Michael Howard, "Gorbachov es un s¨ªntoma, no una causa"
El nuevo presidente del Instituto Internacional de Estudios Estrat¨¦gicos considera que la 'cumbre' de Reikiavik desconcert¨® a los europeos
Dos a?os atr¨¢s, en una conferencia del Instituto Internacional de Estudios Estrat¨¦gicos (IISS) de Londres, que ayud¨® a fundar, sir Michael Howard lanz¨® la idea de que los europeos ya no buscaban tanto que se garantice su seguridad como su tranquilidad frente al Este. No cree que la desaparici¨®n de los euromisiles vaya a suponer un cambio fundamental. Si piensa que Gorbachov no es la causa del cambio en la URSS, sino su s¨ªntoma, tambi¨¦n reconoce que Occidente no sabe qu¨¦ tipo de Uni¨®n Sovi¨¦tica le gustar¨ªa ver en el futuro.
De 46 a?os de edad, sir Michael Howard, ha sido elegido presidente de Instituto Internacional de Estudios Estrat¨¦gicos (IISS) de Londres, cargo que hab¨ªa quedado vacante desde la muerte de Raymond Aron. Acad¨¦mico brit¨¢nico de brillante reputaci¨®n como historiador de la guerra, ocupa una de las c¨¢tedras m¨¢s prestigiosas: regius professor de Historia Moderna en la universidad de Oxford.Pregunta. ?Sigue usted creyendo que los europeos occidentales prefieren sentirse m¨¢s tranquilos que seguros frente al. Este?
Respuesta. A¨²n tenemos la misma pauta que ha prevalecido en los ¨²ltimos 25 a?os de que a una parte de las poblaciones europeas le asusta m¨¢s la guerra como tal que la URSS, que desconf¨ªa de EE UU, y que cree que su aventurerismo podr¨ªa llevar m¨¢s f¨¢cilmente a una guerra que cualquier actividad de la URSS. Hay, por otra parte, otros que a¨²n consideran la protecci¨®n de Estados Unidos necesaria para la seguridad europea. La opini¨®n p¨²blica en Europa est¨¢ muy a favor de la distensi¨®n con la URSS, y ve que los cambios de Gorbachov pueden llevar a una nueva era. Habr¨¢ una gran presi¨®n pol¨ªtica sobre los Gobiernos europeos para aceptar algunas de las propuestas sovi¨¦ticas en materia de control de armamentos. Ser¨¢ muy dif¨ªcil resistirse a ellas, lo que aumentar¨¢ las tensiones entre nosotros y EE UU.
La defensa europea
P. ?Crear¨¢ un acuerdo sobre misiles de. alcance intermedio un cambio fundamental en el concepto de la defensa europea?
R. Se ha puesto demasiado ¨¦nfasis en estos sistemas de armamentos, que se han tomado como s¨ªmbolos del compromiso norteamericano o de la distensi¨®n entre EE UU y la URSS. No creo que supongan una gran diferencia para la eficacia real de la defensa de Europa occidental o para la disuasi¨®n. El movimiento general hacia la integraci¨®n de la defensa europea, que ha ido avanzando lentamente desde hace tiempo, puede haber recibido un. impulso suplementario con la perspectiva de este acuerdo. Pero ha sido sobre todo con la cumbre de Reikiavik, en la que un presidente norteamericano, sin haber consultado a ninguno de sus aliados europeos, y muy poco a sus asesores, avanz¨® hacia un acuerdo bilateral con la URSS en el que los intereses b¨¢sicos de los europeos se ignoraban totalmente. Eso fue un choque de primera magnitud para mucha gente en Europa, y dio un impulso adicional a ideas como la brigada franco-alemana y otras sobre la integraci¨®n de la defensa europea que han estado en el aire durante mucho tiempo.
P. Tiene uno la impresi¨®n de que Occidente no tiene una pol¨ªtica hacia Gorbachov, que ni siquiera sabe qu¨¦ tipo de Uni¨®n Sovi¨¦tica le gustar¨ªa ver...
R. Tiene usted bastante raz¨®n al decir que Occidente no sabe qu¨¦ tipo de Uni¨®n Sovi¨¦tica le gustar¨ªa. Se ha acostumbrado a una cierta imagen de la URSS, y est¨¢ desconcertado ante la posibilidad de que cambie. No obstante, somos juiciosos al recoger con bastante cautela. las se?ales que salen de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Personalmente, creo que est¨¢ ocurriendo algo muy fundamental, pero que tardar¨¢ en llegar. Los grandes Estados, las entidades pol¨ªticas amplias y complejas, como la URSS, no se transforman por la existencia de un nuevo estilo de liderazgo. Gorbachov no es tanto la causa de lo que est¨¢ ocurriendo en la URSS, sino el s¨ªntoma de algo que ha comenzado hace tiempo, a medida que pareci¨® surgir un creciente conflicto entre las aspiraciones del liderazgo y sus logros reales, entre las promesas del marxismo-leninismo y su incapacidad de cumplirlas. Mucha gente en el liderazgo de la URSS se ha sentido cada vez m¨¢s descontenta con esta situaci¨®n. Y Gorbachov no habr¨ªa aparecido de no ser as¨ª. ?Qu¨¦ ocurrir¨¢? No estoy seguro, aunque creo que habr¨¢ un desentumecimiento gradual del rigor artr¨ªtico del sistema sovi¨¦tico. Pero no ser¨¢ r¨¢pido. La URSS podr¨ªa resultar m¨¢s flexible en su actitud hacia Occidente, pero seguir¨¢ siendo un Estado muy poderoso, y fundamentalmente hostil hacia Occidente en muchas cosas. Ocurra lo que ocurra, tardar¨¢. Ser¨ªamos muy poco juiciosos al recibir esto como una nueva aurora. Poca gente est¨¢ despierta cuando rompe la aurora, pero sabe perfectamente que el sol tarda mucho en salir por el horizonte. El primer vislumbramiento de la aurora no significa que sea ya mediod¨ªa ni que el d¨ªa vaya a ser bueno.
P. ?Piensa usted que una Uni¨®n Sovi¨¦tica con una econom¨ªa sana resultar¨ªa mejor para Occidente que una URSS cuya ¨²nica fuerza es la militar?
R. Me resulta dificil cuestionarlo. Evidentemente, resulta poco probable una URSS convertida a las doctrinas de Adam Smith. Pero si as¨ª fuera y tuvi¨¦ramos que afrontar una fuerte competencia con la URSS, habr¨ªa que afrontarla. Es el mundo que hemos intentado crear. Cualesquiera que fueren las desventajas para el comercio o la prosperidad occidental, resultar¨ªan mejor que seguir congelados en actitudes de peligrosa hostilidad. Aunque muchos grupos en Occidente sufrir¨ªan gravemente de una competencia sovi¨¦tica, ¨¦ste ser¨ªa un precio a pagar para la paz.
Europa del Este
P. ?Est¨¢ a¨²n el problema alem¨¢n, la reunificaci¨®n, en el centro del debate europeo?
R. Dudo de que nadie en Alemania Oriental u Occidental, en Europa del Este o del Oeste, piense que la reunificaci¨®n alemana vaya a o pueda ocurrir. Y esto lleva a un grave problema en las relaciones Este-Oeste: por mucho que la URSS cambie la naturaleza de su propio sistema, no veo que vaya a dar el tipo de independencia a los pa¨ªses de Europa del Este que le gustar¨ªa que tuvieran a la mayor¨ªa de la gente de sus poblaciones y a Occidente. La dominaci¨®n sovi¨¦tica sobre Europa oriental seguir¨¢ siendo una poderosa fuente de tensiones entre Este y Oeste, ocurra lo que ocurra.
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