El p¨²blico sal¨ªa toreando

Toreando sali¨® ayer el p¨²blico de Las Ventas. Don Mariano m¨¢s que nadie, a la luz de un farol por la calle Londres, su p¨²blico core¨¢ndole ol¨¦s cuando explicaba que Juan Cu¨¦llar hab¨ªa citado as¨ª de largo al natural -y tomaba de referencia a un pac¨ªfico ciudadano que pasaba por la calle Cartagena-, Julio Norte embarcado as¨ª de suave y lento en el redondo aquel al sobrero. Vibraba la audiencia de Don Mariano y vibraba Don Mariano, como hab¨ªa vibrado el p¨²blico unos minutos antes en el coso, con el toreo bueno, asombrosamente bueno de Julio Norte y Juan Cu¨¦llar.Hubo novillos buenos tambi¨¦n, excelentes los de Norte, con m¨¢s casta -con m¨¢s guasa, dir¨ªan taurinos- los de Cu¨¦llar. Novillos, adem¨¢s, seg¨²n y c¨®mo, pues por edad eran cuatre?os. La boyant¨ªa de los de Norte permiti¨® que este novillero causara sensaci¨®n con su toreo lento, a comp¨¢s abierto; toreo, si nos apuran, trianero,? y el muchacho es de Astorga!

Astorganos se hab¨ªan acercado a Las Ventas y le jaleaban, e ilustraban sus faenas con tamboril, dulzaina y jubiloso crepitar de casta?uelas. ?Torero, torero!, le gritaban tambi¨¦n, y el resto del p¨²blico estaba conforme, porque torero es quien toma a distancia al toro, se lo trae toreado, embarca con naturalidad la pastue?a embestida, cierra la tanda ligando el de pecho de cabeza a rabo.

Pero quien arm¨® la marimorena fue Juan Cu¨¦llar, una vez m¨¢s en esta plaza. La arm¨® en el sexto, aunque en el tercero la c¨¢tedra ya le hab¨ªa calificado con nota alta por el m¨¦rito que tuvo su faena. Faena sin perderle nunca la cara a un novillo complicado, que se escup¨ªa del enga?o y de s¨²bito se revolv¨ªa al bulto. Ni le perdi¨® Juan Cu¨¦llar la cara al toro, ni perdi¨® los papeles y hubo momentos que hasta lo tuvo dominado al obligarle a humillar en los redondos y naturales.

Al sexto, ya noble, le dio una pedresina y desarroll¨® toda la faena en el centro del ruedo, creciendose en el valor y la torer¨ªa. Si buenos fueron los derechazos iniciales, los naturales siguientes poseyeron temple y hondura, torer¨ªa de la mejor calidad los que instrument¨® de frente y finalmente lig¨® de rodillas m¨¢s redondos y pases de pecho. Ya puede imaginarse c¨®mo estaban los tendidos para entonces. Si el toreo fundamental, sus remates de pecho, trincherillas y cambios de mano, lo hab¨ªa coreado con ol¨¦s estruendosos, la serie de rodillas lo puso en pie y qui¨¦n daba voces, qui¨¦n flameaba el pa?uelo, se abrazaban algunos que no se hab¨ªan visto nunca ni se volver¨¢n a ver jam¨¢s. Y Don Mariano, mientras tanto, rememoraba a Belmonte: "Me acuerdo de aquella tarde de mayo del 19..."-

Para que la tarde resultara redonda s¨®lo falt¨® que Rui Bento tambi¨¦n hiciera el toreo g¨¹eno, pero no era su d¨ªa, no les cog¨ªa el temple a sus manejables novillos. Banderille¨® con facilidad y ah¨ª qued¨® lo ¨²nico destacado de su actuaci¨®n.

Hubo broncas al presidente, que completan las buenas tardes de toros. Las broncas al presidente unen mucho. S¨®lo que en esta ocasi¨®n casi ninguna estaba justificada. Un presidente, en Madrid, debe ser riguroso como ayer el comisario Font y poner caras las orejas. Si hubiera concedido la que se ped¨ªa para Norte, habr¨ªa tenido que dar dos a Cu¨¦llar y, por este camino de condescendencia, llegar¨ªamos al rabo por cualquier cosa, como ya ocurri¨®. Norte y Cu¨¦llar torearon muy, bien y tuvieron el justo premio oficial, al que se une el popular, quiz¨¢ m¨¢s importante. Que el p¨²blico saliera toreando de Las Ventas es fen¨®meno que no se ve¨ªa desde cuando a Anto?ete y Curro les vinieron a visitar los duendes, una lejana primavera.