El tumulto
Todo result¨® como estaba previsto. Lleno hasta la bandera -4.000 a 5.000 personas- en el polideportivo Los Cantos. Los dos m¨¢s grandes mitos del flamenco actual llevan siempre un p¨²blico multitudinario que disfruta de lo lindo con lo que cada uno de ellos hace.Camar¨®n, como siempre, busca en las buler¨ªas su cauce de mayor comunicaci¨®n con la gente, y lo logra con ese rajo tan especial suyo, esa personal¨ªsima forma de desarrollar un estilo con el que los gitanos se sienten plenamente identificados. Y los gitanos se vuelven locos con ¨¦l, esto est¨¢ claro. Hizo tambi¨¦n alegr¨ªas, tarantos, tangos, fandangos, y como el cantaor se encontraba bien f¨ªsicamente, con la voz fresca, hay que decir que fue a m¨¢s y que tuvo una actuaci¨®n, si no memorable, s¨ª gratificante.
IV noche flamenca
Cante: Jos¨¦ Merc¨¦, Camar¨®n de la Isla, Cabrero. Toque: Jos¨¦ Luis Postigo, Tomatito. Carmen Linares, con Pedro Sierra y Paco Cruz al toque, Francisco Javier al baile, Antonio el Yey¨¦ al cante y las palmas. Familia Fern¨¢ndez. Alcorc¨®n, Madrid, 4 de septiembre.
En cuanto al Cabrero, se produjo en su l¨ªnea habitual, con esa voz suya tan cantaora, prodigando los fandangos en varias tandas y solvente en el resto de los cantes, especialmente por soleares. Yo tengo la impresi¨®n de que el Cabrero quisiera liberarse de la tiran¨ªa del fandango y convertirse en un gran int¨¦rprete de los estilos mayores, pero su p¨²blico no le deja. ?stas son, en ocasiones, las servidumbres del ¨¦xito, y me temo que pasar¨¢ mucho tiempo antes de que el cantaor pueda realmente hacer su voluntad en esto, si es que alg¨²n d¨ªa lo consigue.
Camar¨®n y Cabrero son el tumulto, pero el cante m¨¢s sensible, el de mayor jondura, el verdaderamente transido de emoci¨®n, lo hizo Carmen Linares, que compareci¨® con un peque?o grupo en lo que a m¨ª me parece un acto de humildad, puesto que ella renuncia ah¨ª a su protoganismo para cantarle a un jovenc¨ªsimo e interesante bailaor, Francisco Jos¨¦, y comparte el cante con el Yey¨¦, excelente por buler¨ªas.
Carmen sacrifica, adem¨¢s, a esta parte festera su personal lucimiento en la gama de los cantes libres -la taranta, la malague?a-, que es donde alcanza grados de dif¨ªcil superaci¨®n hoy, aunque esta noche hiciera en solitario tientos y soleares de enorme belleza. Gran recital, en cualquier caso, fue el que ofreci¨® Carmen Linares, que una vez demuestra su inquietud por salirse de lo trillado.
No puedo decir lo mismo de Jos¨¦ Merc¨¦, que cant¨® lo que canta siempre, ni de la Familia Fern¨¢ndez, con el mismo programa que este verano le he visto en todas partes. Uno y otros estuvieron bien, pero es ya como un disco.
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