La historia real comienza a abrirse paso en las relaciones Mosc¨²-Varsovia
Las relaciones entre la URSS y Polonia est¨¢n viciadas por la desconfianza y hostilidad producto del sinf¨ªn de tragedias que el pueblo polaco ha sufrido a causa del expansionismo ruso zarista, primero, y sovi¨¦tico, despu¨¦s. Tambi¨¦n se cometieron injusticias en sentido contrario, como el trato dado por los polacos a pueblos que hoy forman parte de la URSS, como los ucranianos, los lituanos y los bielorrusos. En la Polonia comunista, este recelo generalizado hacia el gran vecino del Este ha sido negado por la historia oficial. Pero el jefe del Estado polaco, Wojciech Jaruzelski, ha dado un paso ins¨®lito al tratar con franqueza algunos de estos aspectos, entre ellos cr¨ªmenes cometidos durante el r¨¦gimen de Stalin.
En un art¨ªculo publicado en la revista sovi¨¦tica Kommunist, coincidiendo con el 48? aniversario del pacto Hitler-Stalin, del 23 de agosto de 1939, y el asalto nazi a Polonia, el 1 de septiembre, Jaruzelski afronta algunos hechos hist¨®ricos, como el pacto entre los dos dictadores, que ha sido innombrable durante d¨¦cadas.El jefe del Estado polaco afirma en referencia a 1939 que "los pasos pol¨ªticos y militares dados por aquel Gobierno sovi¨¦tico fueron acompa?ados por una fraseolog¨ªa antileninista que contradec¨ªa el derecho de Polonia a su independencia". Por primera vez en la posguerra, un alto dirigente polaco, el jefe de Estado, denuncia que con la ocupaci¨®n de Polonia oriental por parte sovi¨¦tica "miles de polacos sufrieron la represi¨®n y la deportaci¨®n".
JaruzeIski lo sabe bien, ya que fue uno de ellos. Su padre, tambi¨¦n deportado, muri¨® en un campo de trabajo en Siberia. ?l pudo finalmente alistarse en el Ej¨¦rcito polaco que estaba creando la URSS, no sin antes sufrir una grave lesi¨®n en los ojos, a causa de la nieve, que le hace llevar desde entonces gafas oscuras en todo momento.
En su art¨ªculo, que ha sido publicado asimismo en la revista te¨®rica polaca Nowe Drogi, Jaruzelski recuerda el destino de los comunistas polacos, cuyo partido fue disuelto por la Komintern en 1938 debido a "acusaciones falsas y provocadoras". Muchos comunistas polacos fueron dejados en manos de los nazis alemanes que hab¨ªan ocupado la Polonia occidental. La direcci¨®n del partido, se?ala el jefe del Estado polaco, "fue diezmada" por orden de Stalin.
JaruzeIski califica las relaciones ruso-polacas de los ¨²ltimos 400 a?os de "dif¨ªciles", pese al origen eslavo com¨²n, y cargadas de "desconfianza y falta de buena voluntad".
Los intentos de la direcci¨®n sovi¨¦tica bajo Mijail Gorbachov de afrontar el pasado y revisar con creciente franqueza una historia oficial en la que la veracidad fue relegada por los intereses pol¨ªticos dan a la Polonia oficial ahora la posibilidad de tratar hechos muy arraigados en la memoria popular. La obediencia a la orden for¨¢nea de ignorarlos le hab¨ªa granjeado al r¨¦gimen polaco el desprecio de la poblaci¨®n.
En sus ¨²ltimos encuentros, Gorbachov y JaruzeIski ya se hab¨ªan referido a la necesidad de "Ilenar las manchas blancas" en la historia.
Katyn, la nube que perdura
Todav¨ªa queda mucho trayecto por recorrer. Nada se sabe a¨²n oficialmente de la suerte de 15.000 oficiales polacos que cayeron en manos del Ej¨¦rcito Rojo. En el bosque de Katyn se encontraron m¨¢s de 4.000 cad¨¢veres de estos oficiales, la elite del Ej¨¦rcito nacional polaco. Hasta los ni?os saben en Polonia que fueron asesinados por orden de Stalin. Sin embargo, recientemente, los medios polacos s¨®lo censuraron de toda una conferencia de prensa una pregunta al respecto hecha por un periodista occidental al portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores sovi¨¦tico, Gennadi Gerassimov, en Varsovia. S¨ª se publicaron las palabras de Gerassimov seg¨²n las cuales, las "manchas blancas" son "una cuesti¨®n muy delicada" que hay que tratar con mucho cuidado y en com¨²n acuerdo.Tampoco existe a¨²n una versi¨®n oficial sobre las razones que movieron al Ej¨¦rcito Rojo a no intervenir en ayuda del levantamiento de Varsovia en 1944, cuando se hallaba va en el barrio de Praha de la capital polaca. Desde la otra orilla del V¨ªstula, las fuerzas sovi¨¦ticas esperaron a que el Ej¨¦rcito nazi aplastara a los resistentes del Ej¨¦rcito nacional polaco y a miles de civiles. La guerra del mariscal Pilsudski en 1920 contra el Ej¨¦rcito Rojo es otro de los cap¨ªtulos olvidados que Jaruzelski recuerda, y cuyo efecto califica, al igual que el aplastamiento de los numerosos levantamientos polacos contra la ocupaci¨®n zarista, de "extremadamente perjudicial" para las relaciones hist¨®ricas entre ambos pueblos.
Si persiste en la URSS la voluntad de "completar" la historia sovi¨¦tica, que en pocas semanas cumplir¨¢ los 70 a?os de existencia, los polacos podr¨¢n recuperar oficialmente la suya, que, aunque dolorosa, ha permanecido viva entre la poblaci¨®n.
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