado asegura que no existe un fin pedag¨®gico en su trabajo: "Aprendo con ellos m¨¢s que ellos conmigo". Generalizando, se refiere a los int¨¦rpretes latinos con cierto tono de reproche. "En pa¨ªses como Italia, Espa?a o Francia", observa, "la aspiraci¨®n de los estudiantes es llegar a solistas. En otros pa¨ªses, la mentalidad es distinta: hacer m¨²sica de c¨¢mara, m¨²sica en grupo. Creo preferible el simple placer de tocar en compa?¨ªa que esa frustraci¨®n que puede tener quien no llega a int¨¦rprete solista".En su etapa en la Scala, que comenz¨® en 1968, Abbado quiso acabar con los vuelos elitistas del teatro: lo abri¨® a los estudiantes y a los obreros. Estas medidas de car¨¢cter social hicieron que en algunos sectores se le adscribiera al partido comunista. "Me pusieron una etiqueta de izquierda. En realidad, el m¨ªo no ha sido nunca un sentimiento ligado a ning¨²n partido, sino un sentido de la justicia que procuro mantener y que me ha llevado a pronunciarme contra el fascismo, las dictaduras, la guerra de Vietnam o la invasi¨®n sovi¨¦tica de Praga".
Como consecuencia de su elegancia como director, Abbado admite que muchas veces han llegado a su camerino cartas y tarjetas de an¨®nimas admiradoras -"aunque esto no es realmente importante"-; del contenido de algunas asegura que no ser¨ªa "educado ni agradable revelarlo"; otras, por el contrario, "son muy bonitas y profundas". Una fan con sentido del humor dice que parece "un pr¨ªncipe monegasco"; su secreto quiz¨¢ est¨¦ en que naci¨® en Mil¨¢n.
Tiempo para aprender
Cuando habla es parco y demuestra timidez; parece m¨¢s interesado en ofrecer detalles sobre sus proyectos que declaraciones de principios. Sin grandes alardes publicitarios ni excesivas concesiones al negocio del director-espect¨¢culo, ha conseguido mantenerse en primera l¨ªnea entre las grandes figuras, ya sus 54 a?os no sabe si le quedan ambiciones o s¨®lo deseos."Simplemente trato de comprender mejor a las personas y a las cosas. Busco tiempo para profundizar, y por eso he pasado hace poco seis meses dedicado al estudio". Tiene tres hijos: Daniel, de 29 a?os, que es director de escena; Alexandra, de 27, que trabaja en el Festival Rossini, y Sebasti¨¢n, de 13, estudiante en Londres. "Somos buenos amigos", dice de su relaci¨®n con ellos.
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