Como en otros tiempos
Radio Futura pasan ahora por el per¨ªodo m¨¢s delicado y quiz¨¢ duro de su carrera. Se han propuesto vivir de y para la m¨²sica, y eso requiere ser m¨²sicos, una vez probada su inquietud creativa y compositora. Y en este encuentro musical de s¨ª mismos, los hermanos Auser¨®n y compa?¨ªa parecen buscar la elegancia en su interpretaci¨®n en directo, la brillantez sonora, la claridad instrumental. Es su reto con la t¨¦cnica en escena, que en principio puede llegar a despistarles, pero en este camino se convertir¨¢n en una banda s¨®lida, firme, adem¨¢s de carism¨¢tica, y, finalmente, en un grupo brioso y c¨¢lido, que podr¨¢ volver a desenvolverse a gusto en sus recitales, a comunicar espont¨¢neamente a su p¨²blico.El primero de los tres conciertos que han preparado -esta noche ser¨¢ el tercero- para presentar definitivamente sus canciones recientes al espectador madrile?o comenz¨® con el saludo de Santiago, voz solitaria que en ninguna fase se ayuda de coros: "Buenas tardes-noches, como en los viejos tiempos".
Radio Futura
Radio Futura: Santiago Auser¨®n, voz y guitarra ac¨²stica; Luis Auser¨®n, bajo; Carlos Torero, bater¨ªa; Pedro Navarrete, teclados, y Javier Monforte, guitarra solista.Sala Universal. Madrid, 13 de octubre.
El proceso de aplicaci¨®n art¨ªstica de Radio Futura ha de contar con la presencia extraordinaria, indispensable, no por virtuoso, sino por peculiar, del guitarrista Quique Sierra, cuya ausencia, en espera de su recuperaci¨®n, es imposible de cubrir. Javier Monforte, ahora en su lugar, no desmerece su prestigio, como m¨²sico preciso y abierto, y se adapta a los arreglos actuales del repertorio, no siempre acertados. Por ejemplo, han disfrazado el famoso rif de guitarra de Escuela de calor que inicia y mantiene la composici¨®n. No funciona, como tampoco podr¨ªa cuajar Layla, de Eric Clapton, si se disimulase el legendario toque de guitarra.
La voz solitaria de Santiago Auser¨®n, con buena presencia de volumen, suena m¨¢s suelta y caliente cuando el cantante deja de agarrarse a la guitarra ac¨²stica enchufada -empe?o de gran esfuerzo que quiz¨¢ le gratificar¨¢- y se recrea con micr¨®fono en mano, concentrado en la interpretaci¨®n. Lo hizo en la versi¨®n, tambi¨¦n diferente, de En el chino, uno de los mejores momentos de la velada, que acab¨® con un punteo blusero ejemplar de Monforte.
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