Palabras previas a 'S¨¦neca o el beneficio de la duda'
El escritor Antonio Gala presenta hoy -el corte oficial ser¨¢ el lunes- en el teatro Reina Victoria, de Madrid, su ¨²ltima obra, titulada S¨¦neca o el beneficio de la duda. El montaje, estrenado en Bilbao, est¨¢ dirigido por Manuel Collado. El autor ha escrito un texto a modo de introducci¨®n a su pieza teatral.
Desde muy joven acarici¨¦ la idea de escribir sobre S¨¦neca. Es un personaje conocido -no demasiado, quiz¨¢ s¨®lo supuesto- como moralista, como fil¨®sofo, como dramaturgo. Pero su actividad pol¨ªtica, no reducida a la formaci¨®n de Ner¨®n, suele quedar, acaso con intenci¨®n, en la sombra.Las contradicciones que se dan entre la obra y la actitud de S¨¦neca son tan graves que no pod¨ªan dejar de atraer a un autor de teatro. Porque ¨¦l es, al mismo tiempo, protagonista y antagonista de su vida.
En una ¨¦poca cuya decadencia, cuya corrupci¨®n general, cuya sensaci¨®n de agotamiento, la hacen tan semejante a la nuestra, hay un hombre de C¨®rdoba -el m¨¢s romano de todos los estoicos y el m¨¢s estoico de todos los romanos- que personifica las tentaciones que el poder plantea a la ¨¦tica, y el contagio con que la amoralidad asalta a la virtud.
Teor¨ªa y pr¨¢ctica
Casi todos los temas que la teor¨ªa y la pr¨¢ctica pol¨ªticas suscitan y han suscitado a lo largo de la historia, se despliegan en S¨¦neca: desde la manipulaci¨®n del gobernante hasta el t¨¢cito consentimiento a la injusticia; desde la renuncia hasta la ambici¨®n; desde la educaci¨®n de un rey-fil¨®sofo a las solapadas insinuaciones de un fil¨®sofo-rey; desde el ejercicio de la libertad hasta el apoyo de la tiran¨ªa; desde la sumisi¨®n hasta el reto rebelde; desde el asesinato por razones de Estado hasta el adormecimiento de la raz¨®n.
S¨¦neca, adoptado casi en su totalidad por los Padres de la Iglesia, acompa?a y orienta al primero de los perseguidores del Cristianismo. Sus enormes riquezas y su poder omn¨ªmodo se oponen a su reflexi¨®n desde?osa y benevolente. Su extraordinaria pasi¨®n de mando, a su silencioso suicidio. En esta historia, la realidad es inasible y m¨¢s rica -como suele- que la imaginaci¨®n. Porque no es coherente ni tiene -no las busca- perspectivas.
Ante S¨¦neca entero, no dividido por interesadas y parciales interpretaciones, el pol¨ªtico de todas las ¨¦pocas se reconoce como es: un ego¨ªsta turbio y a la vez un amante de su pueblo; alguien que elige el mal menor, aprovecha los hechos consumados, interviene en los enigm¨¢ticos caminos del coraz¨®n, decide sobre la suerte de sus contempor¨¢neos, y abandona por fin -m¨¢s que vencido, hastiado- el campo de batalla.
Ante S¨¦neca, el hombre de cualquier ¨¦poca saca la conclusi¨®n de que su oficio no es la verdad ni el hallazgo de la verdad su profesi¨®n. La conclusi¨®n de que lo aut¨¦nticamente humano es la duda: la duda permanente, la duda como beneficio supremo, como pesquisa interminable y como ¨²nico signo inequ¨ªvoco de ardor, de raciocinio y de vitalidad.
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