El destape
LA DESIGNACI?N del candidato a la presidencia es un momento decisivo en la vida pol¨ªtica mexicana, mucho m¨¢s que la elecci¨®n en s¨ª, resuelta de antemano. Esa designaci¨®n, que ahora ha reca¨ªdo en el ministro Carlos Salinas, es una pieza clave en el sistema de hegemon¨ªa que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ejerce desde hace varias d¨¦cadas.Por un lado, el cambio de presidente cada seis a?os (la reelecci¨®n est¨¢ prohibida) facilita al PRI suscitar ilusiones en el pueblo de que el nuevo mandatario va a corregir los yerros del anterior. Por otro, el dedazo, o sea, la facultad del presidente de escoger a su sucesor, dota a aqu¨¦l de poderes excepcionales: provoca el aglutinamiento de los diversos grupos en torno al presidente, que tiene en su mano la suerte de todos los que aspiran a desempe?ar un papel pol¨ªtico.
De la Madrid acaba de destapar a su candidato, el actual ministro de Programaci¨®n y Presupuesto, Carlos Salinas. Esta designaci¨®n asegura la continuidad de la pol¨ªtica econ¨®mica, ya que Salinas ha sido el verdadero padre del programa que M¨¦xico ha aplicado en los ¨²ltimos a?os. Programa de austeridad, de apertura al comercio y a la inversi¨®n exteriores, con privatizaciones de empresas estatales, reconversiones industriales y reducciones de subsidios con fines sociales. Eso se ha traducido en un fuerte descenso del nivel de vida, lo que explica la oposici¨®n de los sindicatos a la candidatura de Carlos Salinas.
En los ¨²ltimos tiempos, la pol¨ªtica econ¨®mica ha dado resultados positivos, aunque parciales. Gracias a cierta subida del precio del petr¨®leo y a la diversificaci¨®n de las exportaciones, ha aumentado la reserva de divisas. La subida de la bolsa ha sido espectacular. Pero la inflaci¨®n alcanzar¨¢ el 130% a finales de 1987. En cualquier caso, en los medios empresariales hay optimismo y una actitud muy favorable al nuevo candidato. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha expresado su satisfacci¨®n por la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno mexicano, en la que el papel de Salinas ha sido decisivo.
La designaci¨®n de Carlos Salinas introduce un cambio en la clase pol¨ªtica dirigente de M¨¦xico. Triunfa el representante m¨¢s t¨ªpico de los tecn¨®cratas frente a los pol¨ªticos. Doctorado en Harvard, con una formaci¨®n muy s¨®lida de economista, rodeado de colaboradores cuya trayectoria es semejante a la suya, su personalidad no se asemeja a la de los pol¨ªticos profesionales del PRI, acostumbrados a manejar las palancas de un poder caciquil, muchas veces brutal y represivo. En su primer discurso como candidato, Salinas ha lanzado el lema de "renovaci¨®n nacional" y "modernizaci¨®n" de M¨¦xico, moderando el lenguaje populista y nacionalista t¨ªpico del Partido Revolucionario Institucional.
Sin embargo, entre esta imagen de renovaci¨®n que el nuevo candidato quiere dar y su nombramiento por el m¨¦todo del dedazo la contradicci¨®n es flagrante. No es casual que haya surgido dentro del PRI, en el proceso de preparaci¨®n de la elecci¨®n presidencial, la llamada corriente democr¨¢tica, encabezada por Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas, hijo del legendario presidente L¨¢zaro C¨¢rdenas, y que ha denunciado ante la opini¨®n la carencia de democracia en el Partido Revolucionario Institucional, atacando a la vez la pol¨ªtica econ¨®mica de De la Madrid y pidiendo el retorno del partido a sus ra¨ªces populares.
Estos esfuerzos han tenido poco ¨¦xito, pero han determinado que el PRI introduzca enmiendas en el ritual del destape: seis precandidatos se presentaron con discursos program¨¢ticos. El destape se hizo entre esos seis, no dentro de la oscuridad total de otras veces. Modificaci¨®n m¨ªnima, porque, una vez presentados los precandidatos, nadie se atrevi¨® a opinar sobre sus respectivos m¨¦ritos. Pero ha sido la primera cu?a en un sistema obsoleto y autoritario que impide alinear a la naci¨®n mexicana, sin reticencias, entre los pa¨ªses democr¨¢ticos.
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