Vacaciones de Gorbachov
LA REAPARICI?N p¨²blica de Mijail Gorbachov, que recibi¨® ayer a 370 personalidades francesas del mundo de la pol¨ªtica y de la cultura, ha disipado las especulaciones provocadas por una ausencia que seprolongaba desde el 8 de agosto y los temores surgidos en los c¨ªrculos sovi¨¦ticos m¨¢s partidarios de la reforma. Pero lo cierto es que las explicaciones absurdas de fuente oficial sobre el car¨¢cter privado de las vacaciones y sobre la conveniencia de no prodigar su imagen en la Prensa contribuyeron a crear inquietudes. Cuando una personalidad desempe?a el papel de Gorbachov en la escena mundial es l¨®gico que la opini¨®n p¨²blica quiera estar al corriente de sus actividades. Sobre todo en el caso de la URSS, en el que ha habido ocasiones, nada lejanas, en que enfermedades mortales de sus dirigentes han sido escondidas con falsas informaciones.No se trata de poner en duda que Gorbachov se merec¨ªa unas vacaciones, como ¨¦l ha dicho. Ser¨ªa absurdo exagerar un incidente que, una vez aclarado, tiene escasa monta. Pero ha sido una indicaci¨®n de los atascos a los que est¨¢ a¨²n sometida la glasnost. Llama la atenci¨®n que en la misma cumbre de la URSS no se perciban los efectos tan negativos que tiene rodear a los dirigentes de barreras de secreto, h¨¢bito t¨ªpico de los reg¨ªmenes autocr¨¢ticos. Facilitar a los ciudadanos datos sobre la vida y salud de los dirigentes, como algo normal, potencia la transparencia informativa y contribuye a crear un clima de confianza.
Otro problema de mayor trascendencia se ha puesto de relieve en estos d¨ªas: el car¨¢cter excepcional que una persona, Gorbachov, est¨¢ desempe?ando en el actual proceso de reforma. Salvo en el caso de Shevardnadze, que ha dado pasos decisivos en las negociaciones con EE UU, el funcionamiento de la direcci¨®n sovi¨¦tica no ofrece la imagen de que existe un equipo cohesionado que lleva adelante la renovaci¨®n audaz de los m¨¦todos pol¨ªticos, tanto si Gorbachov est¨¢ presente como si no. La impresi¨®n recogida por el secretario general del Partido Socialista Franc¨¦s, Lionel Jospin, de su entrevista con Ligachov es significativa: aqu¨¦l apoy¨® la perestroika, pero con argumentos y talante menos resueltos y m¨¢s pausados. La propia Prensa sovi¨¦tica refleja hoy las diferencias, y en cierto modo la pol¨¦mica, entre las corrientes m¨¢s abiertas y las conservadoras. Que esta lucha se manifieste en la Prensa es positivo; rompe los h¨¢bitos del pasado.
La actitud ante la historia de la URSS, ante el estalinismo, es uno de los temas que dan lugar a mayores pol¨¦micas. Gorbachov ha evitado abordar la revisi¨®n de la historia durante la primera etapa de su reforma. Es una cuesti¨®n delicada, porque supone revisar tambi¨¦n las bases te¨®ricas de la ideolog¨ªa oficial; hay muchos cad¨¢veres en los armarios, y para amplios estratos de la poblaci¨®n sovi¨¦tica estos problemas tienen una fuerte carga emocional. Cuando se acerca el 70? aniversario de la Revoluci¨®n de 1917 parece iniciarse una revisi¨®n no mediante decisiones de partido, sino abriendo un espacio a la discusi¨®n y dejando que historiadores valientes y sinceros levanten los velos con los cuales se ha pretendido sacralizar una historia estatal. De esta manera est¨¢ plante¨¢ndose la necesidad de devolver a personalidades como Trotski o Bujarin el lugar que han ocupado en el devenir de la URSS. Diversas fuentes creen que el 7o? aniversario ser¨¢ una ocasi¨®n para que Gorbachov impulse este proceso de restablecimiento de una historia sin tab¨²es.
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