La regi¨®n subsahariana, en el Cuarto Mundo
Si fue el recientemente desaparecido economista franc¨¦s Fran?ois Perroux quien nos proporcion¨® la expresi¨®n Tercer Mundo (por sus analog¨ªas con el tercer Estado, el pueblo llano, por relaci¨®n con el primero, la aristocracia, y el segundo, el clero en la Francia revolucionaria), lo cierto es que el concepto de Cuarto Mundo naci¨® en la Conferencia de Cooperaci¨®n Econ¨®mica Internacional celebrada en Par¨ªs en junio de 1977. En aquel entonces, los Pa¨ªses Menos Avanzados (PMA), componentes del Cuarto Mundo, se definieron en funci¨®n de criterios como el de PIB per c¨¢pita inferior a 200 d¨®lares, predominio rural en econom¨ªas de supervivencia, bajo nivel de industrializaci¨®n, insuficiencias educativas, alimenticias y sanitarias y, en definitiva, una extrema pobreza expresiva de su vulnerabilidad y de su subdesarrollo. El ritmo de crecimiento econ¨®mico de los PMA (o m¨¢s bien de estancamiento, para algunos) es tal que no parecen tener muchas oportunidades de despegar y alcanzar el tramo superior de otros pa¨ªses en desarrollo en el transcurso de los pr¨®ximos decenios. Tales pa¨ªses -seg¨²n las Naciones Unidas y por orden alfab¨¦tico- son: Afganist¨¢n, Burkina Faso (antiguo Alto Volta), Bangladesh, Ben¨ªn (antiguo Dahomey), But¨¢n, Botsuana, Burundi, Cabo Verde, Centro¨¢frica, Comores, Chad, Etiop¨ªa, Gambia, Guinea-Bissau, Guinea Ecuatorial, Hait¨ª, Laos, Lesotho, Malawi, Maldivas, Mal¨ª, Nepal, N¨ªger, Uganda, Ruanda, Samoa, Somalia, Sud¨¢n, Tanzania, Yemen Araba y Yemen Democr¨¢tico (los nombres en cursiva corresponden al entorno de la regi¨®n subsahariana, Sahel).De la Conferencia sobre PMA celebrada en Par¨ªs en 1981 surgi¨® el Nuevo Programa Sustancial de Acci¨®n para el Decenio de 1980 (NPSA), que puede considerarse, por sus caracter¨ªsticas, como una estrategia internacional de desarrollo, espec¨ªfica para los PMA y enmarcada en el contexto del Tercer Decenio de las Naciones Unidas para el Desarrollo (1981-1990). En el NPSA se estableci¨® que un 0,15% de la Asistencia Oficial al Desarrollo (AOD) de los pa¨ªses donantes fuese a los PMA, teniendo en cuenta que para la mayor¨ªa de estos pa¨ªses su principal y casi ¨²nica fuente de financiaci¨®n externa es en forma de AOD. De acuerdo con lo previsto, en septiembre de 1985 se llev¨® a cabo en el seno de la UNCTAD un examen de la aplicaci¨®n del NPSA. Y en 1986 se aprob¨® en las Naciones Unidas un programa especial de ayuda a ?frica, aunque con una cifra mucho menor de la prevista, y con toda clase de incertidumbres sobre la forma de su instrumentaci¨®n y sus plazos de realizaci¨®n. Mientras tanto, los pa¨ªses africanos se debaten entre la penuria, el hambre y el holocausto ecol¨®gico. Todo lo anterior es especialmente grave en relaci¨®n con la regi¨®n subsahariana. Un ¨¢rea de pa¨ªses africanos que anteriormente, en los manuales de geograf¨ªa, sol¨ªa describirse de forma un tanto pl¨¢cida como regiones que por su suelo y vegetaci¨®n pod¨ªan caracterizarse como estepas, susceptibles de ciertos cultivos, y sabanas propias para el pastoreo, surcadas por r¨ªos que contribu¨ªan a formar bosques-galer¨ªa, y con algunas zonas de mayor altura o menos explotadas cubiertas de matorral. Hoy una gran parte de este territorio se encuentra desertificado por toda una serie de causas naturales y, sobre todo, inducidas por el hombre.
El cuadro que acompa?a este art¨ªculo constituye una sinopsis de lo que podr¨ªamos denominar la regi¨®n subsahariana y su entorno. Considerando como entorno toda una serie de ¨¢reas no sahelianas en un sentido m¨¢s estricto geogr¨¢fico, y que abarcan a tres pa¨ªses del llamado Cuerno de ?frica -Etiop¨ªa, Somalia y Yibuti- que padecen problemas muy similares a los de la regi¨®n subsahariana en la misma latitud. El cuadro cubre, pues, todo el territorio de la regi¨®n subsahariana y sus aleda?os, pero no los territorios y pa¨ªses con ¨¢reas ya sahelizadas en el sentido de males y penurias, como sucede con el norte de Ghana, de Nigeria, e incluso en las zonas fronterizas septentrionales de la costa de Marfil y de la Rep¨²blica Centroafricana; territorios con problemas cada vez m¨¢s graves, con sequ¨ªas y trastornos ecol¨®gicos muy similares a los que castigan ,a la regi¨®n subsahariana.
Una 'regi¨®n-problema'
Tambi¨¦n es verdad que de los 12 pa¨ªses que figuran en el cuadro, algunos tienen ¨¢reas no estrictamente sahelizadas, m¨¢s favorecidas por la naturaleza o menos amenazadas por los males que despu¨¦s analizaremos. Pero, en definitiva, y esto es lo m¨¢s importante, la situaci¨®n econ¨®mica, alimentaria, educativa y los conflictos que se derivan de la penuria y el hambre inciden en toda la poblaci¨®n de esos pa¨ªses.
La regi¨®n subsahariana empez¨® a ser objeto de atenci¨®n mundial, como regi¨®n -problema, a consecuencia de las grandes sequ¨ªas y hambres de 1972 y de los a?os siguientes. No pocos pensaron que se trataba de una especie de maldici¨®n pasajera sobre los amplios espacios sahelianos y sus poblaciones. Pero en realidad esos males eran s¨®lo el comienzo de las graves repercusiones de pol¨ªticas con frecuencia inadecuadas y desacompasadas, muchas veces aplicadas irreflexivamente por pa¨ªses europeos que contribuyeron a cambiar radicalmente los equilibrios anteriores. Desde Europa lleg¨® una sanidad que sin altas sofisticaciones hizo factible una verdadera explosi¨®n demogr¨¢fica, que contribuy¨® a aumentar la presi¨®n poblacional sobre recursos naturales sumamente fr¨¢giles. El sobrepastoreo amenaz¨® los pastizales, y las necesidades de le?a significaron una erosi¨®n continua de recursos forestales muy limitados. Las exigencias de agua acabaron con muchos de los pozos preexistentes, y el manto fre¨¢tico todav¨ªa no bien estudiado se explot¨® en ocasiones de manera abusiva. La cubierta vegetal se vio, en definitiva, sumamente deteriorada, y los problemas demogr¨¢ficos se agudizaron por la tendencia a la fijaci¨®n de las poblaciones n¨®madas descendientes del desierto a causa de una aridez creciente tambi¨¦n en aquellos espacios.
En las zonas fronterizas, al sur de la regi¨®n subsahariana, e incluso en alguna de las ¨¢reas m¨¢s favorecidas por el clima, tambi¨¦n los europeos contribuyeron a cambiar la situaci¨®n. Los cultivos aut¨®ctonos para el autoabastecimiento nutritivo se vieron sustituidos en gran medida por cultivos destinados a la exportaci¨®n, con agresiones muy graves al medio y que, adem¨¢s, condujeron a una dependencia alimentaria del exterior cada vez mayor. El abundante consumo de tub¨¦rculos y otros productos alimentarios locales se sustituy¨® por el binomio arroz / trigo, con semillas, fertilizantes y plaguicidas no siempre apropiados a esas latitudes. Adem¨¢s, la ayuda recibida en las ¨¦pocas de penuria favoreci¨® el cambio de otros h¨¢bitos alimenticios.
Como dice el viejo refr¨¢n, "cuando no hay harina, todo se vuelve moh¨ªna", y a las cat¨¢strofes derivadas de los traumatismos en los ecosistemas -del avance del desierto hacia el Sur, como a veces se dice eufem¨ªsticamente- vino a sobreponerse la falta de Administraciones p¨²blicas eficaces, oligarquizadas, cuando no corruptas, y sin soluciones para un medio natural cada vez m¨¢s deteriorado.
Ante esta situaci¨®n, han tenido lugar numerosas reuniones internacionales, entre las que destaca la del plan especial para ?frica dise?ado en 1985, al que ya nos referimos. en el primer art¨ªculo de esta serie. Sin embargo, los problemas de tan extensas superficies y de poblaciones tan considerables requieren para su soluci¨®n algo m¨¢s que las recomendaciones de organismos internacionales, a menudo compartimentados en excedo, precariamente coordinados y seguidos con apat¨ªa por Gobiernos nacionales burocratizados.
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