El reto sindical pendiente
Las elecciones sindicales han confirmado una vez m¨¢s, el avance de las organizaciones sindicales m¨¢s representativas al contar tambi¨¦n, en esta ocasi¨®n, con el respaldo de la mayor¨ªa de los trabajadores espa?oles, que han participado ampliamente en las empresas donde se han celebrado elecciones sindicales.Despu¨¦s del proceso electoral, todos los sindicatos han hecho sus an¨¢lisis y han reflexionado sobre qu¨¦ hacer de aqu¨ª a los pr¨®ximos a?os en materia de pol¨ªtica sindical, institucional y organizativa.
Por lo que respecta a la pol¨ªtica sindical a seguir de aqu¨ª en adelante, se observa en dichos an¨¢lisis una clara y favorable posici¨®n a seguir. defendiendo la concertaci¨®n. Esta pol¨ªtica es l¨®gica en la UGT y positiva por parte de CC OO, que as¨ª modifica en el terreno de los principios y declaraciones sus posicionamientos anteriores. Sin lugar a dudas, esto va a facilitar la unificaci¨®n de criterios entre los dos sindicatos, cosa que es siempre deseable en torno a la defensa de la -concertaci¨®n y de la solidaridad. A pesar de ello, y en base a nuestra experiencia, va a subsistir la inc¨®gnita sobre el comportamiento de CC OO en tomo a la concertaci¨®n, sobre todo cuando en esta ocasi¨®n est¨¢ pendiente de su congreso confederal.
Lo que nadie discute es que la concertaci¨®n es la mejor pol¨ªtica posible para desarrollar el concepto de solidaridad y la mejor alternativa para evitar la sociedad dual, la divisi¨®n y la quiebra del movimiento obrero.
Del mismo modo, la concertaci¨®n hace m¨¢s f¨¢cil desarrollar el concepto de estado de bienestar social, un concepto mucho m¨¢s ofensivo para defender los intereses de la mayor¨ªa de esta sociedad as¨ª como para la puesta en pr¨¢ctica de un proyecto de sociedad progresista y solidario.
En cuanto a la pol¨ªtica institucional, hay coincidencia en cuanto a la pretensi¨®n de mejorar sustancialmente la presencia de los sindicatos en los institutos del Ministerio de Trabajo y de la Seguridad Social a trav¨¦s de la presencia de los mismos en los consejos generales y en las comisiones provinciales.
Desde luego, esa presencia debe garantizar una real intermediaci¨®n de los sindicatos entre los trabajadores y los institutos mencionados, estando pendiente una reivindicaci¨®n muy sentida por los sindicatos que nos parece razonable secundar por parte de la Administraci¨®n y que tiene semejanza con algunos pa¨ªses europeos: la gesti¨®n de las prestaciones de desempleo por los sindicatos dentro de una necesaria y urgente reforma global del Instituto Nacional de Empleo (Inem).
En este apartado debemos asimismo reivindicar la constituci¨®n urgente del consejo econ¨®mico y social, que deber¨ªa de tener una composici¨®n similar a otros consejos europeos donde intervienen representantes del Gobierno y los interlocutores sociales (sindicatos y empresarios).
En tercer lugar, en materia de pol¨ªtica organizativa, todos los an¨¢lisis determinan que los sindicatos tienen que modernizar sus estructuras mejorando su presencia e implantaci¨®n en las empresas, aumentando as¨ª paralelamente su afiliaci¨®n. Para ello es imprescindible perfilar una pol¨ªtica m¨¢s ofensiva y comprometida desde el punto de vista organizativo en coherencia con los cambios y mutaciones que se vienen produciendo por la introducci¨®n de nuevas tecnolog¨ªas en las empresas que est¨¢n configurando un movimiento obrero sociol¨®gicamente distinto al de finales del siglo pasado.
En relaci¨®n a este punto, el primer hecho a tener en cuenta es el avance cuantitativo y cualitativo del sector de los servicios, que est¨¢ configurando lo que ya se llama la sociedad del ocio, la cultura y la inteligencia, superando con creces, en cuanto a la poblaci¨®n activa espa?ola, el 50% de los asalariados, y donde no podemos desconocerlo se da tambi¨¦n una creciente marginaci¨®n, empleo en precario y una menor conciencia y experiencia sindical.
Un segundo hecho. significativo es la integraci¨®n de la mujer y de la juventud en el mercado de trabajo, con el esfuerzo que eso debe suponer para los sindicatos en cuanto a contemplar los problemas espec¨ªficos de esos importantes colectivos y la necesidad de ofrecerles alternativas desde el sindicato y respuestas organizativas a sus distintas peculiaridades.
El tercer hecho es la problem¨¢tica cada vez m¨¢s creciente de los t¨¦cnicos, cuadros y mandos intermedios que deben de tener acomodo en los sindicatos y una respuesta eficaz a sus reivindicaciones, mal atendidas en Espa?a desde hace algunos a?os.
A todo ello hay que a?adir las dificultades. de los sindicatos para contactar con los delegados y responsables, sobre todo de las peque?as empresas (menos de 50 trabajadores), as¨ª como para transmitirles la informaci¨®n y la formaci¨®n precisa para el desarrollo de la acci¨®n sindical, de caracter¨ªsticas bien distintas en este tipo de empresas.
Fortalecer los sindicatos
A pesar de las tareas enumeradas y del esfuerzo que puedan hacer internamente los sindicatos, ¨¦stos requieren desde hace algunos a?os una serie de medidas de apoyo al movimiento sindical, que haga posible que nuestro pa¨ªs cuente con sindicatos fuertes, con recursos suficientes, y que puedan jugar as¨ª un papel eficaz en las instituciones y en la vida social, equiparable al de los sindicatos europeos.
La contribuci¨®n del movimiento sindical a la consolidaci¨®n democr¨¢tica ha sido innegable. Sin embargo, y a pesar de que la Constituci¨®n espa?ola reconoce ya a los sindicatos como piezas b¨¢sicas del ordenamiento jur¨ªdico e institucional del Estado, las organizaciones obreras han sido relegadas a un papel m¨¢s bien secundario. A pesar de ello han conseguido avances sustanciales, sobre todo en el reconocimiento sindical en la empresa y en el marco de las relaciones laborales y de la negociaci¨®n colectiva.
En los momentos presentes es menester reforzar y reafirmar la incidencia social e institucional de los sindicatos frente a la contraofensiva conservadora y neoliberal que el capitalismo est¨¢ desarrollando por todos los pa¨ªses, al amparo de presuntas soluciones a la crisis econ¨®mica que se vive en Occidente.
Desde el convencimiento de que ¨²nicamente a trav¨¦s de una pol¨ªtica de solidaridad y participaci¨®n social del sindicato es posible dar una salida adecuada a la crisis, estamos abogando por una acci¨®n sindical renovada que suponga cohesionar y vertebrar el tejido social de nuestro pa¨ªs con el objetivo de conseguir mayores avances sociales en la defensa de los intereses globales de la clase trabajadora.
Apoyar al movimiento sindical en el logro de estos objetivos supone contemplar tanto una serie de medidas legales e institucionales que contribuyan a su fortalecimiento como el potenciar iniciativas econ¨®micas y de servicios que posibiliten la obtenci¨®n de recursos con vistas a afianzar las prioridades de nuestra acci¨®n, mejorar las condiciones de vida y de protecci¨®n social as¨ª como la prestaci¨®n de servicios eficaces a nuestros afiliados.
Precisamente, y con reiteraci¨®n, venimos manifestando que los trabajadores afiliados se encuentran discriminados en relaci¨®n a los que no lo est¨¢n, porque ¨¦stos consiguen las mismas ventajas que aqu¨¦llos sin pagar la cuota correspondiente al sindicato. Por otra parte, es evidente que los trabajadores que se acercan al sindicato por motivaciones ideol¨®gicas, pol¨ªticas o doctrinales est¨¢n pr¨¢cticamente afiliados. ?sa es una v¨ªa agotada, sin lugar a dudas, para aumentar la afiliaci¨®n a los sindicatos.
Las motivaciones, por tanto, para la afiliaci¨®n van a depender, como ocurre en Europa, principalmente de la capacidad de los sindicatos para ofrecer servicios a corto plazo.
En este sentido, los aspectos ligados a la presencia institucional de los sindicatos, la intervenci¨®n directa de los sindicatos en la formaci¨®n profesional a partir de la experiencia positiva del Fondo de Solidaridad y de las nuevas posibilidades que se contemplan en el plan FIP, la econom¨ªa social, los fondos complementarios de pensiones, el ocio y tiempo libre, los seguros individuales a trav¨¦s de la cuota del afiliado, las posibles entidades financieras como aportaci¨®n alternativa al ahorro del trabajador afiliado y la gesti¨®n, aunque sea experimental en una primera fase, de las prestaciones por desempleo, son algunas muestras de este cap¨ªtulo que deben desarrollar los sindicatos en Espa?a.
No obstante, no hay ninguna raz¨®n, como algunos temen, para que esta actividad creciente no sea compatible con un movimiento sindical aut¨®nomo y democr¨¢tico ni con un movimiento sindical reivindicativo y eficaz en contacto con la realidad de las empresas y el sentir mayoritario de los trabajadores. Tampoco lo ser¨¢ con un sindicalismo que aumente su credibilidad y sea m¨¢s respetado por los poderes p¨²blicos y los empresarios.
La experiencia del movimiento sindical europeo ha demostrado que un sindicalismo de corte institucional, muy bien relacionado con los gestores de las empresas p¨²blicas e inclusive con la empresa privada, con una estimable presencia en los medios de comunicaci¨®n, est¨¢ condenado al fracaso si s¨®lo se dedica a esas actividades.
En definitiva, ¨¦stos son algunos puntos para reflexionar sobre qu¨¦ hacer de los sindicatos y sobre los grandes retos pendientes de aqu¨ª a los pr¨®ximos a?os.
En este sentido, la UGT ha elaborado un ambicioso plan de trabajo en base a las resoluciones de su 34? congreso federal, que pretende caminar por esta v¨ªa y responder a esta problem¨¢tica. Por su parte, CC OO seguramente har¨¢ lo mismo en su pr¨®ximo congreso a partir de las ponencias presentadas al mismo que hemos tenido la oportunidad de analizar.
Modernizar las estructuras de los sindicatos, adecuarse a los cambios tecnol¨®gicos descritos, recogiendo al mismo tiempo lo mejor de la historia del movimiento obrero espa?ol, es imprescindible para crecer y para ser m¨¢s fuertes.
Ello es adem¨¢s necesario para vertebrar la sociedad y defender con ¨¦xito a los trabajadores espa?oles. Los sindicatos, desde luego, no tienen otra misi¨®n.
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