El Ni?o de la Taurina, por la puerta grande
JOAQUIN VIDAL El Ni?o de la Taurina, ¨²nico espada ayer en Las Ventas, sali¨® a hombros por la puerta grande con todo merecimiento, lidi¨® las seis reses con valor y entereza ante el infortunio, que lo tuvo, pues sufri¨® tres cogidas impresionantes; a cada novillo dio su lidia, les sac¨® partido a todos, tore¨® como los ¨¢ngeles, atropell¨® la raz¨®n, levant¨® oleadas de entusiasmo. Sali¨® consagrado de Las Ventas, y el caso es que a¨²n pudo ser mejor.
Pudo ser mejor porque el Ni?o de la Taurina se equivoc¨® al no medirse y no es suya la culpa. Qu¨¦ sab¨ªa ¨¦l, reci¨¦n salido del cascar¨®n para esto del toreo; qu¨¦ sab¨ªa ¨¦l de lo que es matar seis toros, de c¨®mo lo hac¨ªan los grandes maestros, a quienes, sin duda, no ha visto jam¨¢s. Pero all¨¢, entre barreras, estaban quienes s¨ª saben y s¨ª los vieron (y lo hicieron: Gregorio S¨¢nchez, su mentor, uno de ellos), y deb¨ªan haberle advertido de que, en un compromiso de este tipo, lo esencial es dosificar el esfuerzo y el riesgo para matar la corrida entera, al sexto toro con la misma facilidad que al primero; como quien dice.
Seis ganader¨ªas / Ni?o de la Taurina
Nov¨ªllos de Juan Pedro Domecq, Concha Navarro, Carlos N¨²?ez, Montalvo, El Torre¨®n y Puerto de San Lorenzo, bien presentados en general. Ni?o de la Taurina, ¨²nico espada: estocada (oreja); estocada baja (petici¨®n y vuelta); estocada perdiendo la muleta (aplausos); estocada saliendo cogido (dos orejas; pas¨® a la enfermer¨ªa unos minutos); tres pinchazos y estocada desprendida (ovaci¨®n y salida al tercio); cuatro pinchazos bajos y estocada ca¨ªda (gran ovaci¨®n). Sali¨® a hombros por la puerta grande. Plaza de Las Ventas, 18 de octubre.
En cambio Ni?o de la Taurina en el primero ya lo hab¨ªa hecho todo. Ya hab¨ªa bregado duro, ya hab¨ªa sufrido un revolc¨®n al perder pie, ya hab¨ªa banderilleado, ya se hab¨ªa jugado la vida, ya hab¨ªa toreado con hondura sorprendente y hab¨ªa ligado las suertes con el arte y el dominio de un maestro consumado.
La diferencia estuvo en que un maestro no habr¨ªa llegado a la temeridad absoluta; un maestro, conseguida la ligaz¨®n antol¨®gica de aquellos muletazos asombrosos, engarzados en un palmo de terreno, que hicieron saltar al p¨²blico de sus asientos -trincherazo-molinete-cambio de manotrincherilla con la izquierda-afarolado-de pecho- ayudado...-, habr¨ªa cuadrado para matar, en lugar de seguir trenzando pases inveros¨ªmiles sin fin, porque a un toro se le puede obligar a que l¨ªe arabescos, pero tiene un l¨ªmite, y el l¨ªmite es -fue ayer, all¨ª-, el volteret¨®n. Y, pese al bestiul porrazo, Ni?o de la Taurina a¨²n segu¨ªa toreando, ce?ido, aut¨¦ntico, lento, inspirado... ?hasta el acab¨®se!.
Novillo a novillo, continu¨® toreando Ni?o de la Taurina con arrojo: la puerta grande era su meta; con pureza: hab¨ªa de demostrar -y demostr¨®- que conoce a fondo el oficio, inclu¨ªdo el vasto repertorio de suertes; con enorme quietud: aguant¨® todas las tarascadas del mundo, al tiempo que hac¨ªa un toreo de estremecedoras cadencias. As¨ª al ¨¢spero segundo y as¨ª al inv¨¢lido tercero, al que debi¨® liquidar de entrada, pues lo protestaba el p¨²blico, como es l¨®gico; y por su tesonera porf¨ªa sufri¨® otra voltereta tremenda.
En el cuarto arm¨® un alboroto en banderillas -cuarteo, por dentro, quiebro, magn¨ªficos los tres pares-, y a¨²n lo arm¨® mayor en la faena, desde la pedresina-pase de las flores-de pecho en el mism¨ªsimo platillo; sacando pases cl¨¢sicos primero, de rodillas despu¨¦s, que parec¨ªan imposibles, dada la nula codicia del novillo. En plena efervescencia el entusiasmo del p¨²blico, que entraba en fase de delirio, se volc¨® en el volapi¨¦ y sali¨® cogido, esta vez con da?o, que hubo de reparar en la enfermer¨ªa durante unos minutos, tras la clamorosa vuelta al ruedo mostrando las dos orejas ganadas a ley.
Al reserv¨®n quinto le sac¨® el partido que ten¨ªa, a base de consentir y mandar. Al violento sexto le ejecut¨® unos redondos de escalofr¨ªo. Y m¨¢s hubo en la tarde: banderille¨® cinco novillos, breg¨® en los seis, dibuj¨® chicuelinas y ver¨®nicas suav¨ªsimas. Mide sus fuerzas y sus riesgos Ni?o de la Taurina ayer, y convierte en acontecimiento hist¨®rico la gran tarde de toros que dio. Menudo es el chico del se?or Collado.
Media Santa Olalla estuvo en Las Ventas, para aplaudir al paisano, y de regreso al pueblo iba en trance. La afici¨®n del foro tambi¨¦n y don Mariano, cuando toreaba lo visto a la luz de un farol y quiso repetir la inacabable tanda de pases ligados, a lo del trincherazo le cruji¨® la canilla y se qued¨® yerto. L'ha dao un paral¨ªs, comentaban los contertulios. Lo llevaban a casa a la sillita la reina y gritaba: "?Dejadme solo!".
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