La ONU y el Golfo
EN LOS ¨²ltimos d¨ªas, la situaci¨®n en el golfo P¨¦rsico ha vuelto a degradarse. El ataque norteamericano contra el barco iran¨ª Ir¨¢n Ajr, para apresarlo primero y hundirlo despu¨¦s -como represalia al hecho de que estaba colocando minas en aguas internacionales, seg¨²n los portavoces de EEUU-, acent¨²a la tensi¨®n. Colocar minas es obviamente un acto criminal que puede causar da?os irreparables a no beligerantes; pero en este caso la Administraci¨®n norteamericana no ha podido presentar pruebas irrefutables de su acusaci¨®n. En todo caso, este hecho ha dado lugar a nuevas amenazas verbales por parte de Teher¨¢n.Al mismo tiempo, en el frente estrictamente b¨¦lico, Irak se ha lanzado a una ofensiva a¨¦rea sin precedentes, no s¨®lo contra instalaciones industriales de Ir¨¢n, sino contra petroleros de diversas nacionalidades -entre los ¨²ltimos atacados figuran uno de bandera chipriota y otro liberiana- de los que cargan combustible procedente de dicho pa¨ªs. Ante estos ataques, resulta inevitable preguntarse cu¨¢l era el objetivo real de la operaci¨®n naval emprendida por EE UU a finales de julio pasado. La raz¨®n invocada para esta operaci¨®n era la necesidad de garantizar la libre circulaci¨®n en las aguas de la zona, pues resultaba indispensable para las econom¨ªas de numerosos pa¨ªses occidentales y de Jap¨®n, dependientes en gran medida del petr¨®leo que transita por el Golfo. Sin subestimar el peligro de las minas colocadas por Ir¨¢n para entorpecer las rutas de navegaci¨®n hacia Kuwait, estos ¨²ltimos hechos ponen de relieve que el primer enemigo de la libertad de navegaci¨®n en el Golfo no es este pa¨ªs, sino Irak. Aqu¨¦l pudo incrementar considerablemente sus exportaciones de petr¨®leo en las semanas de calma que siguieron a la llegada al Golfo de los nav¨ªos norteamericanos, y ha sido Irak el que ha reanudado los bombardeos de petroleros para impedir que se estabilice una situaci¨®n que resulta ventajosa para su enemigo en el terreno econ¨®mico y, por tanto, en el militar. Bagdad habla incluso de provocar "una hecatombe" en el Golfo.
En ese marco se desarrollan los esfuerzos de la ONU para lograr un alto el fuego en la guerra y, concretamente, la aplicaci¨®n de la resoluci¨®n 598 del Consejo de Seguridad del pasado 20 de julio. Irak acepta cesar los combates si Ir¨¢n hace lo mismo, mientras este ¨²ltimo pa¨ªs, sin rechazar de una forma absoluta la propuesta, exige -como condici¨®n previa- la creaci¨®n de una comisi¨®n encargada de establecer la responsabilidad del inicio del conflicto. Es un punto sobre el cual los hechos son clar¨ªsimos: Irak fue el agresor. La tesis inicial de EE UU frente a esto era que el Consejo de Seguridad deb¨ªa aplicar sanciones -el embargo de venta de armas- al beligerante que no ha aceptado netamente la resoluci¨®n, o sea Ir¨¢n, pero la medida ten¨ªa dudosa eficacia, ya que la efectividad del embargo ser¨ªa m¨ªnima. Por otra parte, naci¨® sin el apoyo de la URSS ni el de otros miembros permanentes del Consejo, indispensables para la aprobaci¨®n. Despu¨¦s de una entrevista entre Shultz y Shevardnadze, EE UU ya ha renunciado a proponer el embargo y pasa a respaldar la nueva resoluci¨®n del Consejo de Seguridad, que encarga a P¨¦rez de Cu¨¦llar que siga mediando con los dos beligerantes para intentar lograr la aplicaci¨®n del alto el fuego pedido por la ONU.
Es significativo que se haya producido en esta cuesti¨®n una aproximaci¨®n de las posiciones de la URSS y de EE UU, al menos piara prolongar la misi¨®n de P¨¦rez de Cu¨¦llar y para evitar un empeoramiento p¨²blico de las discrepacias que existen entre ellos sobre la situaci¨®n en el Golfo. Pero las posibilidades de que el secretario general de la ONU pueda lograr un resultado positivo son escasas. De todas maneras, en la posici¨®n de Ir¨¢n se ha producido un cambio no despreciable: ya no pide el relevo del presidente iraqu¨ª, Sadam Husein, como condici¨®n previa para la paz, aunque siga utilizando este tema en su propaganda.
La idea de que una comisi¨®n establezca las responsabilidades del inicio de la guerra cuenta con apoyos importantes. Hacer a Ir¨¢n alguna concesi¨®n en ese sentido no ser¨ªa descabellado si hubiese garant¨ªas de que con ello empezara a aplicarse un alto el fuego efectivo. Pero tal perspectiva no aparece clara. Sin embargo, la decisi¨®n de P¨¦rez de Cu¨¦llar de proseguir sus esfuerzos indica que no cree estar ante un horizonte cerrado.
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