Rudolf Hess, el ¨²ltimo jefe nazi, muere en Berl¨ªn
Rudolf Hess, lugarteniente y hombre de confianza de Adolf Hitler, muri¨® ayer a los 93 a?os en la c¨¢rcel de Spandau, en Berl¨ªn, tras m¨¢s de 40 a?os de cautiverio, 20 de ellos como ¨²nico recluso de esta prisi¨®n militar de las cuatro potencias vencedoras de la II Guerra Mundial. Con Hess muere el ¨²ltimo representante de la c¨²pula del nacionalsocialismo alem¨¢n, cuyo cautiverio se hab¨ªa convertido en los ¨²ltimos a?os para unos en el s¨ªmbolo de la expiaci¨®n de los cr¨ªmenes nazis contra la humanidad, y para otros, en la prueba de la propia actitud inhumana de los vencedores hacia un anciano.
La muerte del solitario de Spandau acaeci¨® a media tarde, seg¨²n anunci¨® su hijo Wolf R¨¹diger Hess y confirmaron en Berl¨ªn Oeste las autoridades militares de las fuerzas aliadas occidentales. Minutos antes de hacerse p¨²blica la noticia, el cuerpo del anciano prisionero hab¨ªa sido trasladado a un hospital de la ciudad. El traslado, realizado sin escolta ni preparativos previos, as¨ª como el hecho de que los jefes de las comandancias aliadas se hab¨ªan reunido urgentemente, hac¨ªan prever un desenlace inmediato. El gobierno militar brit¨¢nico en Berl¨ªn inform¨® m¨¢s tarde que Hess hab¨ªa muerto ya antes de ser sacado de la prisi¨®n. Tras casi la mitad de su larga vida en prisi¨®n, muri¨® as¨ª, sin recobrar la libertad que hasta hace pocos meses hab¨ªa solicitado, el hombre que despu¨¦s de ser lugarteniente de Hitler en vida de ¨¦ste tuvo que suplantarlo tambi¨¦n en el castigo de por vida que le fue impuesto por el tribunal militar de N¨¹remberg.
Desde el 10 de mayo de 1941, el d¨ªa en que se lanz¨® en paraca¨ªdas sobre la campi?a brit¨¢nica tras un vuelo en solitario para una misi¨®n supuestamente pacificadora, absurda o incomprendida, Rudolf Hess no volvi¨® a ser un hombre libre. En N¨¹remberg, la Uni¨®n Sovi¨¦tica pidi¨® para ¨¦l la pena de muerte, pero los otros tres aliados vencedores -Estados Unidos, Francia y Gran Breta?a- impusieron la cadena perpetua dada su iniciativa de volar a Gran Breta?a, que nadie supo dilucidar si fue provocada por la buena fe o por un desequilibrio mental.
Las autoridades de la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA) no han cesado en los ¨²ltimos a?os de pedir la liberaci¨®n de Hess como signo de magnanimidad por parte de las potencias vencedoras. En 1985, el presidente de la RFA, Richard von Weizs?cker, pidi¨® en su mensaje navide?o la libertad para Nelson Mandela y Andrei Sajarov, y tambi¨¦n para este anciano que ya sal¨ªa muy poco a pasear por el patio de esa prisi¨®n, construida en el siglo pasado para 600 presos y que desde ayer queda vac¨ªa.
El canciller Helmut Kohl escribi¨® una carta el pasado a?o a los dirigentes de las cuatro potencias vencedoras de la guerra, que desde entonces se turnaban en la vigilancia de esta antigua fortaleza destinada a los siete principales criminales de guerra no ejecutados tras los juicios de N¨¹remberg. Desde que Alfred Speer abandon¨® la c¨¢rcel en 1966, los 42 soldados y oficiales s¨®lo controlaban los cada vez m¨¢s escasos movimientos de Hess, en los ¨²ltimos a?os pr¨¢cticamente ciego. El defensor de Hess ante el tribunal militar aliado, Alfred Seidl, dedicado desde entonces a luchar por la libertad de su defendido no cej¨®, junto al hijo del dirigente nazi, en buscar resortes para lograr que pudiera morir en el seno de su familia.
La Uni¨®n Sovi¨¦tica, sin embargo, ha mantenido hasta el final su decisi¨®n de no liberar a Hess para mantener al que ha considerado como el s¨ªmbolo viviente del nacionalsocialismo que devast¨® Rusia occidental y caus¨® mas de 20 millones de muertos a su pueblo. Al no haber podido capturar vivo a Hitler, Hess se convirti¨® para la URSS en el sujeto que durante el mayor tiempo posible mostrara la expiaci¨®n de los cr¨ªmenes nacionalsocialistas.
El temor a que la muerte en cautiverio de Hess pudiera crear un mito ¨²til para la extrema derecha alemana ha sido utilizado como argumento por su defensor, su hijo y personalidades favorables a su liberaci¨®n. Desde hace a?os, los grupos neonazis se manifestaban ante la c¨¢rcel de Spandau pidiendo su puesta en libertad y el lema de "Freiheit f¨¹r Hess" (libertad para Hess) prolifera en las pintadas neonazis en las ciudades de la RFA. Aunque en un principio se dijo que el cuerpo de Hess ser¨ªa incinerado y sus cenizas esparcidas en un lugar secreto, para no crear un escenario de culto para esta minor¨ªa neonazi, el gobierno militar brit¨¢nico en Berl¨ªn anunci¨® ayer que el cad¨¢ver ser¨¢ entregado a la familia.
La prisi¨®n de Spandau, bajo la jurisdicci¨®n de las cuatro potencias vencedoras s¨®lo mientras viviera su ¨²ltimo prisionero, ser¨¢ demolida. "Con la muerte de Rudolf Hess la c¨¢rcel de Spandau ha cumplido su objetivo", aseguraba un comunicado del gobierno militar brit¨¢nico en Berl¨ªn.
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