Shultz descarta un di¨¢logo bilateral con Nicaragua
AGENCIAS, El secretario de Estado norteamericano, George Shultz, rechaz¨® ayer la propuesta reiterada la v¨ªspera por el presidente nicarag¨¹ense, Daniel Ortega, de mantener conversaciones bilaterales con la Administraci¨®n de Ronald Reagan sobre el plan de paz para Centroam¨¦rica presentado el mi¨¦rcoles por la Casa Blanca. Shultz declar¨® en una conferencia de prensa celebrada en Washington que "es imperioso establecer que no hay ninguna posibilidad de que Estados Unidos se siente con Nicaragua para decidir lo que es correcto para Centroam¨¦rica".
El secretario de Estado dej¨®, sin embargo, la puerta abierta a otras f¨®rmulas de di¨¢logo al afirmar que Estados Unidos "est¨¢ preparado para hablar con cualquiera sobre la paz en la regi¨®n, pero tiene que haber un acercamiento regional".Previamente el responsable del Departamento de Estado para Am¨¦rica Latina, Elliot Abrams, hab¨ªa manifestado que la oferta de Ortega de reunirse con Reagan era un intento de obstaculizar el plan de paz para la regi¨®n presentado por el presidente norteamericano. Abrams a?adi¨® que "los nicarag¨¹enses necesitan ser m¨¢s presionados para que digan s¨ª".
Otro alto funcionario norteamericano, el jefe de Gabinete de la Casa Blanca, Howard Baker, declar¨® el mi¨¦rcoles que las negociaciones previstas en el plan Reagan deben establecerse entre Nicaragua, los pa¨ªses de Centroam¨¦rica y la contra, pero no con Estados Unidos, aunque fuentes de Washington admitan la posibilidad de participar en una primera fase de conversaciones multilaterales. El plan Reagan que ha sido elaborado con la colaboraci¨®n de la mayor¨ªa dem¨®crata en el Congreso, recibi¨® ayer, sin embargo, las cr¨ªticas de algunos importantes congresistas de las filas dem¨®cratas. El senador Edward Kennedy consider¨® que se trata de una trampa para garantizar el apoyo parlamentario a la pr¨®xima ayuda econ¨®mica para la contra, que debe ser solicitada el 1 de octubre. La propuesta de paz norteamericana marca como fecha l¨ªmite para el logro de acuerdos en Nicaragua el pr¨®ximo 30 de septiembre, despu¨¦s de la cual Reagan podr¨¢ reanudar y reactivar su pol¨ªtica de ayuda militar a la contra.
El l¨ªder dem¨®crata del Sena do, Robert Byrd, estim¨® que era "poco realista" el plazo tan breve establecido por el plan presidencial para que se llegue a un acuerdo en negociaciones tan complejas. Fuentes oficiales admiten adem¨¢s, que el plan ha sido presentado con el convencimiento de que para los sandinistas resultan no negociables al menos dos puntos del proyecto: la negociaci¨®n directa con la contra y la suspensi¨®n de la ayuda que la Uni¨®n Sovi¨¦tica y otros pa¨ªses socialistas prestan a la naci¨®n centroamericana.
En Washington crece la ¨ªmpresi¨®n, seg¨²n informaba ayer el diario The New York Times citando fuentes oficiales, de que la Casa Blanca ha intentado, con la presentaci¨®n de ese plan, crear el ambiente propicio para asegurar la aprobaci¨®n en el Congreso de la ayuda para la contra.
Esta t¨¢ctica ya hab¨ªa sido utilizada antes. En abril de 1985 el presidente Reagan ofreci¨® un plan de paz para Nicaragua que fue inmediatamente rechazado mediante una carta enviada por las autoridades sandinistas a la Casa Blanca. Un d¨ªa despu¨¦s el Congreso aprob¨® la concesi¨®n de 27 millones de d¨®lares en concepto de ayuda humanitaria a la contra.
Funcionarios norteamericanos reconocen tambi¨¦n que parte del objetivo del plan Reagan es limitar el da?o causado por las audiencias del Irangate, que concluyen el pr¨®ximo lunes. Tambi¨¦n esta t¨¢ctica hab¨ªa sido utilizada anteriormente cuando fue publicado el informe de la comisi¨®n Tower sobre el Irangate. Al d¨ªa siguiente los efectos negativos del informe quedaron disipados por el sorprendente nombramiento de Howard Baker como jefe de Gabinete de la Casa Blanca.Pero el plan para Nicaragua no ha molestado s¨®lo a sectores del Partido Dem¨®crata. Dentro la propia Administraci¨®n, el secretario de Defensa, Caspar Weinberger, no parece estar muy feliz con la idea, de la que, aparentemente, se le ha marginado. El jefe del Pent¨¢gono, seg¨²n el New York Times, est¨¢ molesto por el hecho de que el plan incluya la suspensi¨®n de las maniobras en Honduras, que son "el ni?o bonito de Weinberger", seg¨²n un funcionario.
Los sectores duros del Congreso tambi¨¦n han levantado su voz contra el plan Reagan porque, como dijo el senador republicano Malcom Wallop, consideran muy peligroso suspender las actividades militares durante dos meses y dar tiempo para que los sandinistas se recuperen sobre el terreno.
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