Los peligros de la monta?a
El pasado d¨ªa 27 de septiembre murieron los monta?eros catalanes Toni Sors, Sergi Escalera, Francesc Porras y Antonio Qui?ones en el ascenso al Lhotse Shar, de 8.400 metros de altitud, en el Himalaya. El accidente ocurri¨® cuando se dirig¨ªan a instalar el campo 5, a unos 7.500 metros de altura.Algunos de los mejores alpinistas mundiales han muerto en la monta?a: Mickez Croz, Louis Lachenal, Herman Buhl, Renato Casarotto, Pere Aymerich, Enric Font... En el monta?ismo, contrariamente a los dem¨¢s deportes, los accidentes suelen ser graves, protagonizados por principiantes y se producen mayoritariamente en el descenso. S¨®lo en los Alpes, se producen cada verano entre 80 y 100 muertes.
?Por qu¨¦ mueren los grandes alpinistas? ?Cu¨¢les son las causas de los accidentes en la monta?a? ?Cu¨¢les son los peligros reales? ?Por qu¨¦ vuelven una y otra vez a conquistar las grandes cumbres? S¨®lo el amor a la monta?a, ligado a la especial sensaci¨®n de pasar unos minutos en la cumbre, puede provocar que el alpinista vuelva una y otra vez a intentar escalar las monta?as m¨¢s altas del mundo.
Esta pr¨¢ctica deportiva no incluye la b¨²squeda de peligros, y menos a¨²n el jugar con la muerte. El alpinista conoce bien las condiciones que pueden presentarse en una escalada: sol, tempestad, roca seca sobre la que se sostiene bien, roca helada sobre la que es f¨¢cil un resbal¨®n, viento del norte que promete buen tiempo o viento del oeste que amenaza tormenta. Calor abrumador y, dos horas despu¨¦s, hielo.
Motivos objetivos
Existen motivos objetivos por los que se producen la mayor¨ªa de accidentes en los Pirineos, Alpes o Himalaya. Por ejemplo, el desprendimiento o ca¨ªda de piedras, provocados generalmente por el escalador, el viento o la lluvia. La hora peor es aquella en que el sol recalienta las paredes, ya que las piedras empotradas en la nieve dura se deslizan, caen y desencadenan el accidente.En consecuencia, hay que partir temprano y elegir bien el itinerario. Son preferibles las aristas a los couloirs (corredores, pasillos estrechos). Los aludes son los grandes causantes de las tragedias en la monta?a y el peligro m¨¢s temido por los alpinistas. El alud de nieve suele ser de dos tipos: los de superficie, en los que s¨®lo se desliza la capa de nieve superior, y los de fondo, que arrasan con cuanto encuentran a su paso. En el Himalaya, y seg¨²n apunt¨® a este peri¨®dico Jordi Pons, veterano alpinista catal¨¢n poseedor de tres ochomil (Annapurna, Daulaghiri y Cho Oyu), "los peligros objetivos m¨¢s evidentes con los que se enfrenta el alpinista por encima de los 7.000 metros son los producidos por la rotura de una cornisa o por el desprendimiento de una placa de viento". "Una placa de viento", prosigue Pons, "es una placa de nieve polvo que ha sido transportada por la acci¨®n del viento, depositada sobre la monta?a, quedando una capa de aire entre la nieve transportada por el viento y la nieve ya asentada. Por la acci¨®n de un ruido o por el propio peso del alpinista puede romperse y deslizarse monta?a abajo. Estas placas llegan a tener una anchura de 500 metros o m¨¢s".
"En los Pirineos y en los Alpes", sigui¨® explicando Pons, el riesgo de aludes se produce frecuentemente en invierno y primavera. En el Himalaya el peligro de avalanchas se da en la epoca monz¨®nica, per¨ªodo que va de junio a finales de septiembre, debido, principalmente, a las constantes nevadas. Durante esa ¨¦poca suele realizarse la aproximaci¨®n al campo base e instalaci¨®n de los distintos campos de altura para, una vez finalizado el monz¨®n, iniciar el ataque a la cumbre con la llegada del oto?o".
El alpinista depende en gran medida de las condiciones clim¨¢ticas. El tiempo, no s¨®lo puede impedir la coronaci¨®n de un objetivo, sino que incluso impide que la expedici¨®n se ponga en marcha.
A todos estos peligros objetivos hay que a?adir los subjetivos, es decir, aquellos que provoca el propio deportista: falta de entrenamiento, fatiga nerviosa y muscular, retrasos en las maniobras, errores en la estimaci¨®n de las condiciones climatol¨®gicas y de la propia monta?a; incapacidad t¨¦cnica y f¨ªsica; paso en falso; nieve que se pega bajo los crampones:.. Contra estos peligros s¨®lo exis te una regla: primero, la cabeza; luego, los m¨²sculos. Pese a que el alpinista de elite conoce bien todos estos problemas, los accidentes siguen produci¨¦ndose d¨ªa a d¨ªa. Louis Lachenal se mat¨® al caer en una grieta. Herman Buhl, desapareci¨® entre la niebla en el descenso del Chogolisa. Renato Casarotto muri¨® cuando descend¨ªa del K2 al caer en otra grieta, en agosto del pasado a?o. En ese mismo mes, el matrimonio franc¨¦s formado por Liliane y Maurice Barrard desapareci¨® en medio de una gran tormenta, despu¨¦s de conquistar el K2.
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