Peter Schneider: "Herzog tiene una forma distinta de aproximarse a la ¨®pera"
El director del 'Lohengrin' de Bayreuth actuar¨¢ pr¨®ximamente en Barcelona y Madrid
El director austriaco Peter Schneider (Viena, 1939), creador junto con Werner Herzog de la nueva producci¨®n de Lohengrin presentada este a?o en Bayreuth, tiene en cartera, entre sus pr¨®ximos compromisos art¨ªsticos, actuar en Espa?a, pa¨ªs que, seg¨²n afirma, visitar¨¢ por vez primera. La pr¨®xima temporada dirigir¨¢ en el Liceo de Barcelona Der Freisch¨¹tz, de Weber, y, dentro de dos, tiene previsto presentar en Madrid Trist¨¢n e Isolda, de Wagner, con el tenor Ren¨¦ Kollo en el papel principal.
En declaraciones realizadas a este diario, Schneider se manifiesta satisfecho de su trabajo junto a Herzog: "Tiene una forma completamente distinta de aproximarse a la ¨®pera. Respeta enormemente la m¨²sica y de ella hace que brote todo lo que aparece sobre la escena"."La colaboraci¨®n con Herzog me ha resultado muy interesante, porque, al no tener el demasiada experiencia oper¨ªstica, conf¨ªa totalmente en los impulsos que le provoca la m¨²sica. De esta manera, la atm¨®sfera que consigue crear sobre la escena traduce perfectamente la que crea la m¨²sica desde el foso", afirma Schneider. "Pese a todo", a?ade, "quiz¨¢ hubiera podido dar m¨¢s movimiento a la acci¨®n. Tal como est¨¢, resulta excesivamente est¨¢tica. Pero este problema puede quedar resuelto en los pr¨®ximos a?os".
Una de las caracter¨ªsticas diferenciales del festival de Bayreuth es ¨¦sta a la que alude Schneider: las producciones que se representan y permanecen en cartel varios a?os, durante los cuales cabe la posibilidad de irlas enriqueciendo con nuevas ideas.
Pero la excepcionalidad de Bayreuth no depende ¨²nicamente de estas tan draconianas como justas condiciones de trabajo. El propio edificio, mandado construir por Wagner para representar sus propias obras, resulta excepcional: "El caso de Bayreuth es desde luego ¨²nico: el compositor no s¨®lo nos dej¨® su m¨²sica, sino tambi¨¦n el espacio donde hab¨ªa de sonar mejor. En toda la historia de la m¨²sica no existe un paralelo posible", manifiesta el director.
Las condiciones ac¨²sticas de la sala son sin duda inmejorables. Ello depende en buena medida de la disposici¨®n de la orquesta, situada sobre un plano inclinado, en el mismo sentido que el del p¨²blico que, en sus tres cuartas partes, se halla debajo del escenario.
Durante la representaci¨®n, el p¨²blico no puede ver al director, colocado tras una concha que cubre toda la boca del foso. La circulaci¨®n del sonido que crea tales condiciones ha sido comparada a menudo con la que se produce en el interior de una caja de viol¨ªn.
Frenar a la orquesta
"Hace falta mucha experiencia para saber dominar tales condiciones, pues junto a las ventajas tambi¨¦n se dan inconvenientes", puntualiza Schneider. "Si normalmente el trabajo del director, en un teatro normal, consiste en frenar a la orquesta para que las voces puedan o¨ªrse, aqu¨ª, al quedar la orquesta debajo del escenario, el director puede dar rienda suelta a la emoci¨®n; no hace falta que est¨¦ constantemente a la defensiva para tocar bajo. La mezcla de voces e instrumentos que llegar¨¢ hasta el auditorio ser¨¢ perfecta. Pero el inconveniente es que tal resultado puede apreciarse ¨²nicamente desde la sala: en obras de orquestaci¨®n abundante, como es el caso del El anillo de los Nibelungos, en muchas ocasiones el director no oye a los cantantes, s¨®lo les ve mover la boca. Si piensa que est¨¢ tapando las voces se equivoca: en la sala la combinaci¨®n resulta perfecta".De aqu¨ª, seg¨²n Schneider, se deriva el hecho de que muchos cantantes que debutan en Bayreuth -y en su Lohengrin ten¨ªa dos, el tenor Paul Frey y la soprano Nadine Secunde- tiendan a forzar la voz, convencidos de que no se les oye: "El sonido de la orquesta sube desde el foso, rebota en la concha situada detr¨¢s del director, llega hasta el fondo del escenario y desde all¨ª, uni¨¦ndose a las voces, se dirige hasta el final de la sala. Ello plantea un problema adicional, especialmente en las escenas corales: las voces han de entrar ligeramente retrasadas con respecto a la orquesta, pues el recorrido que realiza el sonido producido por ¨¦sta es m¨¢s largo. Por todo ello, durante los ensayos resulta absolutamente necesario estar en contacto; yo, incluso, utilizo un tel¨¦fono con el asistente, sentado en la sala, para que me diga c¨®mo van las cosas. Desde el foso es imposible saberlo".
A tales conclusiones llega Peter Schneider tras una experiencia en Bayreuth que se remonta a 1981, cuando fue llamado para dirigir El holand¨¦s errante. En 1984, 1985 y 1986 sustituy¨® a Solti frente al cielo completo de El anillo de los Nibelungos. Su tercer t¨ªtulo, Lohengrin, le consolida finalmente como uno de los grandes directores actuales del repertorio wagneriano, aunque ¨¦l prefiera mantenerse al margen de este adjetivo: "Tiene algo de exclusivo que no comparto. A m¨ª me gustan mucho Verdi y Mozart, y tambi¨¦n la ¨®pera contempor¨¢nea. Adem¨¢s dirijo repertorio sinf¨®nico. Y, la verdad, si Wagner viviera, no s¨¦ qu¨¦ pensar¨ªa de los que se llaman a s¨ª mismos wagnerianos".
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