Sublevacion del vecindario
EL VECINDARIO se ha sublevado. En Villanueva del Arzobispo (Ja¨¦n) siti¨® una emisora de radio en la que su alcalde hab¨ªa acabado de anunciar que incrementar¨ªa en un 2.000% la contribuci¨®n urbana. En Pruna (Sevilla) apedre¨® la Casa del Pueblo y una carnicer¨ªa del alcalde, que es del PSOE, porque un grupo de 150 trabajadores del Plan de Empleo Rural no pudo formalizar los contratos que les hubieran permitido comenzar a trabajar. En la localidad zaragozana de La Muela, de unos 900 habitantes, el vecindario -alg¨²n vecino, en principio- fue a¨²n m¨¢s all¨¢ en el acoso a la autoridad constituida, y organiz¨® una matanza de 500 conejos de los corrales privados de la alcaldesa, que es del CDS. En este ¨²ltimo caso se ha insinuado que el m¨®vil es pol¨ªtico y se asegura que los que han acabado con el medio millar de conejos de la granja de la alcaldesa actuaron as¨ª porque no han sabido encajar las elecciones.En todos los casos esperp¨¦nticos que la pasada semana sembraron de asombro la cr¨®nica de los conflictos locales subyace el mismo fantasma: la falta de aprecio-que elementos numerosos del vecindario de las localidades espa?olas parece sentir por el sentido de la representaci¨®n que han otorgado a sus alcaldes y concejales. Los vecinos que de esa manera asaltan y acosan al poder local ofrecen una imagen que da a entender que su relaci¨®n con aquellos a los que han elegido acaba en las urnas. Luego, una vez instalados en la administraci¨®n de los municipios, esos mismos concejales elegidos por ellos deben ser perseguidos o aclamados en la calle seg¨²n se produzcan en contra oa favor de sus intereses. Con esa actitud, que a veces llega a comprenderse de lejos a causa de la crispaci¨®n que algunas situaciones sociales crean en quienes las padecen, los ciudadanos hacen un favor escaso a las aspiraciones de buena vecindad que anidan en todo proceso democr¨¢tico.
Es posible que el alcalde de Villanueva del Arzobispo se excediera en sus pretensiones impositivas, es m¨¢s que posible que los desempleados de Pruna hayan agotado su paciencia a las puertas de la oficina de empleo y es incluso pensable que una locura moment¨¢nea producida por la p¨¦rdida del poder haya conducido a un derrotado de La Muela a acabar con parte de la granja de la alcaldesa. El sistema democr¨¢tico es un artificio que precisa del respeto a las formas, usos y convenciones. Y los primeros obligados a este respeto son las propias autoridades. Por eso, declaraciones de responsables p¨²blicos repletas de carga emocional, con evidente falta de respeto hasta para los m¨¢s elementales derechos humanos, constituyen un flaco servicio para la consolidaci¨®n del esp¨ªritu democr¨¢tico de los ciudadanos.
Pero el sistema democr¨¢tico sobre todo debe dar salida, mediante el pacto y la negociaci¨®n, a los problemas sociales. Por eso no siempre la ruptura de las formas merece simplemente una descalificaci¨®n, sino que tambi¨¦n puede ser el s¨ªmbolo de cuestiones embalsadas para las que los poderes p¨²blicos carecen de la necesaria sensibilidad. As¨ª, en el caso de Villanueva del Arozbispo, con independencia de la condenable actitud de las coacciones callejeras, el alcalde, o gastaba una broma del mal gusto a sus convencinos o su sistema de administraci¨®n municipal no cuenta con el m¨¢s m¨ªnimo respaldo popular y, por tanto, debe dimitir. Porque ¨¦sta es otra asignatura pendiente en el sistema pol¨ªtico espa?ol. No pocos responsables pol¨ªti-cos han patrimonializado al poder y parecen poco dispuestos a dimitir de sus cargos, por m¨¢s evidente que sea el rechazo de los ciudadanos a su gesti¨®n.
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