Recurso de agosto
Los mitos tienen la peculiaridad de que viven dentro de cada persona y all¨ª se desarrollan cada uno le a?ade parte de sus deseos, de sus proyectos o de sus frustraciones. Por eso Jos¨¦ Luis Garci hizo bien en llamar a su documental sobre Marilyn Monroe Mi Marilyn; no es un posesivo, sino una versi¨®n. Cuando se vio en el cine, hace a?os, llam¨® la atenci¨®n porque lo ¨²nico que se mov¨ªa era el lenguaje propio de Garci, el de su generaci¨®n o el de la trinsici¨®n y descubrimiento tard¨ªa, y su sed de recuperaci¨®n. Las fotos eran fijas. Visto el lunes en televisi¨®n, conserva intacta toda su antig¨¹edad, y quiz¨¢ se pueda elaborar sobre ¨¦l no el mito de Norma Jean, sino el de ciertas esperanzas que se tuvieron en el primer posfranquismo de que algo podr¨ªa volver a ser, y eso Garci lo refleja muy bien. Pero s¨®lo eso.El prematuro por su creaci¨®n, tard¨ªo por su pase en televisi¨®n, documental de Garci empalm¨® con otro y con otra subjetividad, otra expresi¨®n de lo interiorizado por una persona: Catherine Deneuve. Con m¨¢s valor para el espectador de hoy: una cierta frialdad t¨¦cnica en la elecci¨®n de planos, en su descomposici¨®n en movimientos lentos para que se viera la inefable ca¨ªda de un brazo o el escorzo del cuerpo, o la maravillosa irrupci¨®n de vedettes de ella y la Russell. Una precisi¨®n de lenguaje que mejoraba la otra literatura y, en el fondo tambi¨¦n, la apreciaci¨®n del mito menor de Catherine Deneuve.
Pero todo ello, con sus respectivos valores de personalidad y de mundo antiguo, no cumple lo que se espera de un espacio documental en la Televisi¨®n. ProbabIemente es una falta de previsi¨®n, una manera de acudir en forma de chapuza a lo que se puede pescar en los archivos m¨¢s pr¨®ximos, sorprendidos por la fecha del 25 aniversario. Un recurso de agosto.
Habr¨¢ que esperar la visi¨®n de Ni¨¢gara para ver vivamente a Marilyn, y no despiezada o comentada. Habr¨¢ que ver sus paseos, su desaz¨®n, su desolaci¨®n, su orfandad y su trasero tal como fue revelado por la pel¨ªcula que puso en evidencia su fuego blanco en las grandes pantallas. Y que cada uno vuelva a reconstruir el mito por s¨ª mismo; el que pueda, que reconstruya su ¨¦poca -y a s¨ª mismo-, y el que no, que se la imagine.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.