El D¨ªnamo de Mosc¨² no fue rival para el Barcelona
Los aficionados barcelonistas viven en permanente crisis. Los que no van al campo, los que viven el deterioro azulgrana de forma pasiva, pasan de todo. Y los que se toman la molestia de acudir al Camp Nou se descubren de pronto ri¨¦ndose de un error de V¨ªctor o pitando la tardanza de Zubizarreta en sacar de puerta. Se dan cuenta, de inmediato, que est¨¢n en el estadio azulgrana y que aqu¨¦l, en teor¨ªa, s¨®lo en teor¨ªa, es su equipo de toda la vida y, entonces, aplauden cualquier tonter¨ªa.Ayer, sin ir m¨¢s lejos, se pasaron la noche dudando. No sab¨ªan si quer¨ªan que ganara su conjunto -para esperar con tranquilidad tiempos mejores- o que perdiera para que se rompiera la vitrina de una vez. Entraron en el estadio habiendo visto ganar al Espa?ol en Italia; nada m¨¢s sentarse, presenciaron un gol de churro de Amarilla, y salieron comentando con los amigos que, cuando quiere, Schuster es el mejor. Cuando llegaron a su casa, se enteraron de que el Madrid perd¨ªa, pero se acostaron sabiendo que hab¨ªa ganado. Para ellos volvi¨® a ser una noche muy vulgar, aunque el Barcelona ganara y resolviera, con toda seguridad, su eliminatoria con el Dinamo de Mosc¨².
Con Fradera cedido al Sabadell, Vinyals dudando entre la Nova Creu Alta y el Llu¨ªs Sitjar, del Mallorca; Carrasco lesionado, Moratalla sancionado, Salva, Calder¨¦, Manolo y Clos en el banquillo y Crist¨®bal y Rojo en el Bar?a Atl¨¦tic, Luis Aragon¨¦s present¨®, en la que en teor¨ªa ten¨ªa que ser la temporada de la cantera, un equipo sin canteranos, como en los viejos tiempos. Un equipo que ven¨ªa de ganar en Sabadell y, por tanto, hab¨ªa recobrado parte de su moral y que sal¨ªa con la misi¨®n de ganar, aunque fuera por la m¨ªnima diferencia, y de no recibir ning¨²n gol.
El partido fue gris. El equipo est¨¢ convaleciente y, de momento, no se le pueden pedir grandes cosas. Hubo, eso s¨ª, detalles significativos, tanto en el aspecto positivo como en el negativo. El rival, por supuesto, facilit¨® las cosas. Y mucho. En uno de los platos de la balanza hay que colocar a un Schuster motivado, muy motivado, en plan de l¨ªder, que celebra los goles con el banquillo; una notable recuperaci¨®n del poder f¨ªsico y el intento de penetrar por las bandas con paredes entre laterales y centrocampistas. En el otro platillo, un desmoralizante Lineker -todav¨ªa no se ha estrenado este a?o como azulgrana y a¨²n no ha marcado un gol en Europa con la camiseta del club que le paga-; una defensa inquietante y un nerviosismo fuera de lugar en profesionales muy bien remunerados.
Mal, muy mal debe de estar el Grashoppers de Z¨²rich para que este Dinamo le metiera cuatro goles en su campo. Los sovi¨¦ticos, maniatados por el derroche inicial de los barcelonistas, mareados con el m¨ªa-tuya-m¨ªa de los locales en la zona media y desbordados por las bandas por Urbano, Gerardo y Julio Alberto, cometieron, incluso, la osad¨ªa de no saber que el Bar?a, al menos por este a?o, todav¨ªa tiene a Schuster. Cuando quisieron buscar el gol de su salvaci¨®n, en los inicios de la segunda parte, por poco les meten cuatro. Pero fall¨® Lineker (minutos 53 y 68) y se fueron a casa con 2-0. Es de esperar que el fr¨ªo de Mosc¨² no pueda con este fr¨¢gil Bar?a, que intenta, poco a poco, levantar cabeza.
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