SDI, Eureka y Fronteras Humanas
Seg¨²n Ohmae Kenichi, el economista m¨¢s de moda de Jap¨®n, la caracter¨ªstica fundamental del orden econ¨®mico mundial actual es su dominaci¨®n por las potencias tripartitas: Europa, Jap¨®n y Estados Unidos. En t¨¦rminos industriales, es la combinaci¨®n de colaboraci¨®n y competici¨®n entre estas tres potencias la que marca la pauta para el escenario econ¨®mico mundial. La alta tecnolog¨ªa amenaza con desequilibrar esta relaci¨®n en perjuicio de Europa, y la tecnolog¨ªa es la base de la creaci¨®n de la riqueza.Estados Unidos intenta apuntalar su futuro tecnol¨®gico mediante la Iniciativa de Defensa Estrat¨¦gica (SDI) -la llamada guerra de las galaxias-. Por su parte, Europa trata de encontrar la voluntad pol¨ªtica para financiar el programa marco de la Comunidad Europea. Los cinco billones de libras esterlinas necesarios para su realizaci¨®n son casi la mera calderilla de cualquier programa serio. Mientras tanto, en Jap¨®n -en parte como respuesta a la SDI- la preparaci¨®n del programa cient¨ªfico Fronteras Humanas est¨¢ en su fase final. Pretende establecer una trayectoria tecnol¨®gica nueva, en cuanto ser¨¢ org¨¢nica antes que electr¨®nica.
El programa japon¨¦s intentar¨¢ redirigir la ciencia y la tecnolog¨ªa contempor¨¢neas hacia la resoluci¨®n de los problemas a los que tendr¨¢ que hacer frente el g¨¦nero humano en el siglo XXI. Sus temas clave ser¨¢n la investigaci¨®n del envejecimiento, la fotos¨ªntesis, la energ¨ªa renovable, las tecnolog¨ªas de contaminaci¨®n m¨ªnima y la relaci¨®n entre la persona y la m¨¢quina. El programa tendr¨¢ un presupuesto de 10 billones de d¨®lares para un per¨ªodo de 10 a?os. Se afirma que todo el trabajo ser¨¢ de investigaci¨®n b¨¢sica, aunque es pr¨¢cticamente seguro que esto se traducir¨¢ en investigaci¨®n estrat¨¦gica.
Y es que son infravalorados los importantes motivos secundarios de la investigaci¨®n de la SDI: cebar la comunidad cient¨ªfica y tecnol¨®gica norteamericana en la creencia de que los productos residuales, por as¨ª decirlo, de la investigaci¨®n militar dar¨¢n a Estados Unidos la ventaja tecnol¨®gica en el ¨¢mbito comercial. A¨²n est¨¢ por demostrar que la investigaci¨®n militar efectivamente genera productos civiles significativos.
Resultados trascendentes
No obstante, los 33 billones de d¨®lares que estar¨¢n disponibles para la SDI a lo largo de los pr¨®ximos cinco a?os sin duda dar¨¢n pie a unos resultados tecnol¨®gicos trascendentes.
Los fondos del programa SDI ser¨¢n la llave que dar¨¢ acceso a trabajos cient¨ªficos realizados en Europa, que, como consecuencia, perder¨¢ a algunos de sus mejores cerebros e ideas. No se quedar¨¢n en Europa los derechos de la propiedad intelectual de trabajos de la SDI hechos en Europa. Adem¨¢s es probable que la tecnolog¨ªa desarrollada terminar¨¢ por ser incluida en la lista de tecnolog¨ªas cr¨ªticas militares, y, por tanto, no podr¨¢ ser utilizada con fines de explotaci¨®n comercial.
Los Gobiernos europeos no son socios de la SDI, sino principalmente sus agentes subcontratados. El temprano reconocimiento de la necesidad de un programa exclusivamente civil fue fortuito. La iniciativa de Fran?ois Mitterrand -conocida por las siglas de la Agencia para la Coordinaci¨®n de la Investigaci¨®n Europea (European Research Coordinating Agency) como Eureka- se transform¨® r¨¢pidamente en un programa para estimular la alta tecnolog¨ªa en el sector civil, con el fin de mejorar la capacidad competitiva de la industria europea ante Jap¨®n y Estados Unidos. Eureka es un programa de alcance reducido cuyas limitaciones no pueden ser ignoradas. Sin duda alg¨²n beneficio provendr¨¢ de los 109 proyectos aprobados, que ser¨¢n financiados por los 2,5 billones de libras recogidas de varias y diversas fuentes. No obstante, Eureka no es siquiera un intento de e stablecer una trayectoria tecnol¨®gica propia para Europa, carente como est¨¢ de fondos, estrategia y compromiso pol¨ªtico.
Prioridad a las personas
En el programa japon¨¦s las personas tienen prioridad sobre los chips. Es un proyecto que, m¨¢s que los cambios meramente cuantitativos (aun siendo amplios) de la SDI, ofrece una innovaci¨®n radical en el campo de las tecnolog¨ªas nuevas. No obstante, el programa Fronteras Humanas no est¨¢ libre de problemas para Europa. Por ejemplo, la cuesti¨®n de los derechos de la propiedad intelectual todav¨ªa no ha sido resuelta, y dado que una gran parte de los fondos econ¨®micos utilizados proceder¨¢ del Gobierno japon¨¦s, es muy posible que no se resuelva a favor de los pa¨ªses participantes. Por otra parte habr¨ªa que considerar otros costes ocasionados por la participaci¨®n. Aquellos fondos o investigadores que Europa dedique al programa cient¨ªfico Fronteras Humanas, por ejemplo, ya no estar¨¢n disponibles para su empleo en programas espec¨ªficamente europeos. Esto es un punto muy importante para pa¨ªses como Espa?a, que se est¨¢ esforzando en desarrollar sus bases cient¨ªficas.
Lo que Europa necesita de verdad es un programa de tecnolog¨ªa adaptado a ciertos criterios econ¨®micos y sociales. ?Mejora la competitividad industrial europea? ?Crea empleo y riqueza? ?Respeta el medio ambiente? ?Aportar¨ªa algo a la mejora de nuestras condiciones de vida y trabajo?
A la luz de estos criterios y de la necesidad de impedir que los esfuerzos europeos sean demasiado difusos hay que comprometerse con un programa tecnol¨®gico europeo que se concentre en la inform¨¢tica (sobre todo en software), la biotecnolog¨ªa, las materias nuevas y las materias primas. Todos estos elementos son cruciales para la eficacia industrial futura de Europa. Semejante programa se alinear¨ªa mejor con Fronteras Humanas que con las altas fronteras estadounidenses. As¨ª, Europa podr¨ªa dar una respuesta positiva al programa japon¨¦s desde una posici¨®n de fuerza. No podemos pen¨²ltimos ser subcontratados, ni siquiera en un programa que abraza nuestros propios objetivos.
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