Por tierras cordobesas

Como siempre en su pueblo, Fosforito ech¨® el resto. En medio del fervor de sus paisanos, hizo un recital largo e intenso, en el que no faltaron -no pod¨ªan faltar- creaciones personales suyas tan hermosas como la sole¨¢ apol¨¢ o el taranto. Cant¨® constantemente al borde de sus posibilidades f¨ªsicas, todo coraz¨®n, en una pelea ag¨®nica en verdad emocionante. No fue el ¨²nico buen cante que escuchamos en Puente Genil. Luis de C¨®rdoba, Jos¨¦ Menese y Manuel Mairena brillaron a parecido nivel de excelencia. Luis tuvo una de las mejores noches que se recuerdan, en esa l¨ªnea suya de enorme musicalidad, en que el cante se convierte en una tersa melod¨ªa sin sobresaltos; desdramatiza el cante, pero lo hace muy inteligentemente, sin florituras ni arabescos gratuitos.

Drama hay siempre, en cambio, en el cante de Menese, con su dureza, con su rigor sin concesiones. Sigue siendo -nunca ha dejado de serlo- ese cantaor de tremenda sinceridad que se vuelca en cada cante como lo hace Mairena, que mantiene con una dignidad ejemplar el alto rango de su casa. Mairena viene haciendo una larga serie de ton¨¢s, enormes de dificultad y de jondura. Hace tambi¨¦n unos tientos-tangos sobre los versos machadianos a la saeta muy interesantes, y por sole¨¢ y por siguiriya es uno de los maestros; por buler¨ªas abusa del cupl¨¦.

Menese, mejor en Baena

Del resto del programa no queda mucho que recordar. Calixto, en su l¨ªnea habitual de brillantez, gust¨® mucho en los tientos, que hizo medidos, ajustados, sin excederse. Rejano es un cantaor discreto, que en la letras fandangueriles parece seguir el camino del Cabrero. El baile de Ana Rodr¨ªguez, de lo m¨¢s corrientito. Al d¨ªa siguiente, en Baena, o¨ªmos de nuevo a Menese y Mairena. El primero estuvo mejor que en Puente Genil, extraordinario por siguiriyas y por tarantos. Mairena, en l¨ªnea semejante a la de all¨ª.

Naranjito cant¨® como en ¨¦l es ya costumbre, con grandeza y seguridad, desarrollando los cantes con arreglo a sus grandes facultades. Grana¨ªnas, siguiriyas, tangos trianeros, fandangos del Gloria y del Sevillano... La de Revuelo, a quien hac¨ªa tiempo no ve¨ªamos, no nos sorprendi¨® con nada nuevo; pero en lo que hace pone toda la gracia del mundo. Churumbaque es un cantaor cordob¨¦s que hizo un gran cante por caracoles, y Rosales, un aficionado local interesante.